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Gracias, Nicaragua. Agustín Velloso

Mil gracias sean dadas a Nicaragua por este acto de justicia y humanidad, algo que otros países mucho más poderosos, supuestamente líderes del mundo libre, con reglas y tantas otras perlas en su haber, no son capaces de hacer. A pesar de su pequeño tamaño, Nicaragua emerge como un gigante moral frente a la inmoral Alemania.

Entre 1941 y 1945, Alemania asesinó a “seis millones de judíos, alrededor de 7 millones (incluidos 1,3 millones de civiles judíos soviéticos que están incluidos en la cifra de los 6 millones de judíos), civiles polacos no judíos, alrededor de 3 millones (incluidos aproximadamente 50.000 soldados judíos), 312.000 civiles serbios (en los territorios de Croacia, Bosnia y Herzegovina), además de gitanos, delincuentes, oponentes políticos, homosexuales y otros”. Hoy, casi 80 años después, Alemania es cooperadora necesaria en el holocausto de los gazatíes a manos de las antiguas víctimas judías, hoy nuevos verdugos sionistas (https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/documenting-numbers-of-victims-of-the-holocaust-and-nazi-persecution).

Un doble récord que no puede ser más despreciable moralmente: primero asesinó millones de judíos y otros seres humanos y hoy ayuda a asesinar a decenas de miles palestinos de la mano de Israel, uno de los principales países parias del planeta: Israel, Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido.

Sin embargo, esa lista de miserables, que son tan psicópatas como el que más, es larga, aunque su lugar en ella sea algo inferior. Ahí están agazapadas y claramente muy satisfechas de estar en el jardín, Borrell dixit. Ese jardín occidental es a la vez el infierno de la mayor parte del mundo.

Esto es sencillamente la consecuencia de una injusticia internacional sin límite, impuesta por el actual imperio, Estados Unidos, junto con sus lacayos, a los que somete bajo su poder y a la vez usa para atacar a discreción a gran número de países. Éstos están constantemente en peligro y en ocasiones resultan agredidos de diversa manera y sin límite de daño ni crueldad.

Los bombardeos de la aviación de guerra sobre escuelas, hospitales, mezquitas y viviendas, incluso expulsándolos de un refugio hacia otro lugar para luego ametrallarlos sin piedad, es una maldad que no pagarían ni con mil años penados en sus propias cárceles.

No se me ha olvidado la Ley Internacional, al contrario, no he querido siquiera mencionarla, pero lo hago ahora para remachar la hipocresía y la maldad del bloque occidental respecto de las leyes internacionales. Su desprecio por éstas es igualado por su soberbia. Los países occidentales son los que más violan las leyes fundamentales y luego, como pasa con Palestina y Nicaragua, no aplican la Ley Internacional, ni siquiera la respetan.

El león no necesita el permiso de la ley para comerse todas las gacelas que desee, va y se las come cuando le plazca. Ésta y no otra cosa es la selva política imperialista, de ninguna manera es el jardín citado anteriormente.

El imperio lo sabe perfectamente, pero los desheredados de la tierra saben mejor que nadie que la ley del imperio es la del avión de combate contra niños, mujeres y ancianos.

A pesar de ese mundo que es horriblemente inhumano, estamos siendo testigos de que el festín se les está poniendo difícil a los leones. Es imperativo que se unan todos los países antiimperialistas para impedir cuanto antes que el imperio y sus lacayos sigan asesinando y robando.

Eso es preciso para que toda la humanidad, no solamente la minoría occidental, pueda vivir con justicia, soberanía y solidaridad. El fruto será la paz eterna en la tierra.

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