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El capitalismo. El virus de la desigualdad

El capitalismo. El virus de la desigualdad

He aquí el editorial del primer número de 2021 de la revista Humanidad en Red, publicación de la Red en Defensa de la Humanidad y de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico de América Latina. En el enlace anterior se puede acceder al contenido completo de la revista.


Pasqualina Curcio Curcio y Antonio Elías Dutra

Editorial1

A inicios del año 2020 la humanidad ente­ra fue sorprendida por el covid-19. Un virus altamente contagioso y letal que, de mane­ra exponencial, comenzó a propagarse hasta llegar a cada rincón del Planeta. En marzo de ese año, la Organización Mundial de la Salud, caracterizó a esta enfermedad como una pan­demia. Para ese momento se registraban más de 118.000 casos en 114 países y 4.291 perso­nas ya habían perdido la vida a causa de este virus2. Hoy, un año después, 129 millones de personas han enfermado y 2,8 millones han fallecido.

Ante la presencia de este enemigo invisible que azota al mundo entero, los protocolos sanitarios se han ba­sado en el confinamiento para evitar la propagación y disminuir el contagio, lo que ha implicado la obli­gatoria disminución de las actividades económicas, sociales y políticas. El uso de tapa boca, el distan­ciamiento físico entre personas y la vacunación han sido las medidas sanitarias recomendadas por la Or­ganización Mundial de la Salud3.

El coronavirus llegó en medio de una crisis sistémi­ca y en un momento en el que la pobreza y las gran­des desigualdades caracterizaban al Mundo. De acuerdo con OXFAM4, en 2019, de los 7.500 millo­nes de personas que habitamos el globo terráqueo, más de la mitad se encontraban en pobreza. Una pobreza que ha estado in crescendo desde por lo me­nos la década de los años 70 cuando el imperialis­mo comenzó a instaurar su faceta más salvaje, el neoliberalismo.

La causa determinante de la pobreza es la desigualdad propia de un sistema capitalista basado en la explota­ción. A inicios de 2020 más de 820 millones de perso­nas padecían de hambre en el mundo5; de los niños me­nores de 5 años que murieron en 2019, la mitad fue por insuficiencia alimentaria6; mientras tanto, 2.000 mul­timillonarios concentraban más riqueza de la que po­drían gastar, aunque vivieran mil vidas7 y el 1 % más rico de la población se apropiaba del 84% de la producción mundial8 que, de paso es generada por la clase obrera.

La pandemia no solo ha visibilizado estas desigual­dades, sino que las ha acrecentado. Se estima que 12.000 niños, niñas, mujeres, ancianos y hombres murieron diariamente de hambre en 20209, incluso más de los que hasta ahora han fallecido diariamente por covid-19, alrededor de 7.730 personas10. Mientras tanto, los millonarios del mundo se hicieron más ri­cos: en menos de 9 meses, entre marzo y diciembre de 2020, su fortuna, que en 2019 sumaba 8 billones de dólares, aumentó 4 billones de dólares (un 4 con 12 ceros a la derecha) ahora es de 12 billones. La ri­queza de las 10 personas más ricas del mundo creció US$ 540.000 millones” en 202011 gracias al apoyo de los gobiernos que inyectaron dinero a la econo­mía, pero dirigiéndolo al sistema bursátil12 en lugar de proteger a la clase trabajadora. En pandemia, solo en un año, se han sumado 500 millones más de pobres a los 3.500 que se contabilizaban en 201913.

No solo las grandes desigualdades han sido visibili­zadas en pandemia, también ha quedado en eviden­cia el fracaso del capitalismo reflejado en sistemas de salud que por sus características basadas en una concepción mercantilista y luego de años de priva­tización de los servicios, no han logrado contener la propagación del virus y especialmente las muertes. El acceso oportuno a las pruebas de diagnóstico, a los tratamientos y a la atención hospitalaria son funda­mentales para mantener las tasas de incidencia y de mortalidad a causa de este virus.

El G-7, con excepción de Japón, registra las tasas de incidencia por encima del promedio mundial. Nos re­ferimos a Alemania, Italia, Reino Unido, Canadá, Fran­cia y EEUU 14. Se trata de los países con mayor nivel de producción e ingresos, sin embargo, cuentan con sis­temas de financiamiento y prestación de servicios de salud privatizados, lo cual es coherente con sus modos de producción y distribución basados en la explota­ción y en una concepción del Estado mínimo. Quien no cuenta con un seguro médico en EEUU, no tiene posi­bilidad de ser diagnosticado y mucho menos atendi­do ante una emergencia de salud, incluyendo por co­vid-19. No es casual que, siendo este país, la potencia mundial encabeza la lista con el mayor número de per­sonas contagiadas y fallecidas durante la pandemia.

Al transcurrir de este año, la más inhumana manifes­tación del capitalismo se ha hecho evidente: el nego­cio de la vacuna. Una carrera por desarrollarla se inició desde el mismo momento en que se identificaron los primeros casos de covid-19. Hoy, el imperialismo con los rostros de los gobiernos de EEUU, Reino Unido y la Comunidad Europea se oponen a la solicitud hecha en octubre de 2020 por Sudáfrica y La India ante la Organización Mundial del Comercio mediante la cual piden la exención de las patentes para aumentar la producción masiva de las vacunas para de esa manera inmunizar en el menor tiempo posible a toda la pobla­ción mundial. A esta solicitud se han sumado más de 100 países15. Para los gobiernos de estos países, voce­ros de los grandes capitales, el derecho a la propiedad, en este caso intelectual, de una decena de laboratorios farmacéuticos está por encima del derecho a la salud y a la vida de miles de millones de personas.

Interesante ha resultado observar en estos tiempos de pandemia la aceleración de la decadencia del imperio más genocida que ha conocido la humanidad, el nortea­mericano. Siendo el país supuestamente más desarro­llado y con el poder hegemónico a nivel mundial, no solo ha sido incapaz de contener el covid-19, no solo se ha evidenciado la grave crisis económica y política dentro de su territorio, sino que cada vez pierde más espacio en el tablero geopolítico mundial ante el avance de países como, por ejemplo, China, Rusia e Irán. El Coronavirus ha llegado en el marco de una guerra comercial a acele­rar el reordenamiento económico mundial.

Desesperado ante su inminente decadencia, el im­perialismo ha arremetido, sin piedad ninguna y en plena pandemia, contra los países que de manera soberana no se alinean a sus inte­reses. Ha intensificado sus prácticas de guerra no convencional que incluyen las medidas coercitivas unilaterales e ilegales, entre ellas, los bloqueos eco­nómicos y financieros que a todas lu­ces son crímenes de lesa huma­nidad por tratarse de acciones sistemáticas y generalizadas que causan sufrimiento a poblaciones civiles y militares enteras. Los pueblos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Rusia e Irán, entre otros, han sido víctimas de los blo­queos genocidas y de las medidas coercitivas unila­terales que dificultan e impiden la adquisición de ali­mentos y medicamentos. La humanidad entera está siendo testigo de excepción de tan bochornoso com­portamiento que ha caracterizado al imperialismo.

Afortunadamente, esa misma humanidad, también está siendo testigo de la grandeza por parte de gobier­nos y pueblos que, en estos momentos trágicos que embargan al mundo, han llevado esperanza, salud, vida, solidaridad y una mano amiga a quienes más lo necesi­tan. Tal es el caso de Cuba. Desde esa pequeña isla en el Caribe, bloqueada desde hace más de medio siglo por el imperio más genocida que se ha conocido en la his­toria, han salido cientos de médicos para ayudar a los países más afectados en la lucha contra el covid-19, la­bor que ha sido reconocida por pueblos y gobiernos del mundo mediante la postulación al Premio Nobel de la Paz de la Brigada médica cubana Henry Reeve.

En el marco de una ofensiva del capital contra el traba­jo, de larga data, la pandemia de covid-19 empeoró las condiciones de vida en todo el mundo. Es la peor re­cesión desde la segunda guerra mundial ya que según el Banco Mundial la economía se reducirá un 5,2%. Es la primera vez desde 1870 en que tantos países tendrán una disminución del producto per cápi­ta de alrededor de 3,6%. Millones de personas caerán en la pobreza extrema, los impactos serán particular­mente profundos en los países que dependen del co­mercio internacional, el turismo, las exportaciones de productos básicos y el financiamiento externo. Esta recesión es un ajuste de la explotación que sumada a la innovación tecnológica reconfigura las condiciones económicas y políticas de dominación.

Más allá de los anuncios de crecimiento a corto plazo que realizan los organismos multilaterales, las perspec­tivas son sumamente inciertas: la pandemia puede em­peorar y prolongarse; habrá un repliegue del comercio internacional y las relaciones de suministro; sobreven­drá una crisis financiera, así como una disminución y mayores costos del crédito a los países emergentes.

Según el último informe del Observatorio de la OIT sobre el mundo del trabajo “En 2020 se perdió el 8,8 por ciento de las horas de trabajo a nivel mundial con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivalente a 255 millones de empleos a tiempo completo. La pér­dida de horas de trabajo fue particularmente ele­vada en América Latina y el Caribe, Eu­ropa meridional y Asia meridional. La pérdida de horas de trabajo en 2020 fue aproximadamente cuatro veces mayor que la re­gistrada durante la crisis financiera mundial de 2009. (…) Se estima que los ingresos provenientes del tra­bajo a escala mundial en 2020 (sin tener en cuenta la adopción de medidas de apoyo para garantizar los ingresos) disminuyeron un 8,3 por ciento, a saber, 3,7 billones de dólares de EE.UU, o el 4,4 por ciento del producto interior bruto (PIB) mundial.”16

La OIT propone que los gobiernos activen políticas fiscales y monetarias que estimulen el empleo, así como sistemas de préstamos para las empresas pe­queñas y medianas, que son las que más trabajo ge­neran en el mundo. Un problema fundamental es que muchos de los trabajos que existían antes de la pan­demia ya eran precarios, mal remunerados, con con­tratos temporales y sin cobertura social.

Uno de los cambios principales que apareja esta ofen­siva del capital, profundizada por la pandemia, es la búsqueda de nuevas formas de acumulación que im­plican aumento de la explotación de los trabajadores. La evolución del mundo del trabajo después del Coro­navirus dependerá principalmente de dos factores: a) la forma en que evolucione la pandemia y se resuelva la crisis sanitaria, b) la capacidad de la clase trabaja­dora para imponer medidas que generen fuentes de trabajo, aumenten los ingresos de los trabajadores y los pasivos y atienda el Estado las necesidades de los sectores más vulnerables de la sociedad.

En América Latina la situación ha empeorado drásti­camente por la fuerte caída de los precios de las ma­terias primas, el aumento de los costos del endeu­damiento, el freno de las inversiones extranjeras, el derrumbe del turismo, la caída de la demanda de China, Estados Unidos y Europa.

El agravamiento de los brotes es devastador para los países con capacidad de atención médica limitada y falta de acceso al agua potable. La informalidad gene­ralizada restringe el alcance de los esfuerzos de asis­tencia social por lo que el impacto negativo es mayor en la población más vulnerable, produciéndose un aumento de la pobreza y la desigualdad.

La ofensiva del capital contra el trabajo continúa, y en muchos países se profundiza, en el marco de la pande­mia. Los efectos negativos sobre los trabajadores de las crisis económica, sanitaria y social generan condiciones objetivas para la lucha de clases. Las cuales están con­dicionadas porque la pandemia atemoriza a la pobla­ción, el confinamiento disciplina por miedo a perder la vida y la recesión disciplina por temor a perder el em­pleo.

Hoy, la humanidad enfrenta una de las peores crisis sa­nitarias, social y económica, pero a la vez, se encuen­tra ante una gran oportunidad de cambios. Tomando en consideración todo lo señalado anteriormente, solo cabe actuar en todos los frentes creando conciencia y organización para enfrentar la ofensiva del capital, de­fendiendo los intereses de la clase trabajadora y aten­diendo a las necesidades de los sectores más vulnera­bles de la población, buscando construir una sociedad sin explotados ni explotadores, un mundo de justicia, de paz y verdaderamente humano. ■

Pasqualina Curcio Curcio y Antonio Elías Dutra


  1. Tomado del libro: capitalismo virus de la humanidad (1) de la RED en Defensa de la Humanidad y de Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico de América Latina (SEPLA)  

  2. Organización Panamericana de la Salud. 2020. La OMS caracteriza a covid-19 como una pandemia. https://www.paho.org/es/noticias/11-3-2020-oms-caracteriza-covid-19-como-pandemia consultado el 31 de marzo de 2021 

  3. Worldometer 2021. https://www.worldometers.info/coronavirus/ consultado el 31 de marzo de 2021 

  4. OXFAM 2020. Oxfam alerta de que el coronavirus podría sumir en la pobreza a 500 millones de personas. https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/oxfam-alerta-de-que-el-coronavirus-podria-sumir-en-la-pobreza-500-millones-de-personas consultado el 06 de diciembre de 2020 

  5. FAO (2020) El Estado de la Seguridad Alimentaria y nutrición en el mundo. http://www.fao.org/3/ca9692es/ca9692es.pdf 

  6. ACNUR (marzo 2020). ¿Qué hay detrás de las muertes por hambre en el mundo? https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/muertes-por-hambre-en-el-mundo#:~:text=El%20%C3%BAltimo%20informe%20de%20la,1%20de%20cada%209%20personas 

  7. OXFAM (25 de enero de 2021). El virus de la desigualdad. https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-mega-ricos-han-recuperado-las-perdidas-ocasionadas-por-la-pandemia-en-un-tiempo 

  8. OXFAM (25 de enero de 2021). El virus de la desigualdad. https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-mega-ricos-han-recuperado-las-perdidas-ocasionadas-por-la-pandemia-en-un-tiempo 

  9. OXFAM (9 de julio de 2020b). El virus del hambre: cómo el coronavirus está agravando el hambre en un mundo hambriento. https://oxfam.app.box.com/s/8v60df04lk267y0hxka44w7txjeawmsd/file/688440617448 

  10. Worldometer 2021. https://www.worldometers.info/coronavirus/ consultado el 31 de marzo de 2021 

  11. OXFAM (25 de enero de 2021). El virus de la desigualdad. https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-mega-ricos-han-recuperado-las-perdidas-ocasionadas-por-la-pandemia-en-un-tiempo 

  12. Ibidem 

  13. Ibidem 

  14. Worldometer 2021. https://www.worldometers.info/coronavirus/ consultado el 31 de marzo de 2021 

  15. OMC (octubre 2020). Waiver from certain provisions of the trips agreement for the prevention, containment and treatment of Covid-19 

  16. OIT, 25 de enero de 2021, Observatorio de la OIT: La covid-19 y el mundo del trabajo. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/documents/briefingnote/wcms_767045 

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