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La Amazonía devorada por el saqueo capitalista

La Amazonía está siendo aniquilada por saqueo capitalista: deforestada por multinacionales mineras y latifundio, codiciadas sus tierras para el agro industrial, la ganadería masiva, codiciados sus recursos para el aberrante modo de producción capitalista. Lleva tres semanas ardiendo. Miles de animalitos calcinados, decenas de especies ya en extinción desapareciendo, la mayor selva del planeta diezmada, pueblos indígenas desplazados y exterminados al extinguirse su hábitat… Y todo para que un puñado de multimillonarios capitalice sobre el saqueo del planeta. CAPITALISMO ES BARBARIE.

No, no es «el fuego», así en abstracto, de «surgimiento espontáneo» el que arrasa con la Amazonía, porque ese fuego es provocado, tiene detrás intereses muy concretos: las multinacionales mineras, las del agro industrial. Son grandes consorcios capitalistas los que se lucran sobre el saqueo del planeta.

No, no es solamente Bolsonaro el problema: Bolsonaro es un matarife más del capitalismo transnacional. Las multinacionales, los latifundistas, toda la clase explotadora y su sistema criminal, el capitalismo, son los que saquean el planeta, los que explotan a las y los trabajadores, los que provocan ecocidios, genocidios, los que ordenan los asesinatos de campesinos, indígenas y ambientalistas para callar su lucha, los que bombardean las mentes de la clase explotada a través de sus medios de alienación masiva, los que desgarran nuestras vidas con su modelo de explotación, sumisión y destrucción de todo tejido comunitario. Para dividirnos, nos bombardean con paradigmas alienantes como el individualismo, el racismo, el machismo, la xenofobia. Nos incitan incesantemente al consumo, inútil «compensatorio» de las soledades impuestas. Para someternos y explotarnos mejor, nos bombardean con manipulación y discursos enajenantes, cuando no usan directamente bombas, como en las guerras imperialistas que implementan contra pueblos enteros, con la finalidad de arrodillarlos para un mayor saqueo de sus recursos.

Bolsonaro es nefasto, sí, pero no está solo; él no es más que la ficha de turno del Capital: la burguesía siempre echa mano de su herramienta fascista para reprimir el descontento social y para incrementar los niveles de explotación contra las y los trabajadores, para incrementar los niveles de saqueo del planeta. El problema de fondo es el sistema socioeconómico.

Es un imperativo vital luchar contra este sistema de explotación, saqueo y barbarie. No es solamente cuestión de «dejar de comer carne», es cuestión de comprender las raíces estructurales, sistémicas, de tanta barbarie, y de dar la lucha en todos los espacios de nuestras vidas, una lucha por elevar los niveles de consciencia relativa a cómo funciona este sistema de clases, una lucha por organizar respuestas colectivas, no solamente individuales, para lograr mayor efectividad… La humanidad y el planeta lo necesitan.

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