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La destrucción de Siria, un proyecto largamente buscado. Declaración de la CECOB

La Coordinación Estatal Contra la OTAN y las bases ha emitido la siguiente Declaración sobre la situación en Siria:


La destrucción de Siria, un proyecto largamente buscado

Declaración de la Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases

Finalmente, Siria ha caído. Después de 13 años de guerra promovida por las potencias imperialistas en la región, a remolque de los acontecimientos de la conocida como «Primavera Árabe»: unas revueltas populares fundamentadas en legítimas reivindicaciones, pero que fueron deliberadamente exacerbadas para provocar la caída de los gobiernos que ponían dificultades al sometimiento a las potencias occidentales: Túnez, Egipto, Siria, Libia, Yemen, Sudán, entre otros.

En 1996, Netanyahu es elegido primer ministro y se prepara para él un documento llamado Clean Break (Ruptura Limpia) en el que se contempla una reestructuración de Oriente Medio que incluye la destitución de Sadam Husein en Irak y la contención de Siria.

Unos años después, Wesley Clark, general retirado de EE.UU. y ex comandante supremo aliado de la OTAN en Europa en la época confesaría que el plan de EEUU tras el 11 de septiembre de 2001 era invadir 7 países en 5 años, empezando por Irak y terminando por Irán, Siria estaba entre ellos.

En 2019, la RAND Corporation, un «think tank» pagado por el Pentágono, publicaría el informe «Sobreextendiendo y Desestabilizando Rusia», en el que recomienda el apoyo a los rebeldes sirios como instrumento eficaz para hostigar a Rusia.

Erdogan ha reavivado el interés de Turquía por recuperar el espacio pantúrquico del antiguo imperio otomano; para ello, ha importado miles de mercenarios salafistas de Asia Central y decenas de otros países para desestabilzar a Siria. Además, su secular contencioso con la minoría kurda le llevó a ocupar una franja de territorio sirio en su frontera en 2019.

Los Hermanos Musulmanes fueron una creación del imperio británico en los años 20 del pasado siglo para estimular los conflictos inter tribales, en especial, dentro de la comunidad suní, como forma reaccionaria de división y control en el mundo árabe. Son respaldados en la actualidad por Turquía y Catar principalmente.

Siria tenía un sistema político que conservaba el sustrato del socialismo panarabista del partido Baaz, que respetaba la multiconfesionalidad y las distintas etnias en una convivencia ordenada. Pero defendía su soberanía frente a los intentos de dominación occidental, y entendía y apoyaba la causa palestina como la necesaria liberación de una situación colonial inaceptable.

La presencia de miles de mercenarios yihadistas armados y entrenados por Turquía y financiados por Catar emprenden la guerra contra el gobierno a partir de la Primavera Árabe. Toda la prensa occidental se volcó en su apoyo, señalándolas como «fuerzas democráticas» contra la tiranía del «régimen».

Rusia está presente en Siria desde tiempos de la URSS, en donde instaló sus bases militares que le permitían su acceso al Mediterráneo sin el embudo del Bósforo.

El primer intento de agresión imperialista a Siria fue detenido en la ONU por el veto de Rusia y China a una Resolución que autorizara la intervención, escarmentados del uso que había hecho la OTAN de la Resolución de bloqueo contra Libia, que derivó en la destrucción completa del país.

A pesar de ello, EEUU intervino ilegalmente en el país, ocupando 1/3 del territorio, en el que explotaba el petróleo y el trigo y apoyaba a las milicias rebeldes con el pretexto de combatir al Estado Islámico. La CIA estimulaba su crecimiento, mientras el ejército los combatía, según conveniencia.

Para contener la ofensiva, el gobierno sirio pidió ayuda a Rusia, que intervino en el conflicto a partir de septiembre de 2015. Después de varios años de colaboración, consiguieron erradicar al ISIS. En un esfuerzo de reconciliación apadrinado por Rusia, se consiguió reunir a miles de militantes de ideología takfiri en la región de Idlib, incluso conservando sus armas.

Siria ha sido siempre el puente del apoyo de Irán al Eje de la Resistencia, organizado por Qasem Suleimani. Durante la guerra en Siria, buena parte de los combatientes del lado del gobierno eran milicias palestinas y sobre todo, el Hezbolá libanés.

En los acuerdos de Astaná de 2018 entre el gobierno sirio y las fuerzas rebeldes se consiguió un alto el fuego, actuando Rusia, Turquía e Irán como garantes; los acuerdos respetaban el estatuto especial de Idlib y de la franja fronteriza ocupada por Turquía.

Desde Idlib, el santuario takfirí y con el apoyo de Turquía, es desde donde se ha lanzado esta última ofensiva, a la que se han sumado muchos otros mercenarios de todo el mundo.

La ofensiva, victoriosa en apenas diez días, ha sido espectacular en términos de planificación y coordinación de todas las fuerzas opuestas al gobierno sirio, lo que, obviamente, pone en evidencia la participación de las fuerzas de la OTAN y del sionismo en la conducción estratégica.

La operación del ente sionista contra Hezbolá en Líbano había mermado la capacidad de éste para apoyar al gobierno sirio. Esta fue la oportunidad de Israel para, tras firmar un alto el fuego en Líbano que liberara a sus tropas, volverse contra Siria, destruyendo los pasos fronterizos con Líbano y una gran parte de su infraestructura militar para asegurarse de que no quedara en manos ajenas y de que no pudiera ser usada en su contra.

Resulta revelador que los nuevos amos del país, pese a su explícito islamismo político, no se hayan expresado en ningún momento, ni atacado, a la entidad sionista, ni defendido el derecho de autodeterminación para Palestina, tal como había ocurrido anteriormente; y no solo eso, sino que una de las primeras medidas adoptadas por sus amos provisionales haya sido la prohibición el uso de armas para los centenares de miles de palestinos que viven refugiados en Siria.

En la caída vertiginosa de Siria ha tenido un peso enorme el desgaste sufrido por un país privado de sus propios petróleo y trigo, con enormes carencias de todo tipo tras una década de guerra, un exilio brutal y sometido al más cruel bloqueo.

También parece haberse producido una enorme defección entre las filas leales al gobierno, tal vez por hartazgo ante una situación que no tenía visos de mejorar; y también, por posibles instrucciones del gobierno de no combatir para no provocar mayor derramamiento de sangre.

Se ha especulado mucho sobre el papel de Rusia y de Irán en su aparente inhibición ante lo que estaba sucediendo en Siria. El tiempo irá clarificando poco a poco la niebla de guerra, aunque hay elementos para considerar que tienen sus propias razones para mantener cierta distancia: Rusia está en una posición muy delicada en Ucrania, con toda la OTAN presionando para escalar el conflicto a una guerra total; e Irán evita la confrontación directa con Israel, que sabe que supondría la inmediata entrada de EEUU en una guerra contra ellos.

El futuro más probable de Siria, a medio plazo, es su división en distintas zonas de influencia, dedicadas a combatirse entre sí una vez desaparecido el enemigo que les unía.

El objetivo de la destrucción de Siria está claro según un modelo ya ensayado en Afganistán, Libia y otros: crear un caos permanente que impida cualquier atisbo de resistencia a la penetración imperialista; en este caso, situando la amenaza terrorista en el propio entorno de Rusia, a la que hay que acabar sometiendo, además de cortar el flujo de armas desde Irán a la Resistencia Palestina, intentando estrangular su capacidad defensiva.

Todo ello inscrito en el objetivo último de desbaratar el proyecto de los BRICS y los esfuerzos por construir unas relaciones internacionales más equitativas y respetuosas con la soberanía de los países.

Lo que ha quedado en evidencia para cualquiera que no sea idiota o esté comprado, es que la caída de Siria ha sido un objetivo largamente buscado por el imperialismo de raíz anglo-sionista-norteamericana; y resulta insultante la actitud de la práctica totalidad de los agentes políticos y los medios de comunicación de este país, que han venido denostando al legítimo gobierno de Siria como una dictadura sanguinaria, que han hecho todo lo posible para que colapse y que pretendan ahora convencernos de que las hordas de mercenarios takfiris fundamentalistas, que no admiten otra cosa que no sea la muerte del infiel, son combatientes por la libertad que van a traer la paz a ese desgraciado país.

Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases

23 de diciembre de 2024

(Publicado en el sitio web de la CECOB, el 24 de diciembre de 2024)

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