Haití por el fin de la opresión
El mandato presidencial de Jovenel Moïse en Haití concluyó el pasado 7 de febrero y el pueblo haitiano ha salido nuevamente a las calles con la esperanza de dar un giro diametral a su realidad, encauzándose hacia un nuevo proceso que pueda permitirles aspirar a superar las condiciones apremiantes de vida que han padecido en los últimos años, como parte del proceso de neocolonización que enfrentan desde el mismo momento de su liberación a principios del siglo XIX.
El rechazo a Moïse se ha incrementado y las clases proletarias-populares establecen alianzas para garantizar su salida del poder al que se aferra a pesar de su desprestigio; a la fecha, no ha celebrado las elecciones intermedias pendientes y continúa buscando reformar la constitución para perpetuarse al menos un año más en el poder, lo que significaría el establecimiento de otra dictadura como las que ha padecido la nación caribeña. En días pasados, la unión proletaria-popular convocó a la huelga general exigiendo la salida de Moïse y el establecimiento de mecanismos de transición que permitan poner fin a la condición neocolonial que les oprime. Por su parte, tramposamente Moïse citó a elecciones presidenciales y legislativas para septiembre próximo y avanza en la reforma constitucional que sometería a referéndum en abril, pero a todas luces, prepara la continuidad de la sumisión haitiana a los intereses capitalistas-imperialistas más exacerbados de todo el Caribe.
A las voces de rechazó de Moïse se ha sumado el Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ) que divulgó una resolución donde estipula el final del gobierno de Moïse; ante esta resolución del CSPJ, Jovenel respondió recrudeciendo la represión policiaca-militar en las calles y arrestando a una veintena de personas. La excusa del mandatario repudiado ha sido un supuesto intento de golpe de Estado y un intento de asesinato en su contra, lo cual puede ser usado de pretexto para incrementar aún más la represión y la intervención neocolonial, pues no debe olvidarse que Moïse cuenta con el apoyo del imperialismo estadounidense, la OEA, la ONU y de las potencias europeas que simulan con silencio cómplice ante la larga lista de injusticias cometidas; tan solo el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, dijo que “un nuevo presidente electo debería suceder al presidente Moïse cuando su mandato finalice el 7 de febrero de 2022”, en manifestación clara del interés imperialista por mantener control e injerencia sobre Haití.
Por su parte, opositores a Moïse, nombraron al juez Joseph Mécène Jean-Louis, como “presidente de la transición”, quien a través de un video dijo aceptar “la elección de la oposición y de la sociedad civil para poder servir al país”. La burguesía haitiana no desea perder su poder y ganancias que le propicia la pobreza-explotación generalizada en el país y el saqueo imperialista de la cual es cómplice, ya que ante los crímenes de lesa humanidad cometidos por mandato de Moïse, guarda silencio cómplice junto a los medios de comunicación y la hipócrita comunidad internacional sometida al imperio y sus intereses.
Los sectores de izquierda y revolucionarios de nuestra América y el mundo deben expresar su apoyo internacionalista para que la voluntad del pueblo haitiano se escuche y se respete, como el primer paso, para poner fin a la opresión mayor ejercida por el capitalismo-imperialista y a favor de la liberación real mediante la construcción del socialismo en Latinoamérica y el mundo.