39º ANIVERSARIO DEL REFERÉNDUM DE LA OTAN. BOLETÍN nº 3, ABRIL de 2025
Con motivo de la campaña «Que nos arrastren a la guerra», el Comité de Coordinación de la campaña ha emitido el siguiente boletín nº 3, de una serie de tres; los anteriores se publicaron: nº 1 y nº 2
39º ANIVERSARIO DEL REFERÉNDUM DE LA OTAN
BOLETÍN nº 3, ABRIL de 2025
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500 AÑOS DE IMPERIALISMO DEL REINO DE ESPAÑA
Como una buena parte de los estados europeos, el Reino de España ha sido imperialista y lo ha sido ininterrumpidamente desde su fundación hasta el día de hoy, más de 500 años de historia imperialista.
Tras 700 años de guerra contra los musulmanes en la península, El Reino de España reunía todas las condiciones para lanzarse a una aventura expansionista. África era un territorio desconocido, lleno de peligros, sin riquezas conocidas y con terribles enfermedades. En Oriente, musulmanes y otomanos representaban una fuerza formidable difícil de vencer. Si se quería alcanzar oriente, del que se conocían todo tipo de productos de alto valor, sería intentando un viaje transoceánico. Cristóbal Colón convenció a Isabel de Castilla para emprender una expedición marítima hasta Asia.
El descomunal error de cálculo de Cristóbal Colón se cubrió de fortuna al llegar al continente americano y además constatar en la práctica la fiabilidad de las naves transoceánicas. A partir de ese momento el dominio de los océanos permitía alcanzar cualquier punto del planeta.
Dos siglos más tarde el imperio del Reino de España alcanzó los 20 millones de kilómetros cuadrados, únicamente superados por el Imperio Británico que alcanzó los 30 millones y el doble del francés, con 10 millones.
Debemos tener una idea de lo que supuso tan descomunal aventura. El Reino de España conquistó el Sureste y Suroeste de América del Norte, Centroamérica, El Caribe y Sudamérica, asentamientos en Alaska y la Columbia Británica, archipiélagos en el Pacífico, Indias Orientales españolas, Nápoles, el Milanesado, Sicilia, Cerdeña, el Franco Condado, el Rosellón, Canarias, el Golfo de Guinea, el Sáhara Occidental y Marruecos.
Todos esos territorios se conquistaron por la fuerza de las armas; la sobreexplotación y las enfermedades acabaron con la mayor parte de la población autóctona, sobre todo en el continente americano. Y eso, a pesar de declararse la “conquista” como acción evangelizadora y civilizatoria, o precisamente por ello.
Fue un imperio racista y esclavista, fue el último de los países europeos en abolir la esclavitud en 1870, cuando en Cuba había 300.000 esclavos; en 1878 aún quedaban en la isla más de 227.000. Hay que señalar que el negocio más lucrativo no fue su explotación, sino su comercio. El Reino de España firmo el “asiento de negros”, contrato en régimen de monopolio con los comerciantes esclavistas. El origen de algunos de los grandes capitales actuales del Reino de España se encuentra en ese comercio.
A pesar del saqueo y la esclavitud, el imperialismo del Reino de España no fue muy rentable a largo plazo para el estado, aunque si lo fuera para sus capitales. El reino de España quebró en el reinado de Felipe II, iniciando su decadencia irreversible en 1690.
No solo los gastos de la guerra eran superiores a los intereses de la deuda que se pagaba a Holanda y al Imperio Británico; también la inflación, la reducción de la industria, la depreciación de las materias primas y los costes de mano de obra, debilitaban irremediablemente el imperio, asunto que llegó a ser ampliamente debatido en la Universidad de Salamanca.
El imperialismo del Reino de España ha permanecido con reinados, emperadores, dictaduras, repúblicas y democracias, lo que no le ha permitido alcanzar una verdadera paz en toda su historia. Hay que recordar que fue el ejército africanista español, el ejecutor y soporte del golpe de estado de 1936.
En este momento se mandan armas al ente sionista de Israel y a los nazis ucranianos, pertenecemos a la mayor organización militar que haya existido, nos declaramos enemigos de países con los que no tenemos ningún conflicto y aumentamos nuestros presupuestos militares, mientras la investigación, la sanidad, la educación y las prestaciones para los más vulnerables se depauperizan. A la vez, nuestra impagable deuda aumenta.
De facto seguimos siendo un imperio, aunque sea por delegación y actuemos como simples peones: hemos participado en la aniquilación de Yugoslavia y Libia, en la ocupación de Irak y Afganistán, somos país de tránsito de armas y ejércitos que se emplean en el sometimiento y destrucción de otros pueblos, nos sentamos a la mesa de los poderosos solo para recibir instrucciones de lo que debemos hacer. No mostramos la más mínima voluntad para oponernos o simplemente opinar en contra de lo que nos ordenan desde la Unión Europea, ni mucho menos desde los EE.UU.
Entre toda esta miseria hay un caso que nos incumbe directamente: La traición a un pueblo que un día llego a ser la 53ª provincia del Reino de España y que disponía del DNI de este Reino: El Sáhara Occidental. Un vasto territorio en el África atlántica, muy rico en minerales y pesca y con un alto valor estratégico. Su posesión fue reconocida al Reino de España en la conferencia de Berlín de 1885 donde 14 países europeos, el imperio Otomano y EEUU sentaron las bases para repartirse África sin enfrentarse entre ellos. El resultado fue, que si en 1881 solo el 10% de África estaba colonizada, en 1914 más del 90% eran colonias. Tan solo dos países, Etiopía y Liberia no lo eran. Ese despiece no tuvo en cuenta las condiciones del territorio, ni mucho menos, la cultura, las etnias o cualquier otra condición social. El reino de España participó en esa ignominia y consiguió el dominio de Guinea Ecuatorial y del Sáhara Occidental, aunque su intervención en la conferencia fuera considerada “irrelevante”.
Por su enorme valor, el Sáhara Occidental siempre fue codiciado por Marruecos; detrás de él estaban los EEUU, que consideran que ese territorio era una pieza geoestratégica esencial para el control de África. Entre 1971 y 1976, los EEUU y la dictadura franquista, junto con el Príncipe heredero del Reino de España, Juan Carlos de Borbón, aliado de la dictadura, tuvieron varios encuentros para tratar cuatro temas: La permanencia de las bases de los EEUU, una transición que asegurara los intereses de los EE.UU. tras la cercana muerte del dictador, la aproximación y la incorporación a la OTAN y la cesión del Sáhara Occidental a Marruecos. Los cuatro han tenido el mismo resultado: Se han resuelto según los intereses de los EE.UU. Las bases continúan y se han reforzado, formamos parte de la OTAN, estamos en una restauración Borbónica refrendada por los EE.UU. y el Sáhara Occidental se lo hemos entregado a Marruecos.
En el caso del Sáhara Occidental, ha sido una actuación imperialista permanente, colonia, provincia, territorio ilegalmente cedido. Primero por la dictadura, después en la transición y finalmente, del Reino de España travestido en “democracia”.
No hay nada que discutir sobre la autodeterminación del Sáhara Occidental, ni sobre la responsabilidad del Reino de España en su aun pendiente descolonización; tampoco cabe hacerlo sobre la voluntad del pueblo saharaui, ni sobre quien lo representa: el Frente Polisario. Ni tampoco sobre su constitución como estado: la República Árabe Saharaui Democrática. Tampoco hay dudas sobre que Marruecos no tiene ningún derecho histórico y que su invasión del Sáhara Occidental, su ocupación por la fuerza y su anexión son actos ilegales, ilegítimos, que vulneran el Derecho Internacional, la Carta de Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia, la Corte Internacional Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la Union Africana y otros estamentos internacionales y nacionales.
Desde hace mas de 50 años, estos organismos han venido aprobando resoluciones, enviando misiones, dictando sentencias, que no dejan el mas mínimo resquicio de duda sobre todos estos aspectos.
El pueblo saharaui nunca se mostró pasivo: se organizó en torno al Frente Polisario, derrotó a Marruecos, consiguiendo dominar militarmente el 85% del territorio, se constituyó en la RASD, reconocida por la Organización de la Unidad Africana y por más de 85 países.
Bajo la tutela de EE.UU., Marruecos, auxiliado por el ente sionista de Israel y con financiación de Arabia Saudí, construyeron el muro mas largo del mundo: 2.700 Km de terraplenes, vallas, puestos armados, campos minados y patrullado permanentemente para aislar al Frente Polisario y a la población de las relaciones con el exterior y de sus mayores fuentes de riqueza.
En todas estas circunstancias, el Reino de España traicionó al pueblo saharaui y a buena parte de los pueblos del estado español. Permitió la ocupación del Sáhara Occidental por Marruecos sin oponer resistencia, no ha cumplido los mandatos de la ONU sobre la autodeterminación y su responsabilidad en ella, no ha dado ningún paso para cumplir el mandato de realización del referéndum ordenado por la Asamblea General, al que siempre se opuso Marruecos, sabedor de que lo perdería. Finalmente, el 22 de marzo de 2022, el presidente del Gobierno del Reino de España, Pedro Sánchez, envía una carta al rey de Marruecos aceptando su anexión del Sáhara Occidental. Una grave violación del derecho internacional que deja incumplidos todos los compromisos y pendiente una descolonización ordenada por la ONU. Todo ello en contra la voluntad del pueblo saharaui y la preocupante ignorancia y olvido de los pueblos del Estado Español.
Esta no es una actuación casual, es una determinación consciente de sumisión a los EE.UU. El secretario general de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, ofreció una solución fiable respaldada por la ONU: convertir a las tropas españolas en cascos azules y defender el territorio como fuerzas internacionales de paz. La ONU asumiría la administración del territorio durante 6 meses. El embajador español en la ONU dio por resuelto el conflicto, pero en Madrid no aceptaron la propuesta.
Elegir un camino vergonzante no es cosa del pasado. El 19 de enero de 2023, el Parlamento Europeo votaba una resolución para defender la libertad de prensa en Marruecos. La resolución contó con 356 votos a favor y 32 en contra, 17 de ellos de eurodiputados del PSOE.
Como conclusión, estamos señalando la gran responsabilidad del estado español en los desórdenes provocados por el imperialismo en el mundo, para los que no podemos escudarnos en que son debidos a las condiciones que, como potencia subimperialista, nos impone (y nuestras dirigencias aceptan) el hegemón, sino que además, ha contribuido de motu propio a perpetuar una situación de colonialismo inaceptable desde que las Naciones Unidas abrieron la poderosa marea de descolonización de los años 60.
Menos mal que este es el “gobierno más progresista de España”, el que firma el aumento de las fuerzas extranjeras en las bases, el que presta apoyo al ente sionista de Israel para perpetrar el exterminio de Palestina, el que aprueba el aumento del gasto militar, el que sostiene una propaganda sistemática belicista, el que criminaliza a quienes denuncian esta situación y el que persigue y reprime a quienes se movilizan contra ella. ¿Hasta cuándo?
Comité de Coordinación de la Campaña
«Que no nos arrastren a la guerra»
24 de abril de 2025
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