ALBA y la integración latinoamericana. Cristóbal León Campos
Surgida en 2004 con la finalidad de integrar a los pueblos latinoamericanos bajo las perspectivas de José Martí y Simón Bolívar, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) celebra en La Habana, Cuba, su reunión XX, en medio de un contexto complejo por el avance-retroceso de las fuerzas progresistas en el poder y la reestructuración de diversos movimientos sociales con actuar latinoamericanista.
La cumbre del ALBA acontece con cierta urgencia por el reacomodo de las fuerzas imperialistas y neofascistas en varios países del continente, pues a pesar de las grandes movilizaciones y las luchas populares en naciones como Chile, la perspectiva aún marca la posible agudización del régimen pro-dictadura, si es que la balanza en las últimas elecciones se mantiene, cuya su segunda vuelta se efectuará en los próximos días. Asimismo, la profundización de la agresiones imperialistas sobre Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, han marcado la pauta del gobierno estadounidense de Joe Biden, quien sin ningún cambio ha mantenido y extendido los bloqueos económicos, las campañas mediáticas y la subvención de mercenarios para efectuar la guerra no convencional al interior de dichos países, lo que ha polarizado aún más a la región, que presenta una serie de contradicciones en el enfrentamiento a la pandemia de Covid-19, siendo Cuba el único país del mundo que ha desarrollado 5 vacunas con sus propios recursos y que ha enviado brigadas de médicos a todos los continentes, logrando a la fecha haber vacunado al 90 por ciento de su población, todo esto, en el contexto de una serie de articuladas acciones contrarrevolucionarias.
La ALBA nació como un contrapeso frente a la propuesta neoliberal del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por los Estados Unidos; su continuidad es muestra de la voluntad y continuidad del pensamiento y actuar de sus principales impulsores Fidel Castro y Hugo Chávez, su espíritu sigue siendo ser “una plataforma de integración latinoamericana y caribeña, histórica e inédita, con énfasis en la dimensión social, que toma como fundamento y epicentro de la integración al ser humano, basada en la solidaridad, la complementariedad, la justicia y la cooperación, uniendo las capacidades y fortalezas de los países que la conforman”. Su misión continúa vigente, tanto por las necesidades específicas de cada nación y de la región, como por la injerencia recrudecida del imperialismo estadounidense y de las potencias europeas que busca neo-colonizar.
Por ello, en su discurso el Primer secretario del Partido comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel, denunció el oportunismo imperialista que ataca a varios de los países miembros mediante la “aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales, que se recrudecieron en los peores momentos de la pandemia apelando a maniobras políticas y operaciones mediáticas apoyadas en la mentira y en poderosos resortes tecnológicos que el imperialismo no ha dudado en utilizar sin sombra de pudor. […] Cuba sigue siendo el principal objetivo de la obsesiva política de persecución por parte del Gobierno de los Estados Unidos que, de forma oportunista y vil, utilizó la pandemia como aliada en los intentos, jamás abandonados, por derrocar a la Revolución Cubana”.
La resistencia de los pueblos es uno de los ejes centrales que articula al ALBA, pues debe recordarse que fue en la Reunión IX de 2010, cuando el comandante Hugo Chávez dijo que: “el objetivo es la independencia, la vía la revolución y la bandera el socialismo. El ALBA es por lo tanto eso: Independencia, Revolución y Socialismo”. Esta perspectiva fue reafirmada ahora por el presidente cubano al decir que: “frente a los desafíos que enfrentamos, Cuba no cesará en su afán de construir una sociedad socialista cada vez más justa y humana, más solidaria y más internacionalista”. Esperamos que los esfuerzos de integración se profundicen bajo la perspectiva martiana “para el bien de todos”.