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Marcos G. Sedano

Reproducimos aquí un hermoso y sentido texto, escrito por nuestro compañero Andrés Piqueras, de homenaje a Marcos González Sedano.

Desapareció recientemente y fue un luchador incansable y compañero fiel que permaneció siempre al lado del FAI.


Marcos G. Sedano

De mirada limpia y pensar claro. De conciencia gigante y palabra precisa.

Con su gesto pícaro te explicaba la vida (que el mismo resumía en algunos de sus dobles sentidos).

¿Cómo definirle?, ¿cómo concretarle?

Luchador inquebrantable

Literalmente. Fue lo que hizo toda su vida: luchar. Superó una vez el cáncer. Y mientras le inyectaban la quimio todavía preparaba asambleas o documentos políticos, antes de que la vista se le nublara. Todavía, tumbado y casi inconsciente, alcanzaba a enviar algún guasap llamando a cualquier convocatoria o difundiendo reflexiones políticas.

Jamás le rehuyó al combate, al debate ni a la acción. Pero tampoco a la paciencia de la preparación de los acontecimientos, de la maduración de las circunstancias, de la cadencia de los momentos de cada movimiento, de la formación necesaria, previa, para intervenir.

Porque sabía dónde había que hacerlo, cuándo había que hacerlo y cómo había que hacerlo. Tenía el don (labrado con muchos años de dedicación) de ver más allá de la inmediatez.

Sus ojos astutos parecían calibrar cada correlación de fuerzas, cada momento preciso, cada retirada táctica y cada avance fulminante, como el de Constituyentes, que él impulsó.

Pocos militantes y luchadores sociales reúnen la constante voluntad de juntar gente, de hacer colectivo, de sumar voluntades, de mover a unos y otros a entenderse, de llevar a las personas hacia su superación, de convertirlas en amigas, de impulsarlas a la rebeldía.

Él lo hacía.

Todo lo que tocaba lo transformaba en política. Política de la buena, la que se lleva a cabo en el día a día de la militancia, en los entresijos profundos de la sociedad, en el decurso permanente de la vida cotidiana.

Sin nada para él, sin puestos ni prebenda alguna. Como tantos incorregibles luchadores, lo que se llevó a menudo fueron más bien sinsabores e incomprensiones.

Fraterno

Pero él todo ello lo adobaba con fraternidad.

Nunca padeció ese mal común de nuestras izquierdas, con militantes que son incapaces de tratarse bien, ni mucho menos de demostrarse afecto, sino que parecen más bien estar siempre vigilantes de los errores ajenos. Izquierdas sin trato humano, sin fraternidad. Tan a menudo hostiles consigo mismas.

Marcos era lo contrario a eso. Estando con él no sólo estabas ante un camarada dispuesto a tirar siempre adelante contigo; estabas ante una persona entrañable, lista para ser tu amiga.

Poeta

Poeta andalusí del siglo XXI, centrado en su tierra y en la recuperación de tantos poetas y poetisas olvidados de Al-Ándalus. Sus libros lo enseñan, como por ejemplo, Puerto Bayyana. Tres años de amor y de guerra, o Al-Ándalus. Poesía contra el olvido, que presentó con alegría por tantos rincones de la geografía.

Sus textos cortos, contundentes y precisos, que solía firmar “Desde Puerto Bayyana”, a veces con el añadido de “al levante de Andalucía y al Norte de África”; o también últimamente, “Desde la última ciudad tomada” o “Qué largo se está haciendo el franquismo”, nos decían en su poesía política no sólo lo que estaba pasando, sino cuáles eran los recovecos de lo que se venía y cómo podría dejar de venir.

Independentista andaluz

Sin embargo, sabía que había que llegar primero a la República confederal. Decía que ni vascos ni catalanes podrían lograr desequilibrar el peso del Estado centralista si Andalucía no se alzaba. Esa Andalucía que me ayudó a ver de otra manera, que él indicaba como territorio de extracción colonial, que se sangraba sin parar desde la conquista de las Coronas aragonesa-castellana, con un pueblo des-alfabetizado y des-empleado, para hacer por doquier de ejército de reserva, de carne de cañón. Andaluces que no han parado de ser expulsados de su propia tierra, como los andalusíes.

Internacionalista

Luchó desde hace tiempo por un proyecto que él resumió como Vía Sur hacia la compenetración de las luchas a unos lados y otros del Mediterráneo. Decía que su Al-Ándalus querida era parte de África, y que como tal debía integrase también en las luchas africanas. A raíz de allí, en las de las otras sociedades del mundo.

No se arrepintió nunca de las victorias populares. Siempre defendió a la URSS y al conjunto de experiencias de transición socialista. Defensa que no estaba falta de lucidez ni de conocimiento de las limitaciones y críticas de las que había que partir. Pero siempre para ir hacia adelante a partir de ellas.

Militante

Desde la adolescencia, formó parte destacada de partidos y de sindicato de clase. Los fue dejando, sin embargo, cuando unos y otro se integraron al orden del capital.

Pero él, en un tiempo en que las izquierdas se integran, desintegran o fragmentan, celosas cada cual de su cubículo… nunca renunció a la militancia de base, frontal, decididamente anticapitalista. Donde estuviera organizaba. Hacía organización. Sumaba.

Republicano

Quiso que en su velatorio no faltara la tricolor republicana. La lucha por la República la entendió como un primer paso de conjunción de fuerzas y de amplificación de conciencias.

Marxista

Bien formado, buen lector. Sabía de qué hablaba. Dispuesto siempre a aprender. Sus propios poemas eran breves lecciones de marxismo.

Su vida fue, en suma, la de un COMUNISTA. Con mayúsculas.

Parece fácil de decir.

Él fue la experiencia viva de esa máxima de que lo bueno no está en lo grande, sino que lo grande está en lo bueno. Él fue grande porque fue bueno, muy bueno.

Grande como comunista, bueno como camarada. Amigo siempre.

Qué suerte haber compartido juntos un trozo de la vida

Qué honor haber luchado contigo. MARCOS

Hasta la victoria siempre, hermano.

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