El fascismo no pasará. Sara Rosenberg
En Venezuela se libra una guerra en defensa de la humanidad contra la barbarie fascista, tal como señaló el presidente de la Asamblea Nacional –Dr. Jorge Rodríguez- en su discurso del 15 de agosto. Se trata de la supervivencia de la especie humana enfrentada a una guerra imperialista constante con muchos frentes, y en la que la conciencia y la historia están de nuestro lado. El fascismo no es solo una ideología sino un modelo económico y político del gran capital en crisis, dispuesto a ejercer la máxima violencia y el crimen organizado.
Hemos visto cómo estas últimas semanas el crimen organizado utilizó las redes para crear el caos en Venezuela. En Gran Bretaña las redes azuzaron a grupos racistas descerebrados contra los inmigrantes y pobres, en Bangladesh generaron una revolución de color que dejó muchos muertos, y podría seguir enumerando esta táctica de fabricar la mentira, difundirla y generar violencia. Son tácticas que el fascismo ha usado siempre. Cómo no recordar el obsceno tubito que agitó frente a las cámaras el criminal y entonces Secretario de Estado de EE.UU. Colin Powell para mentir que en Irak había armas de destrucción masiva y matar a un millón y medio de personas. Cómo no recordar que el pueblo palestino está siendo masacrado desde hace más 75 años mientras las redes fascistas justifican y alimentan el crimen sionista… No olvidamos, no podemos olvidar porque el fascismo necesita tergiversar la historia e impedir relacionar y entender las causas de esta guerra.
El discurso fascista se construye con fragmentos, con datos falsos y sobre todo con odio de clase. Los laboratorios de control de masas trabajan la emoción y la irracionalidad, donde dinero, ignorancia y drogas son armas esenciales. La “cultura” fascista se nutre de la muerte, deforma el cerebro, deshumaniza y su modelo es el esclavo dispuesto a asesinar, el que dirige su miedo y su frustración contra el pueblo y no contra los que lo han esclavizado.
El intento de golpe fascista en Venezuela está siendo y será derrotado, pero ejercer el derecho inalienable a la soberanía nos ha costado una vez más 25 muertos, cientos de heridos y mucha destrucción de lo público. Y es que el fascismo odia lo público, odia al pueblo y defiende a muerte la propiedad privada. Las hordas financiadas desde los centros de poder de EE.UU. y la UE, los “comanditos” de la Machado, usaron las redes del gánster Musk para crear el caos. Y digo “una vez más” porque lo han hecho muchas veces desde 1999.
Hay suficientes pruebas para un juicio en un tribunal internacional si este tribunal existiera. O si la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alguna vez cumpliera con su función en vez de sumarse siempre al crimen organizado, como ahora hace en contra de Venezuela. Pero qué se puede esperar de la ONU, que ni siquiera ha sido capaz de una condena al nazismo, ni condena el genocidio sionista en Palestina, ni a los ukronazis claramente tatuados y armados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni contra la invasión en Yugoeslavia, Libia, en Siria… larga lista de crímenes apoyados por las mismas clases y fuerzas que hoy atacan la democracia participativa y protagónica en Venezuela. No esperamos nada de las instituciones del Occidente putrefacto y así como tenemos que crear nuestras propias redes de comunicación y formación, nuestra propia cultura, tenemos que crear también nuestras propias instituciones internacionales para defender los derechos y la vida de las grandes mayorías del planeta.
El pueblo tiene un arma indestructible: conciencia y memoria. Nuestra historia, que es un archivo activo de pruebas contra el crimen organizado. Cada mártir reclama justicia y más tarde o más temprano esa justicia se ejercerá a escala internacional y juzgaremos a este sistema delincuencial/gansteril. Tenemos grabadas en el alma y también físicamente las pruebas contra el fascismo, el nazismo y el sionismo que son tres aspectos del imperialismo (en crisis terminal).
Decía al comienzo que hemos aprendido mucho de lo sucedido en Venezuela porque la respuesta del Gobierno ha sido: 1) propuesta de “Ley contra el Fascismo, Neofascismo y Expresiones Similares”, 2) creación de un organismo y sistema de ciberseguridad, 3) Sancionar la Ley de control de ONGs y organizaciones sin fines de lucro. Importantes respuestas para el ejercicio soberano de la justicia y de la paz.
El crimen será juzgado, en cada lugar del mundo, en cada aldea, en cada pueblo serán juzgados y el fascismo será derrotado. Esta guerra global y constante que hoy se libra terminará y podremos utilizar el inmenso desarrollo tecnológico para la vida, para educar, para sembrar el futuro que sin duda es el socialismo del siglo XXI.
(Publicado en teleSURtv, el 27 de agosto de 2024)