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Bolivia y la contraofensiva neofascista

Un nuevo golpe de Estado en Nuestra América, la vieja herida vuelve a abrirse para sangrar sobre la ilusión de millones de latinoamericanos, Evo Morales ha presentado su renuncia a la presidencia de Bolivia junto al vicepresidente Álvaro García Linera, la violencia neofascista dirigida por el imperialismo estadounidense y celebrada por sus lacayos de la Organización de Estados Americanos (OEA) alcanza en estos momentos una victoria temporal, aunque los acontecimientos aún están en desarrollo. Lo cierto es que la muestra real de los intereses de la ultraderecha queda más que clara, nos les importó que Evo ganara las pasadas elecciones del 20 de octubre con un margen de 10 puntos como decreta el sistema electoral, tampoco les importó que se convocara al diálogo y a la celebración de nueva elecciones, a los fascistas no les importa para nada lo que llaman democracia, querían derrocar a Evo porque era una cuenta pendiente, po que el racismo recalcitrante que les corre por las venas no podía soportar ser nuevamente derrotados por el presidente de origen indígena y, desde luego, porque este golpe de Estado viene a ser un acontecimiento estratégico para la contraofensiva neofascista ante la ola de protestas sociales frente a las impopulares medidas económicas neoliberales que han levantado a los pueblos latinoamericanos en las últimas semanas, los pueblos latinoamericanos estamos llamados a la solidaridad urgente y a la concientización sobre la necesidad de organizar el proyecto emancipador que supere las propias limitaciones que se han manifestado en los gobiernos progresistas, la unidad e integración de América Latina es el imperante para saldar la cuenta con los neofascistas y con el imperialismo.

Al presentar su renuncia Evo Morales dijo: “Decidí renunciar a mi cargo para que Carlos Mesa y Luis Camacho, dejen de maltratar y perjudicar a miles de hermanos (…) Tengo la obligación de buscar la paz y duele mucho que entre bolivianos nos enfrentemos, por esta razón envío mi carta de renuncia a la Asamblea Plurinacional de Bolivia”, si bien aflora el sentido humanitario, también deja entrever un hecho que debe reconocerse para la reorganización de las fuerzas populares: la infiltración de la inteligencia imperialista logró encontrar los senderos por donde infestar la estabilidad del gobierno y provocar la traición de militares y policías, la aferrada manía neofascista de la oposición caló por el debilitamiento de la estructura social, el relajamiento del poder conlleva a la relajación ideológica y moral que en casos de crisis se agudiza, cerrar las filas y reorganizar el proyecto profundizándolo son tareas irrenunciables ante el nuevo panorama, el pueblo boliviano tiene la palabra, salir a resistir y exigir entre otras cosas la celebración de elecciones (cosa que la ultraderecha buscará impedir) como establece la constitución, o resignarse a una larga noche que puede durar varios años como aconteciera en Chile con el asesinato de Salvador Allende y el establecimiento de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Los opresores consuman su afán cuando tienen entre sus filas a sectores oprimidos actuando a su favor, los traidores de hoy que llevan a Bolivia a una situación de extrema delicadeza se suman a la larga lista que la historia latinoamericana tiene, los civiles, militares y políticos que están celebrando, lamentarán como demuestra la historia, sus actos y crímenes de lesa humanidad, el pueblo sabrá volver a tomar las riendas de su porvenir, la resistencia unida pondrá fin a la noche que se quiere imponer.

La presión militar condujo a la toma de decisión, Evo como Allende, pretende evitar la masacre de su pueblo, ¿pero acaso Pinochet respetó el deseo de evitar el genocidio? muy al contrario, los gobiernos fascistas que asumen el poder mediante golpes de Estado, lo primero que hacen es hacer sentir la bota dura de la violencia, estas horas son sumamente cruciales, la comunidad internacional tiene que pronunciarse en contra de este golpe de Estado, tiene que pedir por el respeto a la voluntad del pueblo boliviano, ya se ha demostrado otra vez en Chile, Ecuador y Haití que la ultraderecha en el poder no siente ningún tipo de remordimiento al asesinar, reprimir, encarcelar y violar los derechos humanos de los pueblos en resistencia. La traición militar expresada por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, William Kaiman, mediante un comunicado es muy clara, el documento sostiene que: “sugerimos al presidente que renuncie a su mandato permitiendo la pacificación y mantenimiento de la estabilidad de Bolivia”, quieren culpar al gobierno de Evo Morales como si fuera responsable de la violencia de los últimos días, sabiendo muy bien, que han sido los grupos neofascistas los que accionaron contra su propio pueblo para desestabilizar, igual que en Venezuela, Nicaragua y otras naciones, pero ahora, con la traición de militares y políticos consuman sus oscuros deseos. Una de las primeras acciones de los golpistas es y será la negación del carácter plurinacional de Bolivia, restituyendo las bases racistas que Evo había derogado del gobierno y de la sociedad. En Bolivia no solo peligra el proyecto que la ha llevado a ser el país latinoamericano con mayor desarrollo sustentable de la década, lo que peligra en Bolivia, es la humanidad misma con su diversidad y deseo de sobrevivencia en forma armónica.

Nuevamente es “la hora de los hornos” para Nuestra América como advirtiera José Martí, las enseñanzas de la historia están ahí esperando a ser estudiadas y analizadas. Ernesto Che Guevara lo indicó diciendo que “no se puede confiar en el imperialismo ni tantito así”. La relajación en la hegemonía progresista abre el camino a la reacción neofascista, retomar rumbo con la reorganización de las fuerzas latinoamericanas, la profundización del proyecto emancipador socialista, la concientización de los pueblos y la urgente solidaridad internacionalista han de ser las tareas inmediatas para retomar el impulso, esta contraofensiva neofascista dirigida desde Washington y aplicada por las oligarquías regionales, tendrá sus límites en la capacidad de respuesta de los pueblos latinoamericanos.

¡Repudio total al golpe de estado neofascista en Bolivia!

¡Viva la unidad, integración y emancipación de los pueblos de Nuestra América!

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