Explicación no necesaria sobre el primer país del mundo
Pregunta: ¿qué país del mundo tiene en la actualidad 59 misiones médicas de solidaridad con otros tantos países? Otra: ¿qué país del mundo tiene en la actualidad 37 de esas misiones médicas de solidaridad en países en los que el COVID-19 está atacando a la población? Otra más: ¿a qué país del mundo se han dirigido otros 15 países para recibir el medicamento llamado Interferón Alfa-2B Recombinante (IFNrec) que ha sido utilizado con éxito por China para derrotar al coronavirus?
Esta última pregunta era la pista definitiva. Exacto, este país es Cuba.
Y ¿por qué? La cuestión médica en Cuba es de sobra conocida. Ha sido, junto con la educación, la joya de la Revolución desde 1959. A pesar del bloqueo, de la ignorancia occidental y de los prejuicios típicos y tópicos de todos los derechistas -y no pocos «progres»-, a secas o neofascistas, del mundo mundial. Los casos de Brasil, Bolivia o Ecuador son conocidos por haber expulsado a los médicos cubanos. La obsesión de EEUU de prohibir las misiones médicas cubanas es, también, conocida.
La imagen de médicos, médicas cubanas llegando a Lombardía (Italia), la zona más afectada por el coronavirus en este país, ha dado la vuelta al mundo. Eso porque la gente olvida que si se pudo contener al ébola fue, básicamente, gracias a Cuba. Y antes de eso fue la gesta de cuidar y curar a los niños y niñas afectados por la radiación nuclear tras el desastre de Chernobil. Y antes de eso… Millones, literalmente, de personas de todo el mundo han sido curadas gracias al internacionalismo cubano.
Justo hace un año os hablé de un índice bianual, basado en datos de la Organización Mundial de la Salud o del Banco Mundial, entre otras instituciones, sobre los países más saludables del mundo, en donde cuestiones como la esperanza de vida, el acceso al agua potable y la atención médica son determinantes. Ahí aparecía la sorpresa del puesto 30: Cuba. Un país que es considerado un desastre, un país fracasado, un país en bancarrota, un país generador de pobreza, como se dice desde Occidente y de forma especial desde EEUU, un país que está fuera de los estándares de altos ingresos del Banco Mundial dando lecciones a prácticamente todo el mundo.
Lo vuelve a hacer ahora. Otra vez. Mirad esto si buscáis una explicación que no es necesaria.
Eso mismo vuelve a hacer ahora Cuba, añadiendo a Europa, y hará siempre. Por eso es, con mucha diferencia, el primer país del mundo.
Por cierto, el Interferón es un medicamento que tiene ya casi 40 años y es eficaz, además, para combatir el VIH, el virus del papiloma humano, la hepatitis B, la hepatitis C y otras enfermedades. Aquí tenéis a Fidel el día de la inauguración del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología contando cómo se logró.
Y algunos datos de lo que ha logrado este centro desde su inauguración:
– En Cuba, desde 1992 la vacuna cubana contra la hepatitis B se aplica masivamente a recién nacidos.
– En Cuba, productos como el Factor de Crecimiento Epidérmico permiten acortar el tiempo de cicatrización de quemaduras por úlceras por irradiación en pacientes cancerosos.
– En Cuba, la vacuna tetravalente contra difteria, tosferina, tétanos y hepatitis B (TRIVAC HB), así como la vacuna pentavalente (Heberpenta) encabezan el Programa de Vacunación Nacional desde el 2005.
– En Cuba, desde 1993 se encuentra a disposición de la red de hospitales nacionales la estreptoquinasa recombinante cubana, producto que restablece el flujo sanguíneo en pacientes que sufren infarto del miocardio, y previene la necrosis isquémica del tejido.
– En Cuba y para el mundo, el Programa de Atención Integral con Úlcera de Pie Diabético con el uso del Heberprot-P ha favorecido a 65.000 cubanos y a 250.000 pacientes de otras naciones.
Queda obvio porqué Cuba es capaz de
enviar tanta cantidad de medicos a
tantas partes del planeta – actualmen-
te, a Italia y España.
Queda igualmente claro cómo el virusito
llegó a segar tantas vidas humanas prin-
cipalmente en Occidente – en la Unión
Europea, Suiza, el Reino Unido, Estados
Unidos, Australia, etcétera. Es que en los
últimos quince años, las multinacionales
farmacéuticas – norteamericanas, británi-
cas, alemanas y suizas, más una france-
sa – han abandonado, una tras otra, la in-
vestigación en la cura de enfermedades
infecciosas agudas, bacteriales o virales,
y el desarrollo de nuevos antibióticos.
La razón es muy sencilla. Con los trata-
mientos a corto plazo no se gana ni un
duro – o, más exactamente, muy poco
en relación con los de dolencias cróni-
cas o de evolución más bien lenta: los
cánceres sobre todo(campo de ensayo
para las nuevas sustancias desarrolla-
das mediante la tecnología genética),
las enfermedades cardiovasculares,
la esclerosis múltiple y el parkinso-
nismo. Allí está la mina de oro. El
vacío dejado en el combate a las en-
fermedades infecciosas agudas resul-
tó en el desastre total actual – y se
pierde una eternidad en el volver a
empezar, por lo menos en el hasta
hace poco tan próspero e idílico
Noroeste de nuestro planeta. Hasta
la industria de medicación genérica
(licenciadora de las multinacionales)
– representada por, además de la is-
raelí Teva, un país emergente , la
India – ha optado mayoritariamente
por el negocio lucrativo de los trata-
mientos a largo plazo.
La República de Cuba, además de
actuar con suma nobleza al poner
incluso su producción farmacéutica
a la disposición ya no sólo del Tercer
Mundo, simplemente llegó a ocupar
el hueco dejado por la retirada de
los grandes del sector. Victoria ma-
ñosa y hermosa.
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