La luz del día. El lince
Otra cosa que no puedo dejar pasar, junto al mundial de ajedrez, es la muerte de Harry Belafonte a finales del mes pasado. Ya habrá tiempo de volver a los temas clásicos.
El nombre no os dirá nada, pero para mí es un referente musical y político. Ya no se lleva su música y lo que es peor, ya no se lleva su compromiso político. Desde que se dio a conocer, allá por 1956, con su «Day-O», una canción extraída de una melodía caribeña que describe el trabajo de los estibadores, la historia de Harry Belafonte ha ido ligada a una inquebrantable lucha contra el apartheid y la segregación racial. Sin él no se puede entender a monstruos como Hugh Masekela y, sobre todo, a Miriam Makeba, a quienes ayudó y arropó con su popularidad y con quienes colaboró en conciertos y discos, incluso produciendo alguno de ellos.
Pero todo gran hombre tiene un mentor, y en su caso fue Paul Robeson, músico, cantante de blues, brigadista internacional en la guerra nacional revolucionaria española de 1936-1939 encuadrado en el «Batallón Abraham Lincoln» (XV Brigada Internacional) bajo el mando directo del mítico Robert Merriman, un profesor y economista de los que ya no hay.
Profundamente antifascista, Robeson, vigilado y perseguido por «comunista» a su vuelta a EEUU de la guerra española, tuvo una influencia crucial en Harry Belafonte. De él bebió no solo musicalmente -le consultaba temas y acordes- sino políticamente.
Harry Belafonte apoyó a Cuba desde el mismo momento del triunfo revolucionario, fue un infatigable denunciante del bloqueo impuesto a la isla desde hace ya casi 70 años (hoy los «demócratas» hablarían de sanciones), se opuso a las guerras imperialistas de EEUU -tanto a Vietnam como a las desatadas por los Bush- y no dudó en burlarse de Colin Powell y Condoleza Rice, ambos negros, a quienes calificó públicamente como «esclavos del amo blanco a quienes se permite servirle en casa». Esto era algo considerado un privilegio que estaba reservado a los esclavos más mansos y serviles, que así quedaban apartados de los trabajos más duros en las plantaciones.
Siempre apoyó las luchas por la emancipación social y política. En un mundo como el de hoy, se echan en falta gentes como él.
P.D.- El ataque con drones al Kremlin pone de manifiesto, de nuevo, la facilidad con que las «líneas rojas» de Rusia se vulneran una y otra vez. Salvo que se le dé a Occidente una lección en condiciones, seguirán este tipo de cosas. En sentido estricto, ahora Rusia tiene la excusa «legal» para barrer del mapa al bufón y a sus secuaces.
Hoy se va a realizar una reunión del Consejo de Seguridad ruso. Lo más probable, y así hay que suponerlo porque la inacción ya no es una opción válida, es que se discutan las medidas de represalia, que serán tanto militares como económicas. Lo interesante: Rusia culpa formalmente a EEUU del ataque.
En cualquier caso, también hay que pensar que todo esto va en la línea de la llamada del bufón Zelenski a Xi Jinping: el país 404, antes conocido como Ucrania, está empezando a perder brillo en Occidente y tiene que recuperarlo de alguna manera. Es una necesidad histérica de parecer activo y exitoso. Un golpe psicológico que no va más allá y que no hace el menor daño.
Aunque, como dicen los más entusiastas, Rusia puede seguir esperando: Occidente se deshace por sí solo. La nueva quiebra bancaria en EEUU (y ya van cuatro bancos) pone al matón de barrio en una situación que empieza a parecerse, como una gota de agua a otra, a la crisis de 2008. Entonces la pérdida de los bancos estadounidenses fue de 373.000 millones de dólares; ahora ya van 548.000 millones. Y sumando. La diferencia entre entonces y ahora no es solo esa: ya no hay una China dispuesta a salvar a Occidente, como hizo entonces. Quien no vea la interrelación entre la crisis del país 404, antes conocido como Ucrania, y todo esto es que no ve nada. Así que debemos esperar lo inesperado, y eso tiene que ver con el ataque al Kremlin.
La paranoia del zombie europeo llega a lo siguiente: la Comisión Europea (con la condesa al frente y el bocazas al costado) «está preparada para utilizar fondos normalmente reservados para la construcción de carreteras y aeropuertos en los estados más pobres de la UE para impulsar la producción de armas en todo el bloque».
Las movilizaciones en Francia en contra del aumento de la edad de jubilación han logrado lo impensable: por primera vez se degrada a un país económicamente por la «agitación social». Según la agencia Fitch, Francia pasa de tener una calificación de AA a otra de AA-. Para que os hagáis una idea, Fitch es similar a Standard & Poor’s (S&P) y Moody’s en estas cuestiones y son las tres «agencias calificadoras» de referencia para el capitalismo mundial. Fitch no ha podido ser más clara: «además de los movimientos sociales (a veces violentos), hay un punto muerto político que pesará sobre la capacidad de Francia para reducir su déficit y su deuda». Lo que la agencia entiende por «punto muerto político» significa que hay mucha incertidumbre internacional sobre si Francia logrará «consolidar las reformas», es decir, seguir adelante con el aumento de la edad de jubilación.
Al hilo de la canción de Harry Belafonte, Jamaica acaba de anunciar oficialmente que quiere romper con Gran Bretaña y salir de la monarquía, pasando a una forma de gobierno republicana, para lo que se celeberará un referéndum popular, aún sin fecha. En diciembre de 2021, Barbados abandonó la Commonwealth británica con un esquema similar. Jamaica fue uno de los centros del comercio de esclavos en el Caribe, por lo que también dice que va a exigir una disculpa y una compensación a Gran Bretaña. Un paso más en la descolonización, que por ahora abandera África.
(Publicado en el blog del autor, el 5 de mayo de 2023)