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El otro 1º de enero. Atilio Boron

Días atrás conmemoramos merecidamente el triunfo del movimiento 26 de Julio, el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista y el advenimiento de la Revolución Cubana. Todo eso ocurrió en 1959. Pero no olvidemos que también un 1º de enero, de 1804, culminó victoriosa la primera revolución popular, antiesclavista y anticolonial en las Américas. Fue ese día cuando los patriotas haitianos derrotaron a los franceses que habían ocupado y saqueado la isla por algo más de un siglo. Bajo el liderazgo de Jean Jacques Dessalines y tras las huellas previamente abiertas por Toussaint Louverture, fallecido un año antes del triunfo, la revolución haitiana abolió la esclavitud en la colonia francesa de Saint-Domingue y fundó la primera república negra en el mundo. Haití pagó con más de dos siglos de opresión neocolonial, atraso e inusitadas dosis de violencia política por su osadía republicana y democrática, y por creer que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, parida por la Revolución Francesa, se aplicaría por igual a los negros y mulatos que poblaban sus colonias.

Pocas veces se recuerda que Haití es el país que ha sufrido la más prolongada ocupación estadounidense en las Américas. Los marines llegaron en 1915 y, formalmente, se retiraron en 1934 pero la influencia práctica de la Casa Blanca en los asuntos del gobierno haitiano se extendió hasta 1947. Apenas una década más tarde Washington recuperaría el control de Haití mediante un conveniente lacayo: la sangrienta dictadura de Francois «Papa Doc» Duvalier, que dejó un legado de unos cincuenta mil haitianos asesinados. Duvalier fue sucedido por su hijo, Jean Claude “Baby Doc” Duvalier, de modo que la dinastía reaccionaria impuesta por Estados Unidos se extendió hasta 1986, cuando “Baby Doc” fue derrocado por un golpe de estado. La justificación para instaurar la feroz tiranía de Duvalier padre fue la necesidad de contener la “expansión del comunismo” en el Caribe y Centroamérica, lo que poco antes, en 1954, había provocado el golpe de la CIA en Guatemala -el primero de la “Agencia» en la región- derrocando y exiliando a su legítimo presidente, Jacobo Arbenz. Estados Unidos volvió a invadir Haití en 1994 y nuevamente en el 2004. Desde entonces su presencia, directa o indirectamente, ha sido una constante en la sufrida isla caribeña, precursora absoluta de las luchas por la independencia y la soberanía nacional en América Latina y el Caribe. Es una cuestión de honor recordar y honrar, como en su momento lo hiciera José Martí, la precursora lucha del pueblo haitiano y su histórica victoria del 1º de enero de 1804.

(Publicado en el blog del autor, el 3 de enero de 2025)

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