La pandemia por COVID 19
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FAI. Segundas Jornadas Antiimperialistas
1. Origen de la Pandemia
La Pandemia por COVID-19 se detectó y declaró en Wuhan, China en diciembre de 2019. Pronto se secuenció el virus causante y China publicó su genoma a través de la OMS, lo que permitió a todos los países del mundo prepararse para afrontar la Pandemia.
Aunque el origen zoonótico es la hipótesis más plausible, tal y como ocurrió en las epidemias anteriores de SARS y MERS, su origen preciso es aún desconocido.
Hoy es admitido de forma general que el virus estaba circulando por el mundo meses antes de que se identificarse en China.
Hay indicios relevantes de que el virus es de origen humano: experimentos de creación de Coronavirus similares en 2015, estudios filogenéticos del virus causante y su distribución geográfica y temporal con cientos de miles de secuenciaciones, incidentes en laboratorios implicados,…
Ha habido intentos de culpar a China del origen humano del virus, en concreto a un laboratorio situado en Wuhan. No existe el menor indicio objetivo. Tanto los estudios filogenéticos como la noticia verificada sobre el cierre en Agosto de 2019 de la instalación de Guerra Biológica en EEUU situada en Fort Detrick por problemas en sus sistemas de contención biológica, situarían el origen hipotético en EEUU. Se da la circunstancia de que este laboratorio, fundado en 1947 mediante la asimilación de los científicos japonenses responsables del genocidio biológico con ántrax en China, participó en 2015 en los experimentos antes referidos.
Independientemente de su origen y de la intencionalidad de los posibles escapes, la alta transmisibilidad, a pesar de la relativamente moderada morbilidad y baja mortalidad de la enfermedad, ha obligado a adoptar medidas en todos los pases del mundo.
2. Propagación y consecuencias
A pesar de sus bajos índices de mortalidad, en el orden del 1% de los infectados, la enfermedad por Covid 19 se caracteriza por su alta capacidad de contagio. Sin embargo la capacidad de infección y la severidad de la misma, aumenta exponencialmente con la edad de los afectados. Esto ha generado una verdadera masacre en la población mayor, muy especialmente en las residencias de los países desarrollados.
También, en periodos de crecimiento desbocado de los contagios, la saturación de los sistemas sanitarios ha aumentado la mortalidad tanto directa como indirecta.
Es de señalar que no existen tratamientos médicos específicos para la enfermedad, además de medicación paliativa con antiinflamatorios o ayudas a la ventilación. Varios tratamientos con medicamentos existentes, como la hidroxicloroquina, han tenido severas secuelas y víctimas.
Los antivirales existentes, tanto Remdesvir como Favipiravir como el ruso Afivavir, tienen efectos dudosos o limitados sobre la enfermedad. Existen desarrollos esperanzadores en Cuba basados en el Interferon.
Todo esto deja a las medidas de contención epidemiológica como única medida a corto plazo para contener la propagación: trazabilidad de las cadenas de contagios, distancia social, mascarillas e higiene personal. A medio plazo, solo una vacunación de la población mundial detendrá el proceso pandémico y evitará, si se hace a tiempo, que surjan mutaciones resistentes del virus.
2.1 Confinamientos generalizados
Los confinamientos, tanto generalizados como selectivos, se han generalizado en el mundo hasta que las vacunas estén en disposición de controlar la propagación de la enfermedad.
Respecto a los confinamientos generalizados, debemos señalar que nunca antes en la historia, mas allá de cuarentenas selectivas, se habían utilizado.
Su desarrollo conceptual, como herramienta de control social, se debe a las fuerzas mas siniestras en EEUU en el contexto de las agencias médico-militares, la guerra biológica y la Farma-Industria.
Su desarrollo se gestó en el ámbito de las medidas orquestadas alrededor del ataque a las Torres Gemelas de 2001 que vino acompañado por una campaña de generación de pánico por el envío masivo de cartas conteniendo esporas de ántrax que dejó varios muertos. La fuente de estos envíos se identificó precisamente en Fort Detrick y sus responsables murieron en extrañas circunstancias antes de ser ser juzgados.
Hay claros indicios de que el uso indiscriminado de los confinamientos generalizados por los Estados se ha promovido mediante la exageración de los pronósticos de la epidemia. En este marco se encuadra la realización masiva e indiscriminada de test de diagnóstico que solo amplifican los efectos aparentes de la pandemia allí donde se se realizan.
Sus consecuencias son:
- la naturalización de los encierros generalizados en un ambiente de pánico,
- la aceptación social de las medidas policiales coercitivas arbitrarias,
- la atomización de la sociedad,
- la promoción de la actividad social telemática, uno de los ejes estratégicos de la llamada “Cuarta Revolución industrial”.
Estos confinamientos generalizados e indiscriminados, además de resultar contraproducentes para el control de la propagación de la epidemia, según muchos especialistas, suponen todo un experimento de los mecanismos de control social extremo diseñados hace década y facilitan la aceptación social de los mismos en un ambiente de pánico potenciado artificialmente.
2.2 Vacunas
Desde los primeros momentos de la pandemia se inició una carrera mundial por el desarrollo de vacunas. Más allá de su indudable necesidad para el control de la pandemia, enseguida comenzaron a aparecen problemas relativos a prácticas especulativas y oligopolísticas por parate de varios grupos de la Farma-Industria.
Hay que destacar que la impresionante velocidad en el desarrollo y validación de algunas vacunas se debe a que las tecnologías subyacentes, novedosas en muchos casos, estaban desarrolladas de antemano. No obstante, el desarrollo acelerado de las vacunas plantea dudas en la sociedad sobre la seguridad médica.
Se trata de tecnologías basadas en vectores genéticos (ARN, ADN, Adenovirus,…), fáciles de adaptar, desarrolladas experimentalmente para el tratamiento de alguna de las epidemias y pandemias precedentes (SIDA, Ébola, Sarampión,…)
Otras de desarrollo más lento, se basan en métodos más tradicionales (fragmentos proteicos, virus atenuados,….). En unos meses estarán disponibles.
Algunas, promovidas por oscuras fundaciones público-privadas promovidas por la Farma-industria y las elites del filantro-capitalismo, se habían anticipado a pandemias por coronavirus supuestamente derivadas del SARS y MERS.
Cabe destacar el llamado “Evento 201”, un simulacro mundial de una pandemia por un coronavirus organizado por estas “fundaciones” en Octubre de 2019. Sus conclusiones y recomendaciones han sido el vector principal de decisión en la estrategia para enfrentar la pandemia por COVID 19 por parte de gobiernos e instituciones.
Pronto, el desarrollo y acceso a las vacunas significó un asunto geopolítico de primer orden. Rusia y China se adelantaron desarrollando vacunas eficaces que rompieron el oligopolio de la Farma-industria occidental, asegurando el acceso a las vacunas a los países en desarrollo y dificultando la imposición la imposición de precios y condiciones abusivas.
Rusia y China han suscrito acuerdos con varios países para licenciar la producción y distribución rápida, masiva y con bajo coste de sus vacunas. Cuba desarrolla sus propias vacunas y ha suscrito acuerdos con China. Cuba ha anunciado la producción y difusión de 100 millones de dosis a disposición de los países que lo necesiten.
El asunto de las vacunas se ha convertido en una cuestión de soberanía mas allá de la desconfianza y temores de una buena parte de la población.
El verdadero riesgo es que el retraso en la aplicación de la vacunas o su falta de extensión, facilite la aparición de mutaciones resistentes que prolonguen las consecuencias directas de la Pandemia económicas y sociales, pero también su instrumentalización espuria.
El acceso a las vacunas universal e incondicional en todo el mudo es un requisito irrenunciable.
2.3 Colapso del sistema sanitario
El Gobierno de China supo contener la propagación de la enfermedad movilizando una ingente cantidad de recursos médicos y de control epidemiólogo de los que se había dotado durante décadas. Hoy es uno de los países menos afectados del mudo.
Pero como se ha indicado anteriormente, el virus estuvo circulando por el mundo desde al menos la segunda mitad de 2019. La alta transmisividad de la enfermedad generó muy rápidamente altísimos números de enfermos en un país tras otro. Los primeros verse afectados fueron los países más ricos debido a la intensa movilidad de sus ciudadanos a través del mundo globalizado.
En las primeras semanas de la pandemia, los sistemas sanitarios de los países mas avanzados colapsaron. Esto generó, no solo la desatención de pacientes por COVID-19, sino de otras muchas enfermedades, aumentando enormemente las tasa de mortalidad mas allá de las producidas por la propia pandemia.
Fue muy visible como los países con sistemas sanitarios orientados al negocio asistencial quebraron y siguen quebrados, hoy un año después del comienzo,mientras que los países orientados a la creación de un sistema de salud integral público y universal ha sabido contener tanto la expansión de la pandemia. como preservar la capacidad de sus sistema asistencial.
Estados Unidos de América, Brasil o Reino Unido, básicamente han dejado desamparada a sus poblaciones ante la pandemia. Las consecuencias son, a la vista de todos, pavorosas.
En países como Italia o España, con sus sistemas de salud públicos desarbolados desde la crisis de 2008 y en fase de privatización no solo se ven incapaces de atender la situación con un mínimo de capacidad, sino que aprovechan la ocasión para profundizar el desmantelamiento de su sistema publico de salud y entregárselo a cualquier precio a los consorcios sanitarios del oligopolio mundial.
En contraste, países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, sometidos a embargos y campañas de descrédito y acoso militar, no solo han sido capaces de contener ejemplarmente los efectos de la pandemia con sus escasos recursos, sino, muy especialmente Cuba, se ha distinguido por enviar equipos médicos y suministros a mas de ochenta países del mundo, muy señaladamente, países desarrollados, supuestamente, como Italia o Andorra.
3. Instrumentalización de la Pandemia
La Crisis capitalista global está presente desde hace décadas. En los años 70, la pérdida de rentabilidad general del desarrollo capitalista keynesiano que acompañó a la Guerra Fría, colapsó y la doctrina neoliberal recrudeció las condiciones de explotación tanto en las metrópolis imperialistas como los países colonizados.
La deslocalización y destrucción de la industria en las metrópolis, buscando los salarios mas bajos en los países en desarrollo, provocó el empobrecimiento en las clases trabajadoras occidentales.
La re-inversión en la industria deslocalizada y la garantía del acceso a las materias primas en los países en desarrollo favoreció el sometimiento por deuda de estos, cuando no la intervención militar y la imposición de dictaduras y gobiernos títere.
La reducción de costes de producción no fue capaz de compensar la reducción de la demanda en los países consumidores y esto provocó primero una reducción de precios y de beneficios y después la hipertrofia del sistema crediticio para financiar el consumo y para alimentar procesos especulativos tóxicos de huida hacia adelante.
La “finaciarización” del capitalismo sostuvo la generación de beneficios bursátiles en un ejercicio que se reveló insostenible y que implotó en la Crisis de 2008.
Desde entonces las recetas para sostener esta generación artificial de beneficios para las grandes fortunas y grupos de inversión mediante la emisión de ingentes cantidades de dinero (Billones de Euros y dólares en lo que se ha vendido llamando “Quantitative Easing”) han permitido de manera provisional sostener el sistema capitalista y el enriquecimiento de las élites.
A la sombra de la deslocalización, algunos de los países donde se han llevado a cabo las actividades productivas reales, a pesar de las condiciones de explotación, han venido desarrollando su economía al tiempo que reclamaban un orden internacional basado en el respeto mutuo y las relaciones reciprocas. China, India, Brasil, Rusia, … son un perfecto ejemplo.
La pérdida de hegemonía de “Occidente”, EEUU, UK y la EU principalmente, ha propiciado el incremento de la agresividad tanto para impedir el desarrollo de los países asiáticos como en Latinoamérica, para escarmentar a los países que no se someten.
Así han aparecido guerras abiertas en oriente próximo (Irak, Libia, Siria, Yemen, …) Asia central (Afganistán, Pakistán) o guerras híbridas con procesos de intervención, acoso y asedio en China (Sinkiang, Tibet y Honkong), Rusia (Ucrania, Georgia, Armenia, en el entorno de acoso), Latinoamérica (Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia,…), lejano oriente (Corea del Norte,) y África …
Ya en la crisis de 2008 se comenzó a hablar de “Re-fundar el Capitalismo”. Aunque los primeros esfuerzos se dirigieron a sanear el sistema bancario a costa de fondos públicos, de privatizaciones del patrimonio y los servicios públicos y del sometimiento por deuda de los países occidentales periféricos, pronto se comenzó a hablar de la necesidad de una re-estructuración profunda del sistema productivo capitalista global
El Foro Económico Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los grandes grupos inversores comenzaron a habar del “Gran Reset”. Se referían a la re-estructuración del sistema de producción y comercio global para re-establecer la producción real de beneficios capitalistas. Esto, también llamado la “Cuarta Revolución Industrial”, en grandes lineas, se basaría en:
- Neutralizar la preeminencia de China y Rusia tanto en el plano económico como en el geopolítico y militar
- Intensificar la infraestructura de comunicaciones digitales (5G) y Proceso de Datos para aumentar tanto el caudal de información como el tiempo de latencia, permitiendo incrementar el desarrollo de los servicios digitales y la Inteligencia Artificial
- Favorecer la “digitalización” de las relaciones sociales, apoyándose en lo anterior para desarrollar y profundizar el sistema de tele-asistencia, tele-consumo, el tele-trabajo, la tele-docencia, tele-salud, … focalizando mas aun las relaciones en las redes sociales y la explotación de la inteligencia que permite el análisis automático de los datos generados.
- La automatización de los procesos administrativos tanto públicos como corporativos basándose en la “Inteligencia Artificial”, con la reducción subsiguiente de “costes” (puestos de trabajo).
- El desarrollo de la “Energía Verde”, el “Transporte Verde” y la “Industria Verde” apoyándose en los Procesos de “Economía Circular” para la extracción, producción, distribución, consumo, desecho y reciclaje.
Las implicaciones de los cambios sociales asociados a estos procesos son enormes, implicando la destrucción y creación de sectores completos de la economía. Las resistencias esperables, también, tanto de las poblaciones afectadas, como de las compañías involucradas en los procesos económicos en declive.
En este contexto, aparece la pandemia a finales de 2019.
Las políticas de confinamiento y distancia social son necesarias para el control de la propagación de la pandemia en momentos álgidos. Esto es indudable y se ha hecho en todo el mundo. Sin embargo, países como China, Cuba o Venezuela han desarrollado políticas de Salud Púbica muy eficientes, disponiendo de recursos materiales muy limitados sin recurrir a los confinamientos masivos indiscriminados.
La exageración de los efectos de la pandemia en algunos momentos y lugares ha tenido como consecuencia la imposición de confinamientos indiscriminados, no solo no justificados, sino contraproducentes en muchos aspectos. El propósito evidente ha sido el despliegue de los elementos planeados para el “Gran Reset”.
Esta exageración ha sido impulsada también por la Farma-industria y los Institutos de Investigación financiados (o corrompidos) por ella. El vector que constituye el negocio cautivo alrededor de la venta miles de millones de dosis de vacunas, desarrolladas con dinero público y con exenciones de responsabilidad en casos de efectos adversos o ineficacia, es evidente.
El daño económico y social, y el miedo asociado, asociado a la parálisis creada por el confinamiento indiscriminado ha generado respuestas de aceptación a las medidas de aislamiento y disciplinamiento social puestas en marcha. Desde luego juega un papel en la estrategia del “Gran Reset”.
La “nueva normalidad” que nos anuncian consiste precisamente en el mundo de la “Cuarta Revolución Industrial” que se había venido proyectando. La destrucción económica favorece el ”saneamiento” y la re-estructuración necesarios para la sustitución de condiciones de trabajo y la aceptación social de la propia marginalidad.
No faltan intentos de instrumentalización en varios niveles y direcciones dominados por el sectarismo político o las demostraciones de poder de satrapías provincianas. España es un ejemplo de estos movimientos que no hacen otra cosa que generar miedo, desconfianza y crispación en la sociedad por una parte y por otra, debilitar la lucha contra la pandemia, que tanto daño, destrucción y muerte esta causando a grandes sectores de la población. La exacerbación de los test diagnósticos, el uso de materiales y productos de contención biológica y la privatización de servicios sanitarios están sometidas a tensiones especulativas que se aprovechan y tratan de exagerar los efectos dela pandemia y el miedo asociado a este.
Destacar por último los movimientos de resistencia que se ha generado frente a las medidas de contención de la pandemia adoptadas en muchos países como de desconfianza ante la seguridad de las vacunas.
Ambos son ridiculizados y sometidos a una campaña de desinformación masiva difundiendo bulos grotescos para desconcertar a la población y ridiculizar a los procesos de crítica, tachando de “conspiranoicos”, “negacionistas” o de “antivacunas” a estos movimientos de resistencia.
4. Conclusión
Sea natural o artificial, accidental o intencionada, la pandemia es real y luchar contra ella y sus efectos es inexcusable.
Muchas de las medidas que adoptan los Estados proceden de políticas de salud pública desnaturalizadas que, no sólo las hacen ineficientes, sino que conducen a la des-estructuración social que facilita la re-estructuración económica que necesita el Capitalismo Global.
Los riesgos asociados a las vacunas son más de expolio económico y de soberanía que biológicos.
Las vacunas son un elemento fundamental para neutralizar los efectos sanitarios y sociales de la pandemia.
Luchar contra estos es un deber del movimiento anti-capitalista, anti-imperialista e internacionalista mundial.
(Acceder a la proyección, presentada por nuestro compañero en las Segundas Jornadas «Imperialismo y coronacrisis»)