Consideraciones sobre la creación del trabajo libre asociado en la superación del capitalismo-colonial
El poder popular es la expresión de una fuerza liberadora y transformadora que se retroalimenta a partir del desarrollo de la conciencia (y la confianza) de la propia potencialidad.
Miguel Mazzeo, 2006
Por lo general la humanidad se siente atrapada en una situación indeseable de vida de gran inseguridad e incertidumbre. Esto debido a la naturaleza discriminatoria, excluyente y represiva que se ha impuesto a través de la historia en distintas sociedades a nivel mundial. En los últimos siglos presenciamos el dominio capitalista donde han existido obvias y marcadas diferencias de gran asimetría en las condiciones de vida en lo social, cultural, económico y político. “Para Marx el capitalismo debe ser criticado no solo por el hecho de la reproducción de la desigualdad, sino ante todo por ser una forma de vida social que niega de modo sistemático y generalizado la libertad individual” (Sembler, 2020: 346). Al punto en que podemos afirmar que “vivimos en una cultura depredadora. La cultura depredadora es un campo de invisibilidad –de depredadores y de víctimas– precisamente porque es muy obvia. Su obviedad inmuniza a las víctimas contra una completa revelación de sus amenazadoras capacidades” (McLaren, 1997:18)
En concreto, para mantener la supremacía del capitalismo la clase burguesa genera y renueva permanentemente diversos mecanismos de control y dominación de la producción de medios y condiciones de vida materiales e inmateriales, que incluyen la producción de ideas-acciones, adaptados a contextos y situaciones espaciales, históricas y culturales distintas. De esta manera, se ejerce el poder sobre las clases subalternas de la sociedad. Esta es la lógica de un sistema de naturaleza excluyente, donde los más desfavorecidos o los que estén inconformes tienen que aspirar y luchar por una mejora y sobre todo por una transformación profunda de la sociedad.
El pueblo trabajador se siente cada vez más precarizado ante la ausencia de respuestas efectivas a sus demandas, muchas de ellas silenciadas por la represión y la ausencia de democracia estructural, que lo obliga a manifestar su indignación individual y colectiva contra un sistema que lo conduce a niveles de sobrevivencia y mayor pobreza estructural. Se encuentra en una situación que no sabe cómo revertir sus efectos negativos. Una razón fundamental es que actúa de modo individual en una sociedad que exalta los derechos individuales sobre los colectivos e impone un espíritu de competencia, donde lo que interesa es tener bienes materiales y no de ser una persona solidaria y cooperante que contribuya al vivir bien en convivencia comunitaria y equilibrio con la naturaleza.
En la actualidad presenciamos una crisis sistémica mundial del capitalismo que acelera los procesos de pobreza y desigualdad social.
De acuerdo con OXFA[1], en 2019, de los 7.500 millones de personas que habitamos el globo terráqueo, más de la mitad se encontraban en pobreza. Una pobreza que ha estado in crescendo desde por lo menos la década de los años 70 cuando el imperialismo comenzó a instaurar su faceta más salvaje, el neoliberalismo (Curcio y Dutra, 2021: 5)
En medio de esta crisis llegó el coronavirus que agravó la situación en tanto el imperialismo arremete con más fuerza contra los pueblos que defienden su soberanía, utilizando medidas coercitivas unilaterales e ilegales, que según Curcio y Dutra (2021: 7) “causan sufrimiento a poblaciones civiles y militares enteras” para mantener el control y sometimiento al poder imperial. Violencia que acelera el desequilibrio ecológico ya existente para despojar a los seres vivos de los bienes comunes y colocarlos al servicio del capital, con el único propósito de elevar un crecimiento económico “imparable” que solo beneficia a sectores minoritarios, privilegiados y protegidos por el propio sistema.
Las manifestaciones populares en el escenario político son producto –y productora– de nuevas formas orgánicas de lucha contra la violencia física y simbólica que se ejerce para mantener un sistema que viola derechos humanos, incluidos los políticos (que suelen invisibilizarse), y destruye constantemente territorios y pueblos enteros que lo habitan. La realidad se presenta como un callejón sin salida dentro del sistema capitalista, cuya racionalidad competitiva, exacerbada por el libre mercado y de empresas, forma parte constitutiva de la organización social y sistemas políticos que la sustentan a nivel nacional, regional y mundial. Este caos e imagen de “fatalidad inevitable” favorece a los más poderosos, a las élites que se olvidan de la humanidad y el futuro de la vida en el planeta. Con territorios y comunidades enteras que desde hace varias décadas presentan síntomas de irreversibilidad de muchos de los daños materiales e inmateriales causados. Una barbarie de consumismo y devastación de la naturaleza que no se puede evitar ni controlar sin afectar los intereses de las élites de poder mundial.
La aspiración frente a esta dura realidad es construir caminos hacia una vida digna y en sana convivencia. Es importante advertir que participar en un proceso histórico donde los sujetos comunes sean protagonistas de su propia historia exige de éstos perspectivas teóricas-metodológicas que les permitan comprender su praxis de creación y recreación de teoría-transformadora para la acción, con visión de futuro. Este escenario político-social plantea interrogantes que nos retan a comprender el modo de conformación de un poder contrahegemónico, que relacione dialécticamente la potencia del saber colectivo con una prefiguración del porvenir. ¿Cómo se forma ese saber que potencia el cambio raizal? ¿Cómo el sujeto-político produce la transformación transformándose a sí mismo? ¿Qué desencadena o frena este proceso de transformación?
Responder a estas interrogantes, en la complejidad de una sociedad capitalista, constituida y proyectada con valores contrarios a los comunitarios, demanda una teoría-crítica emancipadora del vivir bien y en convivencia solidaria, que hace de los sujetos, individuales y colectivos, seres capaces de crear y recrear la posibilidad y la potencialidad de alternativas viables al capitalismo, en un proceso histórico de largo alcance hacia una nueva civilización. Esto lo obliga a manifestar su indignación individual y colectiva contra un sistema que incrementa la violencia física y simbólica para silenciar su voz de protesta: “Por eso, al fin de cuentas, la conciencia del subversor rebelde es una conciencia de la colectividad que despierta y que lleva a todos a una inusitada aventura existencial” (Fals Borda, 2015: 389).
El proceso histórico del saber hacer emancipador que orienta al ser humano hacia una transformación de raíz del sistema capitalista se contrapone al hecho de que en este sistema “las condiciones de dominación son también las condiciones de reproducción del capital” (Piqueras, 2017:115). Su superación implica revertir este movimiento quebrando la supremacía económica a partir de la desmercantilización de la vida y creación de formas alternas de producción social-comunitaria que abran paso a otra sociedad. Como afirmamos con anterioridad (Alves, 2018), el trabajo comunitario tiende a integrar la intelectualidad derivada de la experiencia y la multiculturalidad humana, secuestrada en una absurda racionalidad dominante que intenta imponer una homogenización de la vida en sociedad y negar la coexistencia de una rica diversidad cultural que le da sentido a la vida y al devenir histórico.
Para lograr la superación del capitalismo/colonial nos planteamos desarrollar cinco propuestas teórico-prácticas de acciones estratégicas fundamentales que definen el desarrollo comunitario, al permitir que el sujeto político-social se mueva e interrelacione en distintos ámbitos de trabajo material e inmaterial, con el propósito de producir condiciones y medios de existencia donde integre sus saberes, sus mejores tradiciones culturales y sus experiencias de vida para la transformación de la realidad. Estas propuestas las podemos sintetizar en la:
- Recreación conceptual del trabajo productivo comunitario como libre asociado para el desarrollo individual y colectivo, desde una perspectiva de totalidad orgánica e histórica de la realidad concreta. El trabajo como proceso de autorrealización del ser humano para la producción y reproducción de una nueva sociedad, que supere el capitalismo/colonial, permitiría el desarrollo integral del ser humano en los distintos ámbitos de la praxis social. De una praxis transformadora con creciente autonomía individual y colectiva del pensamiento y la acción en el uso racional y equilibrado de los bienes materiales e inmateriales producidos y de los recursos disponibles en los ambientes de coexistencia compartida.
- Creación de una nueva cultura del trabajo productivo con sentido colectivo, que exige la formación de nuevas subjetividades emancipadas y condiciones de convivencia interterritorial, basada en la articulación de experiencias transformadoras obrero-populares. La unidad en la diversidad de la lucha por superar al capitalismo/colonial permitirá visualizar y avanzar en un horizonte emancipatorio, desde las propias comunidades organizadas; creando nuevas formas orgánicas populares (políticas, culturales y socioeconómicas) en el mismo proceso de lucha por la desmercantilización de la sociedad que acelere la globalización de las resistencias y la construcción de un cambio raizal de la sociedad.
- Conformación de una conciencia creadora del trabajo compartido del sujeto que lucha por la transformación de la sociedad, con fuerza material y espiritual, para que éste actúe como intelectual orgánico en constante crecimiento. Con capacidad de construir un pensamiento político y una racionalidad transformadora que favorezca la descolonización del ser político y social durante su práctica-vivencial, histórica-cultural y teórica-conceptual contextualizada.
- Conformación de una conciencia colectiva contra la colonización del poder y la destrucción de identidades históricas-culturales en la creación de la nueva sociedad deseada. Este proceso responde a la desalienación de la vida cotidiana que somete a la sociedad a un estado de sumisión y desesperanza. Por lo cual es indispensable democratizar la sociedad para la autotransformación colectiva en un proceso histórico complejo y continuo que elimine todo tipo de discriminación, exclusión y dominación social.
- Construcción de la utopía concreta de cambio civilizatorio. La utopía como horizonte marca los caminos que permiten ir creando, ajustando y consolidando formas de organización social y de gobierno comunal e intercomunal, con autonomía y posibilidades de articulación espacial creciente en la conformación y consolidación de modos de vida alternativos de convivencia solidaria y cooperación mutua. Transitar en este camino exige unidad de lucha en la diversidad histórico-cultural y geográfica en los distintos tipos y niveles de hábitats compartidos y condiciones particulares de vida, desarrollo histórico-cultural y de relación armónica con la naturaleza.
Referencias Bibliográficas
Alves Pérez, Elizabeth (2018). Agenda postneoliberal y descolonial de Venezuela, 1989-2013. La (re)configuración de una teoría crítica emancipadora. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid. https://eprints.ucm.es/49869/1/T40526.pdf
Curcio, Pasqualina y Dutra, Antonio Elías (2021) Editorial. El capitalismo. El virus de la desigualdad. Revista Humanidad en Red. El capitalismo. El virus de la desigualdad, Año 2021, Nº1, (5-8)
Fals Borda, Orlando (2015). Orlando Fals Borda. Una sociología sentipensante para América Latina. México: Siglo XXI.
McLaren, Peter (1997). Pedagogía crítica y cultura depredadora. Prefacio de Paulo Freire. Barcelona Paidós Ibérica.
Piqueras, Andrés (2017). La tragedia de nuestro tiempo: La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital. Barcelona: Anthropos.
Sembler, Camilo (2020). Una “Asociación de individuos libres” Marx y el problema de la libertad. Revista de Humanidades nº 42 (julio-diciembre 2020): 343-366.
Notas
Este artículo es el prefacio del libro en revisión Creación del trabajo libre asociado: Superación del capitalismo-colonial de Elizabeth Alves Pérez cuya publicación se estima para este mismo año 2021.
[1] OXFAM 2020. Oxfam alerta de que el coronavirus podría sumir en la pobreza a 500 millones de personas. https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/oxfam-alerta-de-que-el-coronavirus-podria-sumir-en-la-pobreza-500-millones-de-personas consultado el 06 de diciembre de 2020.