Bueno y bonito (y la primera gran medida)
Conferencia de los talibanes. Han hablado maravillosamente, han prometido de todo y (casi) para todos pero, de tapadillo, ya han hecho el primer gran movimiento geopolítico, y esto es lo importante: un acuerdo con «los hermanos chiítas». Es decir, tranquilidad para Irán y un movimiento que tiene mucho que ver con el reciente anuncio de que Irán será admitido en breve en la Organización de Cooperación de Shanghai como miembro de pleno derecho. Los talibanes han tomado nota y responden para no enturbiar sus buenas relaciones con China y Rusia.
Esta circular que véis es significativa porque se pide a los «muyahidines del Emirato Islámico de Afganistán» no interferir en los asuntos de «los hermanos chiítas» como, por ejemplo, las peregrinaciones de estos a Takayas, Husseiniyas, mezquitas, santuarios y otros lugares sagrados.
Los chiítas de Afganistán son los hazaras, la tercera minoría afgana (casi un cuarta parte de la población) y de habla persa, hazara y pastún que ha sido sistemáticamente despreciada y perseguida por Al Qaeda, los talibanes y el llamado Estado Islámico (ISIS, para diferenciarlo del Emirato Islámico talibán).
Hace un mes, cuando os hablaba de los movimientos geopolíticos de Rusia, China e Irán con los talibanes ya os contaba que la principal condición de Irán era el respeto a la comunidad shií (chiíta). Los talibanes ya están cumpliendo. Buena señal, muy buena. No obstante, os recuerdo lo que también decía: «los talibanes no son un movimiento monolítico nada más que en la cuestión religiosa. Fuera de eso, hay varias corrientes en su seno y dependerá de cuál de ellas prevalezca una vez que la guerra haya terminado en que se avance en la línea que os apunto de normalización de relaciones con los vecinos». Pero, por ahora, ya comienzan bien.
Lo de la conferencia va en la línea de bueno y bonito, como para no asustar:
1.- El Emirato Islámico no amenaza a nadie y no se enemistará con nadie.
2.- Tenemos muy buenas relaciones con Pakistán, Rusia y China, pero no tenemos aliados ni formamos parte de ningún bloque político-militar.
3.- No permitiremos que Afganistán se convierta en refugio seguro para los terroristas internacionales. [otro objetivo de Rusia, China e Irán que, incluso, puede gustar a EEUU y sus vasallos]
4.- La seguridad de las embajadas extranjeras y las organizaciones internacionales es una prioridad. No se atacará a los ciudadanos estadounidenses o de otros países.
5.- Queremos el reconocimiento internacional, no somos una amenaza para otros países y estamos dispuestos a discutir todos los problemas posibles en las relaciones en el marco de negociaciones bilaterales o multilaterales.
6.- Nos enorgullecemos de ser la fuerza que ha podido liberar Afganistán de la ocupación extranjera después de 20 años de lucha.
7.- Hemos ordenado un indulto general, poniendo fin a la enemistad con todos los que se opusieron a nosotros.
8.- Garantizamos la seguridad de la población de Kabul, evitando robos, saqueos, hurtos y otros delitos.
9.- Las mujeres podrán recibir educación hasta el nivel universitario, tendrán derecho a trabajar, no se exigirá burka pero sí velo, sus derechos están garantizados dentro de los límites de la ley islámica, son una parte clave de la sociedad, pero deben respetar las normas del islam.
10.- Se formará un gobierno islámico fuerte e inclusivo.
Hay más cosas, pero estas son las importantes. Si lo cumplen, serán mucho más moderados que Arabia Saudita, por ejemplo. Pero estamos en la etapa de declaraciones que se tienen que ver refrendadas por los hechos. Y un hecho notable es la circular sobre «los hermanos chiítas».
Y un recuerdo para quienes se rasgan las vestiduras sobre las mujeres, lo que pierden y cómo echan de menos la ocupación que convirtió el tema de la mujer en uno de sus lemas.
Hubo una época en que la mujer afgana no tenía que preocuparse por la solidaridad occidental porque estaba tan, o más, liberada que ella. Era la época de 1970-1990, cuando Afganistán era una república socialista y se comenzaba el asedio occidental contra ella. Otro de los miserables habituales, Varoufakis, decía el otro día «resistid, hermanas», y recordaba que habían perdido sus derechos, entre otras cosas, por la intervención soviética que había dado pie a los talibanes «financiados por la CIA». Una de cal y otra de arena, como es habitual en este tipo de personajillos.
Pero su ignorancia es proverbial porque la República Socialista de Afganistán no contó al principio con el apoyo de la URSS, iba más allá de la propia URSS. Es lo que se conoce como Revolución de Saur (mes de abril en el calendario persa). Quienes se opusieron a ella fueron los comerciantes del opio (por cierto, en auge gracias a EEUU y sus vasallos de la OTAN), los primeros financiadores de los talibanes. Y luego llegó la CIA y el gobierno afgano pidió ayuda a la URSS. Y ya es historia conocida.
No así lo que supuso la Revolución de Saur para la mujer y que, al menos por decencia intelectual, deberían conocer quienes hablan de la situación de la mujer ahora. Investigad por ahí. Pero quedan algunas cosas como estas, como recuerdo incómodo para quien tenga algo de decencia intelectual.
(Publicado en el blog del autor, el 17 de agosto de 2021)