¡Con Cuba siempre!
Ahora que las grandes empresas mediáticas, representantes de los dueños del poder en esta parte del mundo, andan una vez más desaforadas clamando contra Cuba, contra su pueblo, su Gobierno, y su proyecto histórico revolucionario, nuestra conexión espiritual con la Revolución Cubana crece y se afinca más todavía.
¡Con Cuba estamos incondicionalmente! Y lo digo de esa manera precisa, ¡con Cuba siempre y en toda circunstancia!, no por una renuncia voluntaria al razonamiento, a la libertad de pensar con cabeza propia, al juicio crítico, y a la duda metódica.
¡No! Sino porque el ejercicio de todos esos modos de aproximación a la realidad que hemos hecho nuestros, repito, el amor al razonamiento, el cultivo de un pensamiento libre de ataduras, la práctica constante del juicio crítico, y el apego a la duda como método de análisis, nos han llevado precisamente a eso: a la conclusión de que, hoy por hoy, con Cuba hay que estar incondicionalmente, en su defensa a como dé lugar.
Y hablo en plural, porque me consta que en esto no estoy solo, puesto que somos muchos, diría multitudes, los que la llevamos en el corazón. Comenzando por el pueblo venezolano, del que conozco su gran amor por Cuba, fraterno, irrenunciable y verdadero.
No sé quién eres tú, lectora, lector, pero algo sí te digo: la posición de Cuba nos representa a todas y a todos los que de alguna manera, formamos parte de ese inmenso y milenario ejército de rebeldes, que a lo largo de siglos y en todas las geografías sociales, se ha opuesto a la injusticia, a la opresión estructural, y a todo tipo de discriminación y de exclusión.
¡Cuba nos representa! Cuba es la dignidad, es el decoro. Es el mayor emblema de auténtica igualdad que, hoy por hoy, conocemos. Es el coraje. Es la solidaridad. La libertad de ser y existir. Es la poesía del mejor intento que conocemos de aproximarse a lo posible para hacerlo posible. Es la defensa de la soberanía contra el imperio. Es el espíritu de emancipación convertido en batalla de las ideas.
Y al mismo tiempo, el respeto a los pueblos en sus distintas circunstancias, la
solidaridad internacionalista practicada a unos niveles pocas veces vistos, y la constante y demostrada vocación de paz para resolver los conflictos entre las naciones y entre los hombres.
¡Tanto que le debemos a tan heroico pueblo! Vienen a hablarme mal de Cuba. No lo consiento. ¡No me vengan con cuentos porque, como diría León Felipe: me sé todos los cuentos!
(Publicado en Correo del Orinoco, el 22 de julio de 2021)