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El día de la derrota de «Israel». Juanlu González

La mañana del 7 de octubre de 2023 será recordada en Oriente Medio durante mucho tiempo. Cuando todos permanecíamos asombrados por la demostración de fuerza efectuada por la Yihad Islámica en Gaza en forma de un desfile de milicianos junto a las nuevas armas desarrolladas en los talleres subterráneos de la Franja, El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) efectuó un ataque sin precedentes sobre aquello que llaman Israel, que dejó literalmente al mundo sin aliento. Lo sucedido esa mañana no puede sino catalogarse como una genial acción de guerra perfectamente diseñada, calibrada, coordinada y ejecutada.

Primero se fabricó un señuelo, que fueron las enormes andanadas de cohetes lanzados hacia el sur y el centro de Israel en las que se emplearon varios miles de proyectiles. Simultáneamente, comandos guerrilleros en paramotor rebasaron por aire el Muro de la Vergüenza y se desplegaron por las bases militares cercanas a la Franja, muy poco vigiladas a tenor de lo visto en las imágenes grabadas de la operación y con buena parte de la soldadesca dormida. Mientras, otros grupos volaron con explosivos sectores de la valla y derribaron las alambradas con excavadoras. Cuando las aberturas estaban aseguradas, milicianos montados en pequeñas motocicletas, rebasaron la artificial frontera de Gaza rumbo a otras bases militares y a las colonias cercanas. Otros grupos más técnicos manejaron drones suicidas o cargados con granadas y atacaron tanques, puestos de observación y disparo, vehículos blindados y bases militares. Incluso se ejecutaron algunas operaciones sobre bases militares costeras con comandos en lanchas rápidas. Tierra, mar y aire, los ocupantes de Palestina entraron en shock y pánico.

Con la ventaja que les proporcionó la sorpresa, la amplitud de objetivos y la diversidad de los modos de ataque; ayudados también por la más que evidente falta de preparación de los soldados israelíes, los guerrilleros de Hamas se hicieron fácilmente con varias bases y tomaron vehículos de combate que llenaron de presos que, de forma inmediata, se llevaron a Gaza. Entre ellos un general de Brigada, comandante de los ejércitos del sur, un verdadero trofeo para la resistencia.

Con las tropas regulares invasoras desarmadas, la guerrilla de Hamás irrumpió en los asentamientos cercanos y los tomaron al asalto, ya que los habitantes en su mayoría estaban en los refugios y sin apoyo militar al margen del proporcionado por la policía. Allí también decenas de personas fueron tomadas como prisioneras. De facto, se hicieron con el control total de los territorios ocupados aledaños a la Franja, que llegó a duplicar su superficie en unas pocas horas, en las que tomaron más tierra que los ucranianos en todos los meses de contraofensiva contra Rusia. Las imágenes de grandes camiones evacuando cazas de las bases aéreas sionistas lo decían todo: Israel había perdido el control sobre buena parte de los territorios ocupados en el sur.

Varios tanques, camiones y blindados fueron destruidos o confiscados para nutrir los arsenales de la resistencia que, curiosamente, ya contaba además con numerosas armas enviadas por Occidente al ejército de Ucrania. La reacción del estado sionista fue tardía e ineficaz. Cuando todos pensaban que las localidades liberadas caerían en manos del Tsahal en un corto periodo de tiempo, a día de hoy todavía hay guerrilleros luchando fuera de los límites del campo de concentración de Gaza.

Todavía hay mucho político y analista que no sabe por dónde les ha caído el jarro de agua fría. Los de la derecha dicen que Irán ha armado y entrenado a los palestinos. Algunos dicen que ese papel lo ha jugado Rusia o hasta la Wagner, según pretendan agitar uno u otro avispero en su conveniencia. También la izquierdita cobarde no duda en apuntarse a teorías conspirativas que afirman que ha sido el mismísimo corazón del engendro sionista quien ha provocado o permitido el ataque para disponer de una excusa para acabar con Hamás. ¡Cómo si Tel Aviv hubiera necesitado alguna vez de justificaciones para machacar a Palestina!

Unos y otros coinciden en minusvalorar las capacidades de la resistencia y en no otorgarles la mayoría de edad. Y lo que es peor, con su actitud niegan el derecho legítimo a la resistencia contra el invasor. Según su débil argumentario, no se podría ejercer ese inalienable derecho porque enfrente hay un estado teocrático, racista y opresor, fuertemente armado, que va a responder con dureza contra la población civil cada vez que levanten la cabeza. En esa tesitura ¿qué alternativa le queda entonces al pueblo palestino? ¿Morir de asco en las cárceles y campos de concentración donde están literalmente encerrados de por vida? ¿negociar otros 75 años para empeorar más su situación?

Quedan muy chulos los pañuelos palestinos al cuello en el invierno, dan un look como rebelde y guay. Todos somos palestinos y palestinas, ¡cómo mola el internacionalismo! Recuerdo cuando un embajador sionista al tomar posesión de su cargo en Madrid, dijo que le molestaba ver el transporte público porque parecía Gaza, todos con la kufiya puesta. Pero cuando ese pueblo se rebela y demuestra su arrojo, valentía y determinación, ya no es tan chic, así que los pogres se tienen que inventar pretextos para desmarcarse de la causa palestina. Parte de esa “izquierda” de postal se ha alineado completamente con el agresor sionazi, como ha hecho el patético gobierno de España. Otra izquierda se ha colocado del lado del ninismo, en la equidistancia, condenando las muertes provocadas por la operación de Hamás. A ellos querría dirigir especialmente las siguientes consideraciones:

La Carta de Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos consagra el derecho de resistencia contra el invasor con todos los medios a su alcance, no solo con ramos de flores o ramitas de olivo. Es más, lo considera prácticamente como una obligación de los pueblos oprimidos.

Los colonos que viven en tierras ocupadas son considerados como fuerzas de invasión, no como simples civiles. No se puede asemejar un colono judío extremista y armado hasta los dientes que acaba de llegar de otro país y expulsa a la población nativa por la fuerza, con aquellas otras personas que defienden su tierra y su libertad.

Los milicianos y milicianas palestinas llevan decenas de años construyendo armas con todos los medios a su alcance. En este sentido, me viene a la memoria un reportaje de Aljazeera de hace como 20 años acerca de las primeras armas desarrolladas por la guerrilla en los túneles de Gaza. Un reportero con los ojos vendados era introducido en las cocinas de Hamas. Allí se veían infiernillos portátiles, soldadores de taller y a los operarios colocando aletas a tuberías, rellenando granadas con explosivo y bolas de acero, bajando los materiales con cuerdas a través de pozos excavados en el subsuelo. En esas fechas ya sorprendían las ingeniosas capacidades técnicas de las milicias. Sumemos 20 años de I+D teniendo en cuenta cómo han crecido las capacidades de comunicación y los contenidos de Internet, tanto en el lado más público como en la deep web. Que nadie se extrañe por ello, es simple y lógica evolución, es el signo de los tiempos.

Y no, Hamás no está financiada por Irán. Hamás podrá tener el apoyo de Irán, pero sobre todo lo tiene del pueblo palestino, que los ha votado masivamente cuando ha tenido ocasión. A quien financia Israel y EEUU —directa o indirectamente— es a los corderillos de la Autoridad Palestina, que son los que cooperan activamente en el mantenimiento eterno de la ocupación. Es cierto que a Israel le viene bien decir que no hay nadie con quien negociar, porque todos son terroristas menos los que tiene comprados y saben que no van a exigirles nada. Aunque cuando osan hacerlo, también alcanzan de inmediato esa catalogación deshumanizadora. Es algo calcado de Estados Unidos: nadie de los que se enfrente al imperio tendrá jamás el marchamo de democracia, punto.

Por cierto, la totalidad de los grupos palestinos ha mostrado su conformidad con el ataque a Israel. Incluso la colaboracionista ANP no ha tenido más remedio que pronunciarse públicamente a favor de la Resistencia Islámica, vista la reacción del pueblo palestino celebrando la derrota de Israel, tanto en la Palestina ocupada como en la diáspora en todo el mundo.

El golpe propinado al estado sionista ha sido fatal, quizá mortal. Sin seguridad, el chiringuito de Israel se vendrá abajo. ¿Quien querrá vivir junto a la Franja de Gaza en el futuro? ¿quién elegirá quedarse en los territorios ocupados si piensa que le podrán llover misiles de un día para otro? Los líderes del régimen sionista han hecho de la guerra su razón de estado. Estaban acostumbrados a matar a placer sin que pagaran por sus tropelías. Ya Hezbollah los derrotó en 2006. Ahora Hamás ha vuelto a hacerlo. El paradigma ha cambiado. La invencibilidad de Israel no era más que un mito, como la de Goliath, el Mossad ha quedado desacreditado, los indestructibles Merkavas están siendo convertidos en chatarra al norte y al sur, el sistema Cúpula de Hierro tiene más agujeros que un queso gruyere. No es tan difícil de creer. No hay que inventar cuentos extraños para explicar lo que hemos visto estos días. No hay que atribuir maldad o astucia a lo que se explica solo por la estupidez derivada del exceso de confianza del invasor.

Ahora vendrá la venganza, ya ha pasado muchas veces. Están bombardeando escuelas, hospitales, mezquitas, les han cortado el agua, la luz, no dejan entrar ni comida ni medicinas en la Franja. Incumplirán todas las normas internacionales dictadas para tiempos de guerra, pero les dejarán hacerlo durante varios días. Luego vendrá la ofensiva terrestre. Pero esta vez los están esperando en Gaza para sorprenderlos de nuevo. Que se anden con cuidado porque esta partida se juega con reglas nuevas. Una advertencia, ojeando la prensa sionista para conocer su opinión sobre el conflicto, me llamó la atención una fotografía de una serpiente negra tratándose de tragar a un pequeño puercoespín en un parque natural de la región. La noticia contaba cómo el ofidio abrió sus fauces e intentó tragarse lentamente al animal hasta que, cuando ya tenía su cabeza dentro, notó que iba a ser un plato difícil de digerir, se arrepintió y trató de expulsarlo, pero las púas se le atravesaron y no pudo regurgitarlo. Al final la poderosa serpiente israelí murió en el intento. No digo más…

 

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