La crudeza del genocidio. Cristóbal León Campos
El Ejército de ocupación sionista bombardeó nuevamente, con misiles de fabricación estadounidense, una escuela en el norte de la Franja de Gaza que servía de refugio a familias desplazadas y dejó más de un centenar de muertos, principalmente infantes y personas de la tercera edad, esto durante la madrugada del 10 de agosto pasado, justo cuando los y las ocupantes realizaban oración. El genocidio está por demás comprobado, la vileza con que se realiza es la degradación de cualquier aspecto humano. No se trata de una guerra, no hay una “defensa israelí”, y sí hay una intención premeditada de aniquilar a la población palestina, es un etnocidio a toda luz, no es casual que las bombas caigan sobre las mezquitas y escuelas palestinas ni a la hora de las oraciones. Esta es una matanza más en el marco general del mayor crimen del siglo XXI, que ya suma más de 40 mil muertes de palestinos.
El pasado 7 agosto se cumplieron diez meses de la intensificación del genocidio, y al acércanos al cumplimiento de un año más, es de notarse una peligrosa campaña mediática que busca “normalizar” las noticias de las matanzas -y no es que fueran nuevas-; esta estrategia de la maquinaria mediática occidental evidencia el cinismo genocida del sionismo israelí y el imperialismo estadounidense, pues buscan desviar la atención de la opinión pública queriendo presentar situaciones como la que acontece ahora en Venezuela (cuya raíz no está en lo que difunde el imperialismo) como si fueran de una envergadura mayor a la del genocidio en Palestina; y con una hipocresía mayúscula, los países occidentales y sus gobiernos lacayos regionales, como los de Javier Milei y Gabriel Boric, en Argentina y Chile respectivamente, gritan por una hipotética “libertad” en la Venezuela bolivariana mientras se implementan otros 3 mil 500 millones de dólares para continuar con las matanzas realizadas por el Ejército sionista en territorio palestino; y no se olvide que esa cantidad es sólo una parte de los 14 mil millones aprobados en abril pasado por el Congreso de EE.UU. Sí, así de cínicos aquellos que se suman a la supuesta “defensa de la democracia” en Venezuela, pero han callado y siguen haciéndolo ante la bestialidad sionista y el crimen de lesa humanidad contra el pueblo y la nación palestina.
Las y los testigos de la reciente masacre -como los de las anteriores- expresan la imposibilidad de describir lo que las imágenes difundidas muestran: el horror y la devastación sobre cuerpos inertes que yacen en los restos de la escuela, señales de una crudeza tal que sólo puede recordar lo que los propios judíos sufrieron bajo el asedio Nazi, pero la vuelta de la historia fue tan grande que hoy aquel pueblo víctima tiene ahora un Gobierno victimario -y no hay exageración en esto-. Escúchense los discursos de Benjamin Netanyahu, de los políticos estadounidenses prosionistas y de muchos otros miembros del Ejército israelí, los cuales son muy claros, ya que no se encuentra en ellos el más mínimo dejo de humanidad; son abiertamente improperios sanguinarios e inhumanos, y no hay otra forma de calificarlos.
En estos diez meses transcurridos Israel ha bombardeado con tal descaro a por lo menos cinco países, como son Palestina, Siria, Líbano, Yemen e Irán, sin que esto traiga como consecuencia la implementación de sanciones económicas o políticas, restricciones comerciales o la aplicación de leyes del derecho internacional; es decir, las naciones occidentales, la Unión Europea, la OTAN y otros organismos internacionales y gobiernos han preferido callar en lugar de luchar contra el genocidio. Claro, por el otro lado, las naciones que sí se han opuesto al genocidio y han levantado la voz mediante instancias internacionales, como Sudáfrica, países del Medio Oriente, naciones de Latinoamérica, así como millones de seres humanos en el mundo a través de protestas y movilizaciones, han sido amenazados y descalificados desde los cenáculos de la muerte hoy erigidos por el sionismo, el imperialismo y sus lacayos. La crudeza de los hechos es visible a plena luz, ¿pero hasta cuándo será así?
¡Palestina será libre!