Las Fosas Ardeatinas de Gaza. El lince
Había dudas sobre si el IV Reich era el país 404, antes conocido como Ucrania, o Israel. Ya no hay duda alguna: el IV Reich es Israel. Es el sucesor, con honores, de la Alemania nazi. Por eso es en Alemania donde tiene uno de sus principales apoyos.
En unos momentos donde la historia desaparece, donde quienes derrotaron a los nazis son ninguneados, donde existe un revisionismo histórico insoportable, producto de la banalidad de los modernitos globalistas -especialmente quienes se autodenominan «progres»- hay que recurrir a la Historia.
Una de las páginas de la Historia más desconocida está en Italia. Hoy es un país que está volviendo al fascismo, olvidando su propia historia. Como otros muchos países, por cierto. Una de las páginas más trágicas, y heroicas al mismo tiempo, se escribió el 23 de marzo de 1944, cuando un grupo de partisanos comunistas (Franco Calamandrei, Rosario Bentivegna, Marisa Musu, Laura Garroni y Carla Capponi, entre otros) englobados dentro de los Grupos de Acción Patriótica, atacó a una formación de colaboracionistas con los nazis. Estos son algunos de los que llevaron a cabo la acción, especialmente, ellas. Carla es la que está abajo en el centro, Marisa es la primera de la derecha, Franco el cuarto por la derecha y Laura la quinta por la derecha.
La reacción de aquellos nazis fue la misma que los actuales nazis sionistas del IV Reich: «legítima defensa». Venganza, en lenguaje llano. Se ordenó la ejecución de 335 civiles, presos y judíos en represalia, 10 por cada colaboracionista muerto y 5 más para magnificar el «escarmiento». Eso fue el 24 de marzo.
El revisionismo histórico protofascista de hoy ha reescrito este hecho diciendo que los partisanos «buscaban represalias» para empujar a los nazis a las masacres y, así, la población se rebelaría sabiendo que cualquier ataque contra la policía alemana iba seguida de una operación de represalia. Añaden que ese levantamiento contra los nazis no ocurrió, por lo que esa acción fue contraproducente. Es una visión delirante que pone de relieve el clima que vive hoy Europa, esa Europa que sigue fascinando en América Latina y que no es más que un inmenso montón de mierda, en pleno colapso moral como se está demostrando en Gaza.
Es una visión delirante que traspasa las responsabilidades de los opresores a los oprimidos que luchan por su propia liberación, como bien recoge la IV Convención de Ginebra, uno de los aspectos del Derecho Internacional que molesta a Occidente y su «orden internacional basado en reglas». Es decir, que para evitar las represalias, los oprimidos deben abstenerse de realizar operaciones contra el opresor. Esta es la paz que gusta a la burguesía y a los niñatos «progres»: paz igual a ausencia de conflictos, nunca paz igual a resolución de las causas que originan los conflictos.
Esto viene a cuento por Gaza, donde el IV Reich se está mostrando en todo su esplendor con el apoyo del muy democrático Occidente. La resistencia palestina, que es más que Hamás, no es la causa sino el efecto de la ocupación sionista y, además, de la degeneración y corrupción de la OLP y Fatah en particular.
El bombardeo de Gaza es una acción cobarde y criminal, sin otros calificativos. No es la resistencia palestina la culpable. Es el IV Reich sionista y sus valedores occidentales. Supuestamente, la resistencia palestina mató a 1.400 israelíes. El IV Reich, en su venganza, ya está llegando a los 14.000 palestinos muertos. Diez por cada uno. Como hicieron los nazis del III Reich en las Fosas Ardeatinas.