Cada voto cuenta
Cada voto cuenta. Me refiero a cada voto bolivariano. Y no tanto porque sume para la decisión común, que no deja de ser importante ya que al fin y al cabo es sumando votos que se gana, sino sobre todo por el concepto de patria que se hace presente cuando cualquiera de nosotros está ejerciendo el voto, el de una patria que no se doblega, que no acepta ningún tipo de dominación y que tiene en muy alto los conceptos de dignidad y de soberanía.
Cada voto cuenta. También por el concepto de humanidad que lleva consigo, al ser un voto revolucionario. El de una humanidad que no se concibe a sí misma articulándose con base a la opresión, a la explotación o a la exclusión, sino que se sabe desarrollándose en el amor como escenario y con el sentido de una nueva espiritualidad de lo humano. Lo aprendimos de Chávez, con meridiana claridad. Así lo dijo: “todo lo que decimos, lo decimos con amor por toda la humanidad y lo decimos precisamente por amor a toda la humanidad “. Y ese es el corazón de nuestro proyecto. Eso va en cada uno de nuestros votos.
De manera que cada voto cuenta. Igualmente, por lo que significa como expresión individual de nuestra cultura política, donde nos sabemos ciudadanos o ciudadanas libres, pero como miembros conscientes de un gran colectivo nacional, de un pueblo soberano que es dueño del poder, al que hemos arribado después de quinientos años de lucha, y al que ya nunca jamás renunciaremos.
Cada voto cuenta, por lo que carga de conocimiento y de conciencia adquiridos, día a día, en este hermoso proceso de la Revolución Bolivariana, en medio de las infinitas dificultades y agresiones a que nos vemos sometidos, en pulsión permanente por alcanzar los grandes objetivos estratégicos que nos trazamos, sabiendo que solo con base a nuestro esfuerzo conseguiremos conquistar la mayor suma de felicidad social a la que tenemos derecho y por la que estamos en batalla.
En fin, que cada voto cuenta, por lo que significa como compromiso para derrotar de una vez por todas a la derecha apátrida, terrorista y fascista, que tal como ha venido atentando contra la paz y la prosperidad de la República al servicio de las apetencias imperiales, debe ser arrojada sin demora al basurero de la historia. Y esta es una buena oportunidad para borrarla de nuestra vida política para siempre.
(Publicado en Correo del Orinoco. 03.12.2020)