(ENGLISH)

Documentos aprobados en el Encuentro para la Constitución del Frente Antiimperialista, celebrado en Madrid el 2 de diciembre de 2017, con las enmiendas sugeridas por los asistentes.

Efectivo a fecha 9 de enero de 2018

LLAMAMIENTO A LA CREACIÓN DEL FRENTE ANTIIMPERIALISTA

PRESENTACIÓN

Estamos en guerra. Con este lema comenzamos hace más de dos años a trabajar por todo el territorio tratando de visibilizar una guerra que los medios de comunicación sitúan fuera de nuestra geografía, ocultando nuestra implicación y sus consecuencias.

En este recorrido hemos constatado que:

  1. Los militantes nos refugiamos en nuestras áreas de actividad concretas, sin reparar en la magnitud y dimensiones de la guerra. Abordamos solo pequeñas parcelas.
  2. Sin darnos cuenta contribuimos a la lógica de la fragmentación, multiplicando las acciones que visibilizan sólo partes de la guerra.
  3. Consideramos que la unidad de acción es que los demás se sumen a nuestra causa.
  4. Estamos desbordados por la acción y los retos que se nos presentan cada día.

Frente a esta situación:

  • Necesitamos plantearnos OBJETIVOS COMUNES
  • ESTABLECER PRIORIDADES
  • COORDINAR NUESTRAS LUCHAS PARCIALES para que formen parte de una lucha común.

Para ello es necesario:

  1. Fijar y compartir criterios sobre el significado y el alcance de la guerra imperialista
  2. Tener un lenguaje común
  3. Construir un espacio común de coordinación – acción y pensamiento: FAI (Frente Antiimperialista para la Acción y el Pensamiento)

Nos gustaría ofreceros la reflexión que viene a continuación con el propósito de establecer, colectivamente, un conjunto de posiciones comunes desde la que iniciar la construcción de un Frente Antiimperialista.


1. Capitalismo-imperialismo-crisis-guerra

El imperialismo es la forma que adopta el capitalismo en un momento de su desarrollo histórico. Es la lógica de la acumulación capitalista la que determina la expansión imperial, con independencia de la voluntad de los actores históricos concretos.

La crisis surge cuando no es posible mantener la acumulación con los mecanismos establecidos. La crisis revela los problemas del capitalismo, pero también es el pretexto de los poderosos para imponer soluciones a su medida.

Al interior del imperio, la crisis se manifiesta con un aumento de la desigualdad, resultado de los mecanismos de dominación y sometimiento en las relaciones laborales, en el recorte de los servicios públicos, en los ataques a los derechos y libertades, en el aumento de la represión y la militarización y, finalmente, en el auge de los movimientos fascistas.

Al exterior, la guerra es el acompañante histórico de la crisis, al imponer por la fuerza la ocupación de territorios estratégicos o ricos en materias primas, la apertura de rutas comerciales, la conquista de mercados y el freno a la expansión de los competidores. La guerra imperialista es la respuesta básica a las crisis capitalistas.

2. La Guerra-Mundo

Estamos en guerra, aunque los frentes de batalla estén fuera de nuestras fronteras; el Estado Español es corresponsable de esta guerra y no somos espectadores, somos actores principales de la guerra.

Es la Guerra-Mundo, que adopta formas más o menos encubiertas o tecnificadas: guerra psicológica, económica, mediática, golpes parlamentarios, golpes de estado, guerra de drones, guerras con mercenarios o ejércitos interpuestos y, finalmente, agresiones militares abiertas.

Una guerra desatada por la coalición imperialista occidental liderada por los EE.UU. que tratan de imponerse a países, regiones o pueblos por cualquier medio económico, político o militar, a través de su principal instrumento, la OTAN, que se extiende ya hasta Colombia.

3. Víctimas y resistencias

Las víctimas de las guerras, los migrantes forzosos que se agolpan ante nuestras fronteras, se nos presentan como “problema”; pero se oculta que son la consecuencia tangible aquí de lo que supone el modo de ser y actuar del imperialismo. Nos muestran sus circunstancias vitales desconectadas de las causas últimas que las provocan y se nos pide que, actuando desde el corazón, renunciemos al análisis y la razón.

Todos los procesos de dominación pueden generar resistencias, tanto en los espacios sometidos como al interior del imperio. La resistencia es la única forma de enfrentarse a la guerra imperialista y resistir implica un compromiso político: construir otra sociedad resistiendo.

La clase trabajadora ha desarrollado, al interior del estado español, multitud de formas y expresiones de resistencia frente a las agresiones del capital. Sin embargo, ningún movimiento que se declare transformador lo es realmente si no incluye en su lucha el antimperialismo y el internacionalismo, recuperando la noción del socialismo como el horizonte a conquistar.

El internacionalismo es una exigencia irrenunciable para cualquier lucha antiimperialista, un compromiso para romper con el sistema de dominación y desposesión estructural. El internacionalismo es lo contrario del imperialismo: es el reconocimiento de otras naciones como iguales, respetando sus diferencias; se basa en la cooperación y en el beneficio mutuo e implica la solidaridad de clase.

La explotación y el dominio es un aspecto necesario del sistema imperialista, que siempre actúa para impedir que esa situación cambie. Por tanto, es imprescindible que el antiimperialismo forme parte inalienable de todas las políticas del campo popular y de todos los procesos sociales de cambio.

Argumentar que ante la expansión imperialista no se está ni con unos ni con otros, es situarse abiertamente del lado del imperio. La estrategia imperialista promueve la equidistancia.

4. La complicidad del Estado y la pasividad de sus gentes

El estado español forma parte de la coalición imperialista y lo hace como actor destacado. En nuestro territorio se encuentran bases militares y centros de mando esenciales de la estructura militar imperialista; pertenecemos a la OTAN y hemos intervenido en 50 misiones en 30 países, con 138.000 efectivos y 160 muertos.

Sin embargo, para la inmensa mayoría de nuestra población no sólo no estamos en guerra, sino que estamos contribuyendo efectivamente a la paz y aceptamos un mayor grado de militarización de forma creciente.

Esto es posible porque la realidad se nos presenta fragmentada, haciéndola difícilmente comprensible. Se fragmenta la organización social, la solidaridad y las resistencias para facilitar su control e impedir la construcción de una respuesta conjunta.

5. Hacia un Frente Antiimperialista

Cada movimiento tiene características, dificultades, acumulaciones históricas y condicionamientos específicos, al mismo tiempo que existen rasgos y necesidades comunes que pueden ser fuente de aumento de la fuerza y el potencial de cada uno, si somos capaces de desarrollar la cooperación y el internacionalismo.

Sólo la concentración de fuerzas puede sentar las bases desde las que tener una incidencia real. No se trata únicamente de establecer objetivos comunes, sino de dar coherencia a todas las luchas parciales desde una conciencia internacionalista, antifascista y antiimperialista.

Por todo ello consideramos la necesidad de dotarnos de una estructura unitaria que tenga carácter permanente, voluntad de intervención social y política y compromiso militante para alentar la resistencia desde una conciencia antiimperialista compartida.

El Frente Antiimperialista cubriría, por lo tanto, dos aspectos igualmente necesarios: por una parte, contribuir al debate teórico, especialmente entre la militancia de izquierdas, para la clarificación de los conceptos y la interpretación de los acontecimientos en clave antiimperialista; por otra parte, articular una imprescindible capacidad de incidencia política de resistencia con acciones de agitación, propaganda y movilización y de relaciones con movimientos sociales y organizaciones antiimperialistas de carácter internacionalista.

(NOTA: Los argumentos aquí expuestos han sido ampliamente desarrollados en el documento anexo de FUNDAMENTOS POLÍTICOS y se presentan aquí de manera sumaria como llamada a la acción)

 


(ENGLISH)

Documents approved at the Meeting for the Founding of the Anti-imperialist Front on 2 December 2017 in Madrid, with the amendments suggested by the attenders.

Effective as of 9 January 2018

A call for the creation of an Anti-imperialist Front

PRESENTATION

We are at war. It was with that slogan that over two years ago we began to work all over the country trying to draw attention to a war that the mass media situate beyond our frontiers, concealing our involvement and its consequences.

Over this time we have found that:

  1. As militants we stick to our own particular areas of activity, without considering the magnitude and scale of the war. We address only isolated sectors.

  2. Without realising it we contribute to the logic of fragmentation, pursuing multiple actions that draw attention only to parts of the war.

  3. We think that unity of action means others should join our cause.

  4. We are unable to cope with all the action and challenges that we face day-to-day.

In view of this situation, we need to:

SET COMMON GOALS

ESTABLISH PRIORITIES

COORDINATE OUR PARTIAL STRUGGLES so that they connect with a common struggle.

To achieve this we need to:

  1. Agree on common criteria as to the meaning and scope of the imperialist war

  2. Share a common language

  3. Build a common platform for coordination – action and thought: FAI (Frente Antiimperialista para la Acción y el Pensamiento – Anti-imperialist Front for Action and Thought)

We would like to offer you the following considerations with a view to setting out together a number of common positions from which to start building an Anti-imperialist Front.

1. Capitalism-imperialism-crisis-war

Imperialism is the form that capitalism adopts at a given point in its historical development. It is the logic of capitalist accumulation that drives imperial expansion, regardless of the will of the particular historical agents.

The crisis comes when the existing mechanisms are no longer sufficient to maintain accumulation. The crisis reveals the problem of capitalism, but it is also the pretext used by the powerful to impose measures that suit their interests.

Within the empire the crisis manifests itself in increased equality as a result of the mechanisms of domination and subjection in labour relations, cuts in public services, attacks on rights and freedoms, increased repression and militarization, and lastly the upsurge of fascist movements.

Outside, war is the historical companion of crisis, as a means of forcefully occupying territories of strategic value or rich in raw materials, opening up trade routes, conquering markets and blocking the expansion of rivals. Imperialist war is the basic response to crises of capitalism.

2. World-Wide War

We are at war, even if the battle-fronts are beyond our frontiers. The Spanish state is one of the parties responsible for this war. We are not spectators—we are leading actors in the war.

This is the World-Wide War, which adopts more or less covert or high-tech forms: psychological, economic or media warfare, parliamentary coups, coups d’état, drone warfare, use of mercenaries or proxy armies, and lastly, open military aggression.

It is a war unleashed by the Western imperialist coalition led by the USA, which seeks to dominate countries, regions or peoples by any means, economic, political or military, through its chief instrument, NATO, which now reaches as far as Colombia.

3. Victims and resistance

We are told to see the victims of wars, the forced migrants who pile up on our frontiers, as a ‘problem’, but we are not told how they are the tangible outcome here of the way that imperialism views the world and acts. We are shown their living circumstances in isolation from the ultimate causes of these, and we are encouraged, appealing to our sentiments, to renounce any analysis or rationale.

All processes of domination can generate resistance, both in subject areas and inside the empire. Resistance is the only way to confront imperialism, and to resist entails a political commitment: to build a different society by resisting.

Within the Spanish state the working class has developed numerous forms and expressions of resistance against the aggressions of capital. And yet, no movement that claims to be a vehicle of change can really be such unless its goals include the struggle against imperialism and for internationalism, thus recovering the notion of socialism as the ultimate frontier to cross

Internationalism is absolutely essential for any anti-imperialist struggle, a commitment to break with the system of structural domination and dispossession. Internationalism is the opposite of imperialism: it is the recognition of other nations as equals, respecting their differences; it is founded on cooperation and mutual benefit and implies class solidarity.

Exploitation and domination are necessary features of the imperialist system, which always acts to prevent any change in that situation. It is therefore essential that anti-imperialism be an integral part of any policies in favour of the people and any processes of social change.

To argue that in the face of imperialist expansion one is neither for not against is to side clearly with empire. Imperialist strategy promotes equidistance.

4. State complicity and public passivity

The Spanish state is part of the imperialist coalition, and a leading participant at that. Our territory hosts military bases and command centres essential to the imperialist military structure; we are a member of NATO and we have taken part in 50 missions in 30 countries, with 138,000 troops and 160 dead.

And yet, for the vast majority of the population not only are we not at war but we are making an effective contribution to peace and we increasingly accept growing militarization.

This is possible because we are presented with reality in piecemeal fashion, so that it is hard to grasp. Social organization, solidarity and resistance are fragmented so as to facilitate control and prevent the emergence of a unified response.

5. Towards an Anti-Imperialist Front

Any movement has its own specific characteristics, difficulties, historical baggage and circumstances. At the same time there are common features and needs that can help enhance the strength and potential of each one if we can manage to cooperate and develop internationalism.

Only the concentration of forces can provide the foundations for a movement with real impact. It is not just a matter of setting common goals, but of lending coherence to all the partial struggles, through a common internationalist, anti-fascist and anti-imperialist perspective.

For all these reasons we believe it is necessary to build a single, permanent structure imbued with a will to make a social and political impact and an active commitment to promoting resistance through a shared anti-imperialist consciousness.

The Anti-Imperialist Front would thus address two equally necessary aspects: firstly, it would contribute to theoretical debate, especially among militants of the left, to clarify concepts and interpretations of events within an anti-imperialist framework; and secondly it would articulate an essential capacity to pressure for political resistance with actions of agitation, propaganda and mobilization, and to promote internationalist relations with social movements and anti-imperialist organizations.

(NB: The arguments presented here are elaborated more fully in the attached document; here they have been briefly outlined as a call to action)