El Monumento Bicentenario en Carabobo
Me han llegado por las redes algunas imágenes y un par de videos del nuevo monumento erigido en Carabobo para conmemorar el segundo centenario de la batalla. Y en verdad, no puedo ocultar mi entusiasmo. Me encanta esa obra.
También creo que le hubiera gustado mucho al comandante Hugo Chávez. Recuerdo ahora el momento en que me llamó por teléfono para recomendarme que fuera estudiando el conjunto del Campo de Carabobo y la zona donde se desarrolló la batalla. “Tenemos que hacer algo importante”, me dijo. “Hay que ir preparándolo porque el año 21 va a llegar más rápido de lo que pensamos”. Y por allí se fue con algunas instrucciones y recomendaciones. Me lo decía en mi condición de responsable de la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales. Estábamos en 2011.
A partir de allí, ya conocemos lo que pasó y las dificultades a las que nos hemos venido enfrentando a raíz de la guerra brutal de nuevo tipo a la que estamos sometidos por el ensañamiento imperial.
No pensaba, lo confieso casi con pena, que en esta situación, en medio de una guerra total que trata de destruirlo todo, incluyendo el ánimo colectivo, el presidente Nicolás Maduro tuviera la visión, la entereza y la calma necesaria para disponer la ejecución de este monumento, de cuya existencia me enteré hace solamente un par de meses, cuando ya la obra estaba muy avanzada. Y por supuesto, no puedo dejar de agradecérselo. Hijo de Chávez, como lo es Nicolás, entiendo ahora que no podía permitir que pasase la fecha bicentenaria sin dejar para nuestro pueblo un recuerdo emblemático e imperecedero. Pienso también que lo hizo con mucho acierto. Pues a mi juicio el monumento es sencillamente maravilloso.
Siempre he sostenido que el arte, y estamos hablando justamente de una obra de arte que apunta a la memoria colectiva, creo que el arte, repito, debe expresarse con el lenguaje de su tiempo y abrir siempre caminos, pero conectándose a las raíces que le dan sustento. En ese sentido se parece también a la política cuando es auténtica, tomando en cuenta lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos y debemos ser, como decía Chávez refiriéndose a la cultura. Esta obra lo logra sin ninguna duda con su estética contemporánea, pero apoyándose en la fuerza de lo simbólico. No podía ser de otra manera.
Felicitaciones a los arquitectos del colectivo ¿CUÁL CIUDAD?, Abner Colmenares, Carlos Pou, Héctor Torres, Orlando Martínez, Gilberto Rodríguez, Ana Medina, Ricardo Fajardo y Dulce Medina, así como a la artista Morella Jurado. Pienso que lograron hacer una contribución muy significativa, tanto a nuestro patrimonio arquitectónico, como a nuestro patrimonio intangible a través de la interpretación de lo simbólico y el reconocimiento a la memoria profunda de nuestro pueblo.
(Publicado en Correo del Orinoco, el 24 de junio de 2021)