La pandemia de perversidad
Habitual a su tradición, la ultraderecha aprovecha de manera oportunista cada espacio posible para lanzar sus amenazas vestidas de advertencia, escritas en marasmo literario; o, dicho de otra forma, el veneno que les corre por la sangre rebosa los cenáculos en los que se sientan creyéndose dueños del mundo y la verdad; sírvase quien lo dude de revisar la historia y observar el papel de los intelectuales y opinólogos del oscurantismo-conservador, para caer en cuentas de lo dicho, y, alcance como siempre, con un botón de muestra. En días pasados, desde Madrid, la Fundación Internacional para la Libertad, presidida por Mario Vargas Llosa, lanzó uno de sus ya conocidos Manifiestos, en esta ocasión, encabezado con el sugerente título “Que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo”. El panfleto es acompañado por la firma de más de un centenar de personas, todas y todos identificados con los sectores reaccionarios-burgueses de sus diferentes países; pueden leerse los nombres de los ex presidentes José María Aznar (España), Mauricio Macri (Argentina), Ernesto Zedillo (México), Álvaro Uribe Vélez (Colombia), Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti (Uruguay), Alfredo Cristiani (Salvador) y Federico Franco (Paraguay), todos ellos vinculados con desapariciones forzadas, asesinatos, fraudes y corrupción, paramilitarismo y desarticulación del Estado por la implementación del neoliberalismo, particularmente de los derechos laborales y de los servicios de salud, que tanta falta hacen hoy para combatir la pandemia del coronavirus. Además, todos sin restricción alguna, fieles lacayos del imperialismo estadounidense, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la nostalgia neocolonial de las expotencias europeas. Bajo sus nombres, sigue una larga fila de políticos y empresarios de escaso perfil pero mucha perversidad y los infaltables “intelectuales” que, acompañando al patriarca de la intelectualidad reaccionaria Mario Vargas Llosa, firman creyendo que exponen ideas cuando solamente reafirman lealtad a sus amos; así, sin pudor, se leen nombres como los de Enrique Krause, Jorge Castañeda, Gloria Álvarez, Fernando Savater y Carlos Alberto Montaner.
El manifiesto comienza en su primer párrafo con una expresión que llaman de “solidaridad” hacia las familias de los fallecidos, algo clásico en el texto perverso, primero buscan generar empatía con los lectores y lectoras para después descargar el veneno que les corroe. Acto seguido, en el segundo párrafo, pareciera establecerse una línea de consciencia sobre los trabajadores y trabajadoras de la salud en el mundo al decir: “Mientras los empleados de la sanidad pública y privada combaten el coronavirus valerosamente”; sin embargo, esa línea se desdibuja o se tuerce cuando en vez de exigir a los gobiernos mayor inversión en los servicios de salud pública, denunciar el comercio irracional e inhumano de las multinacionales farmacéuticas que se enriquecen con la pandemia y alzar la voz para que las condiciones necesarias para los trabajadores y trabajadoras de la salud sean respetadas y garantizadas (como sueldos idóneos, seguridad laboral, insumos suficientes para efectuar su trabajo, medidas de salud plenas y respeto social a su trabajo), prefieren dar el primer zarpazo a la razón y lanzar la consigna del capitalismo-neoliberal que manifiesta su crisis diciendo: “en varios países impera un confinamiento con mínimas excepciones, la imposibilidad de trabajar y producir, y la manipulación informativa”.
Se muestran preocupados a causa de que, como medida para evitar la propagación del COVID-19, muchos gobiernos en el mundo expidieron decretos para la suspensión laboral en sectores no indispensables para la sobrevivencia humana. El temor que les recorre es que ante la detención de la producción, la reproducción sistémica se tambalea; pero nada dicen de la exposición a la que siguen sujetos millones de trabajadores y trabajadoras al verse obligados a seguir laborando en condiciones no idóneas, poniendo en riesgo su vida; nada dicen de la violación que eso significa a los derechos inalienables del ser humano, les preocupa más que las empresas generen riqueza que no será socialmente distribuida, que la vida de quienes crean esa riqueza, y, entonces, esa aparente “solidaridad” que se expresa en el primer párrafo y en las primeras líneas del segundo, se desdibuja para dar lugar a su verdadera razón: el interés privado, la ganancia por encima de la vida y la libertad burguesa que oprime a la mayoría mientras satisface el lucro de una minoría inhumana.
Hablan de la “manipulación informativa”, y claro que hay que hablar de ella, sólo que nuevamente los firmantes del panfleto en cuestión opinan desde la trinchera contraria a los pueblos, pues si bien es cierto que muchos gobiernos manipulan a través de los medios de comunicación a su servicio, pareciera olvidárseles las formas en que Donald Trump y Jair Bolsonaro andan desinformando y provocando manifestaciones neofascistas en contra de las medidas cautelares de la cuarentena sin importarles el riesgo a la vida de miles de personas que eso significa, y claro, también olvidando que esos dos gobernantes fueron de los más sinvergüenzas a la hora de tomar las medidas necesarias, siendo sus países altamente afectados. Ya las imágenes trágicas de New York han circulado en el mundo, Estados Unidos encabeza la lista de fallecidos y contagios. El silencio es también manipulación informativa, callan antes estos hechos y muchos otros, como los que suceden en Chile, Haití, Colombia, El Salvador, Ecuador y tantos otros ejemplos, para después, hacer gala del cinismo poniendo en práctica lo que dicen criticar.
En el tercer párrafo del Manifiesto se lee: “En las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua, la pandemia sirve de pretexto para aumentar la persecución política y la opresión. En España y la Argentina, dirigentes con un marcado sesgo ideológico pretenden utilizar las duras circunstancias para acaparar prerrogativas políticas y económicas que en otro contexto la ciudadanía rechazaría resueltamente. En México arrecia la presión contra la empresa privada y se utiliza el Grupo de Puebla para atacar a los gobiernos de signo distinto”. Todo, absolutamente todo lo que signifique un proyecto o una medida contraria a sus intereses es catalogado como dictadura o prerrogativas contrarias a la libertad; claro, libertad de mercado. La manipulación informativa está en la existencia del panfleto que ahora comentamos, es en sí mismo éste documento una abierta, cínica y clara manipulación mediática que se suma a los cientos de artículos que los medios tradicionales de comunicación conservadores difunden diariamente, queriendo provocar golpes de Estado, apoyar el saqueo de la riqueza natural y humana y la intervención imperialista como en el caso de Venezuela.
Lamentan que las políticas neoliberales vean un freno en su aplicación ante la necesidad de redireccionar recursos públicos al sector salud, algo que todos los gobernantes firmantes hicieron en beneficio privado y en daño a sus sociedades; son ellos los que apoyaron el desmantelamiento del derecho a la salud que ahora tanto daño causa a millones de seres humanos, lamentan también, que gobiernos como el mexicano no acepte endeudar más al país a través de préstamos al FMI y otras instituciones internacionales, atacan porque no se ha otorgado al sector empresarial-burgués todo lo que ha pedido, se lanzan como acostumbran sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua llamándolos “dictaduras” por ser gobiernos socialistas o proclives a derechos sociales que la época neoliberal desmanteló, lloran las prebendas de sus amos. Éste panfleto no es más que uno de tantos textos que divulgan los ultraconservadores atacando a las sociedades, a la vida y los trabajadores y trabajadoras para seguir fieles al imperialismo y su dios, el libre mercado. Ya muchos de ellos y ellas, han lanzado supuestas “opiniones” contra el internacionalismo cubano que, mediante las Brigadas Medicas, lleva apoyo a los rincones más olvidados del mundo; les duele la existencia de la solidaridad, del humanismo y temen como siempre, al fantasma del comunismo que sigue vivo recorriendo el mundo a causa de las contradicciones que el propio capitalismo genera. En el cuarto parrado lo dicen con lujo de detalle: “A ambos lados del Atlántico resurgen el estatismo, el intervencionismo y el populismo con un ímpetu que hace pensar en un cambio de modelo alejado de la democracia liberal y la economía de mercado”; juegan discursivamente, equiparando comunismo con populismo, lo cual es totalmente falso; hablan de un ogro filantrópico, pero no dicen su nombre, pues saben muy bien que ese ogro que juega a vestirse de filantropía no es otro que el sistema capitalista; el verdadero responsable de millones de muertes a lo largo del todo el mundo desde hace ya varios siglos.
La avanzada ultraconservadora en el contexto del COVID-19 no es un juego: articulados en torno al interés superior de la propiedad privada y guiados por la codicia inhumana, buscan desestabilizar naciones para regresar a regímenes anteriores de abierta política neoliberal y derrocar proyectos socialistas como el de Cuba; esa es su función, ese es el fin del Manifiesto, nada les importa la crisis que se vive ni les causa el menor dolor el sufrimiento de millones de seres humanos, únicamente buscan aseguran la usura a la que están acostumbrados. Pero la pandemia de perversidad que desarrollan tiene su freno en el uso de la crítica y la razón basados en la solidaridad, la verdad y los principios humanistas que sustentan los ideales reales de emancipación y libertad de nuestros pueblos.