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Tiempos electorales

Nos adentramos en tiempos electorales. Una vez más la revolución va a ser puesta a prueba. Todo lo que pensamos, todo lo que soñamos, deseamos y hacemos va a ser puesto a prueba. Así como nuestra conciencia, voluntad, resistencia y capacidad de avance.

Con la moral de combate bien en alto, no tengo duda de que nosotros venceremos. Porque además tenemos una fortaleza organizativa que ha sido reiteradamente demostrada a la hora de defender nuestro proyecto.

Pero, atención, no hay que confiarse lo más mínimo. Quiero advertirlo de manera muy seria y concienzuda. Y es que nuestras elecciones no son un “juego electoral” más, como sucede en otras partes. En nuestro caso no son el simple trámite rutinario de las alternancias entre versiones de lo mismo. Son más que eso. Son el escenario crucial donde la vida misma de nuestra revolución se pone en riesgo.

Me explico: En las autodenominadas “democracias plenas”, que son aquellas democracias burguesas propias de esta parte del mundo y que suelen imponernos como referencia y modelo, el hecho real, casi una verdad axiomática, es que nunca, en ningún momento, las elecciones ponen en riesgo al sistema mismo. Ah, eso no ocurre. Porque el sistema está blindado. Y cuando hablo de sistema me refiero al capitalismo, a su modo de ver el mundo, a su sociedad de clases, a sus estructuras de poder legal, ideológico, mediático, institucional, militar y financiero. En tales democracias, ese sistema va a seguir siempre ahí gane quien gane, sea más de izquierda, más de derecha, más verde, más amarillo, lo que sea, porque en sus elecciones nunca el sistema se va a poner en riesgo. Todo está diseñado para que eso no suceda. En el fondo el calificativo de “democracias plenas”, lo que viene a significar realmente es que son democracias plenamente controladas por el poder, plenamente blindadas a los cambios estructurales. Y que en sus elecciones, exquisitamente formales, lo esencial no está en juego.

Ah, pero en Venezuela, ¿Qué será lo que ocurre, que nos la jugamos todas las veces? Pues yo les voy a decir lo que pasa.

Lo que pasa es que en la opción opositora no están solo los nombres de unos candidatos con ideas alternativas para contribuir de buena fe a nuestro desarrollo y prosperidad. No. No es así.

Lo que esos nombres cargan realmente, en ellos y detrás de ellos, es la más seria amenaza contrarevolucionaria impulsada por el imperio para destruirnos como país, como sociedad y como proyecto. La que nos quiere castrar el alma misma. La que busca desparecernos de la historia.

Me perdonan por lo crudo de mi visión. Pero es así como lo veo. Y por eso advierto que hay que ir con toda la energía del mundo a la batalla, que no es por posiciones políticas sino por la existencia misma. Una vez más. Necesario es vencer.

(Publicado en Correo del Orinoco, el 30 de septiembre de 2021)

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