Artículos

El poder de la calle

Catalunya, otra vez. El aniversario del 1 de octubre del año pasado ha servido para demostrar el poder de la calle. Y esa demostración de poder tiene a todos nerviosos. A los siervos del régimen monárquico y neofranquista del 78 y a los siervos de la burguesía catalana. Y callados y silenciosos a quienes aparecieron hace pocos años pretendiendo «asaltar los cielos» y lo único que han asaltado son los felpudos del poder donde están cómodamente instalados. La calle asusta, sobre todo cuando demuestra que ni hay ni puede haber medias tintas. Y la calle es de los Comités de Defensa de la República. Y los CDR están agudizando las contradicciones en el mejor sentido leninista.

Los CDR plantaron cara a los matones uniformados, siervos del régimen monárquico y neofranquista del 78, que acudieron a Barcelona a provocar; plantaron cara a los matones uniformados que la burguesía catalana mandó para proteger a los otros matones (y les tiñeron de colores, demostrando que fuera de su negrura hay vida)…

volvieron a cortar carreteras y trenes como hace un año y como mejor se escenifica es con esta imagen de jubilados en sillas de rueda, protegiendo a sus menores y haciendo su trabajo, un trabajo que no es otro que defender y mantener la dignidad. Eso me recuerda cuando siendo yo un jovencito y estando en una barricada, llegó la policía y nos enfrentamos a ella. De pronto salió de un portal una mujer mayor, se puso a nuestro lado y dijo: «resistiremos mientras podamos, y cuando no sea posible os marcháis y yo me quedo; yo ya he vivido, vosotros tenéis que vivir. ¡Viva la República!». Otro compañero de aquello y yo volvimos a buscarla varios días después. La encontramos y nos enseñó dos golpes de porra que le dieron los esbirros de la muy democrática policía monárquica y neofranquista del régimen del 78. Esa mujer tenía entonces 72 años. Los policías de hoy vuelven a golpear a viejecillos como entonces, el régimen monárquico y neofranquista del 78 sigue haciendo lo mismo hoy que hace casi 40 años. Estos dignos viejecillos catalanes me han recordado aquello. Eran una veintena y lo decidieron en asamblea, demostrando que siempre hay gente que lucha hasta el final.

Se han recuperado las plazas, las escuelas, los centros cívicos… todos aquellos lugares donde se expresó hace un año la voluntad de acabar con el régimen monárquico y neofranquista del 78 impulsando la República de Catalunya.

Se han recuperado las calles, los estudiantes han parado los campus… se ha constatado que hay dignidad frente a la indignidad de los políticos. El camino hacia la desobediencia se está recorriendo deprisa y sin pausa.

Ha sido una victoria popular. La demostración de que hay determinación, firmeza, solidaridad, resistencia y desobediencia. La hubo nace un año y la han intentado marchitar los siervos de la oligarquía catalana. Pero el desafío al poder sigue, está ahí. Lo saben, lo ven. Y les da miedo. La acción política se está sacando fuera de las sacrosantas instituciones y está siendo llevada a la calle, convirtiéndose en el centro de gravedad político de ahora. Por eso no hay que desfallecer. Por eso hay que felicitar a quienes estos días han mantenido la movilización, la dignidad y la decencia. Lo han dicho muchos y muchas, de muchas maneras, pero un africano ejemplar, Thomas Sankara, lo dijo de una forma muy clara: «sólo la lucha libera».

(Publicado en el blog «El territorio del lince«, el 2 de octubre de 2018)