Bolivia clama resistencia
La pretensión de consumar el golpe de Estado en Bolivia condujo a los neofascistas a celebrar la autoproclamación de Jeanine Áñez Chávez como presidenta, quien al igual que Luis Fernando Camacho, representa la avanzada cínica de la burla mundial; con la biblia en mano, buscan engañar al pueblo boliviano y a la opinión mundial, juran ser defensores de la democracia, dicen estar respetando el orden constitucional y salvar a su país de una “dictadura”, pero el teatro poco les ha durado y mucho menos les seguirá funcionando frente a las grandes movilizaciones que ya van ocupando las principales ciudades bolivianas. Desde los altos y las comunidades apartadas, los pueblos originarios se dirigen a la capital y otras urbes para reclamar el respeto real constitucional, el carácter plurinacional decretado por el gobierno de Evo Morales y reivindicar los símbolos que representan la dignidad de sus culturas. La resistencia popular poco a poco se articula para revertir los efectos del golpe de Estado, la solidaridad internacional crece a favor del presidente depuesto y sobre todo en defensa de la soberanía y autodeterminación boliviana, la clara injerencia imperialista estadounidense y el servilismo tradicional de la OEA, se revelan a cada paso desesperado que dan los usurpadores queriendo legitimarse a sí mismos; la palabra la tienen las grandes masas de proletarios, campesinos, estudiantes, mujeres y hombres, que se resisten a regresar a los días del orden colonial genocida.
Las manifestaciones racistas de los golpistas se han expresado desde instantes posteriores a la renuncia de Evo Morales, la entrada de Luis Fernando Camacho al Palacio Quemado con la biblia en mano quedó registrada como un acto fascista cuando pisando la Wiphala juró que: “Ha vuelto a entrar la Biblia al palacio. Nunca más volverá la Pachamama”, en evidente señal del odio cultivado contra el origen étnico de Evo Morales y de los millones de bolivianos. Estos actos de abierta provocación y racismo se han repetido a los largo de estos días, la propia Jeanine Áñez Chávez, se ha manifestado tiempo atrás en ese sentido, en sus redes sociales se pueden leer frases escritas por ella que dicen: “Sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas, la ciudad no es para los indios, que se vayan al altiplano o al chaco”, y ahora, ha hecho público un video en donde expresa que “me dan pena los mexicanos” en referencia al asilo político que el gobierno de México ha otorgado a Evo Morales; además, en el mismo video justifica sus acciones y las de todos los golpistas diciendo que su lucha es por la democracia y contra el socialismo; el rostro del fascismo queda en evidencia, el desprecio exacerbado que muestran contra los pueblos originarios, sus deseos neocolonialistas, se servilismo al imperialismo, serán justamente, la tumba de sus propios deseos; el águila imperial devora por igual a sus aliados como a sus contrarios, el apetito soberbio no tiene límites, así como el capitalismo genera a sus sepultureros, los lacayos del imperio han de ser devorados por su propio amo y por la justicia venidera del poder popular.
La autoproclamación de Jeanine Áñez Chávez como presidenta, no es más que la reproducción vulgar del nuevo modelo de golpes de Estado editado en los últimos años en Washington, es el mismo teatro que se intentó montar en Venezuela desde principios de este año 2019 con la figura cómica de Juan Guaidó, acto que fracasó rotundamente; ese será el destino de esta nueva simulación, al final, el pueblo boliviano sabrá sacudirse la imposición e intromisión imperialista, restituyendo la democracia y reconfigurando el proyecto social. La acusación de fraude hecha sobre Evo, es también parte de ese modelo, quieren desvirtuar la imagen del líder y confundir a la opinión pública, pero organismos como el Centro de Investigación Económica y Política de Estados Unidos presentó el pasado lunes 11 de noviembre, un informe en donde NO encuentra evidencia de fraude en las elecciones bolivianas y señala a los Estados Unidos y a la OEA como actores clave en el Golpe de Estado que se desarrolla en Bolivia. El cinismo de la OEA nuevamente quedó en evidencia con las declaraciones vertidas por el Secretario General, Luis Almagro, quien en el colmo del ridículo dijo: “¿Golpe de Estado en Bolivia? Sí. En el momento que pretendieron robarse las elecciones del 20 de octubre y perpetuar a Evo Morales en el poder”. Ante estas declaraciones hay que dejar muy en claro, primero, que la propia OEA en su informe sobre las elecciones del 20 de octubre no refieren en su informe un fraude, aluden a irregularidades, pero ante todo, hasta el momento, ninguna prueba ha mostrado la OEA de esas irregularidades o mucho menos de un fraude; todo el discurso del Secretario General es una clara cortina de eufemismos para tergiversar la verdad, manipular y dejar muy en claro el segundo punto al que hemos de referirnos; la OEA es y ha sido el principal organismo cómplice de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el imperialismo y el neocolonialismo en Latinoamérica, la OEA es una entidad manipulada que debe desaparecer y de la cual países como México deben retirarse de inmediato por dignidad, congruencia a sus principios de política exterior y por respeto a la humanidad misma. Los creyentes católicos y cristianos saben que el evangelio de Mateo en la Biblia reza: “Por sus frutos los conoceréis”, los frutos del fascismo, de la OEA y del imperialismo estadounidense únicamente son la muerte, el saqueo, la sobre-explotación, el racismo extremo, la violación flagrante de los derechos humanos y la guerra permanente contra la vida misma de toda la humanidad.
Bolivia resiste, el pueblo va levantándose para sumarse a este otoño latinoamericano cargado de esperanza en la renovación y profundización de las conquistas sociales, en la defensa nacional, en la lucha por la Patria Grande, en la ilusión de poner fin al capitalismo y construir el socialismo latinoamericano. La Central Obrera Boliviana ha llamado a la Huelga indefinida mientras la represión crece en las calles, los militares y policías disparan contra su pueblo, la movilización proletaria se prepara para mostrar la fuerza de quienes construyen las sociedades con su trabajo, los caminos se cubren de dignidad con el paso de los pueblos originarios, exigen fin del golpe de Estado y el respeto a la Wiphala, símbolo que representa la Pachamama, el cosmos mismo, centro de la interpretación originaria del mundo. Bolivia junto a las naciones latinoamericanas reconfiguran el camino del porvenir añorado clavado en el deseo de emancipación total.
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