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No más agresiones a la Revolución Cubana. Cristóbal León Campos

El pasado 30 de junio, Donald Trump firmó una nueva serie de agresiones económicas y políticas contra la Revolución Cubana, e hizo púbicas sus intenciones de incrementar las actividades contrarrevolucionarias, todo mediante el “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional-5”, cuyos puntos, según se indica, deberán aplicarse en un marco de 30 días. Las medidas no son nuevas, el imperialismo busca asfixiar más a la economía cubana, ahora, incrementando el bloqueo económico contra la industria del turismo que, como se sabe, es una de las principales fuentes de ingreso en la isla.

El documento señala que se impondrá “Garantizar el cumplimiento de la prohibición legal del turismo a Cuba”, a través de una serie de auditorías periódicas y la vigilancia de los registros de viajes durante cinco años al menos a los ciudadanos estadounidenses. Esta media, es violatoria de la libertad de los propios estadounidense, aunque no es novedosa, pero sí una muestra de las reales intenciones imperialistas, pues Trump es un descarado anticomunista: su interés es, por un lado, vigilar el contacto directo del turismo estadounidense con la isla, particularmente los viajes con fines académicos, ya que muchos son los medios de comunicación alternativos que han publicado videos, relatos, textos y artículos en donde visitantes estadounidense reconocen que la realidad que les han contado sobre Cuba es una mentira, y que al entrar en contacto con la realidad cubana pueden comprender que el bloqueo sí existe y es una agresión genocida. Y, por otro lado, el documento señala de manera puntual la necesidad de “apoyar” a visitantes estadounidense que realicen actividades contrarrevolucionarias; esto puede notarse en varios párrafos dedicados a este tema.

En ese sentido, Trump acompaña sus agresiones económicas con el incremento de la guerra cultural e ideológica: primero, porque en el memorándum se indica que como parte de las medidas, se busca fomentar “programas para la consolidación de la democracia en Cuba”, aunque naturalmente Trump habla de la democracia occidental que bombardea e invade países, impulsa golpes de Estado, reprime la protesta social como observamos recientemente con las movilizaciones a favor de los inmigrantes, y además apoya a toda luz genocidios como el que Israel comete contra Palestina. Es decir, la democracia que le gusta al imperialismo es la que se manifiesta mediante el sometimiento de las naciones a sus intereses y mandatos. De manera textual puede leerse: “El Secretario de Estado y el Administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) revisarán todos los programas de desarrollo de la democracia del Gobierno Federal en Cuba para garantizar que se ajusten a los criterios establecidos en la sección 109(a) de la Ley LIBERTAD”, un ejemplo de injerencismo descarado e ilegal en todas las normativas internacionales.

En segundo término, es de notarse el oportunismo y el cinismo imperialista, pues el memorándum igual señala que buscarán “Intensificar los esfuerzos para apoyar al pueblo cubano mediante la expansión de los servicios de internet, la libertad de prensa, la libre empresa, la libre asociación y los viajes legales”. La medida es oportunista, ya que en Cuba se presentó una inédita protesta de estudiantes universitarios sobre un cobro del internet, sin que esa protesta fuera contra el gobierno en sí; pero lo que busca el imperialismo es implementar medidas de injerencia utilizando a agentes contrarrevolucionarios que dentro de la isla difundan propaganda con ayuda tecnológica financiada con recursos del pueblo estadounidense. Estas medidas son más de lo mismo, sólo que ahora se anuncian de manera pública para tratar encontrar eco en sectores internacionales como los que apoyan el neofascismo que asesina a diario en Palestina.

Finalmente, es de suma importancia hacer notar que el documento indica que impulsarán “el embargo económico a Cuba descrito en la sección 4(7) de la Ley de Libertad y Solidaridad Democrática Cubana (LIBERTAD) de 1996 (el embargo), incluso oponiéndose a las medidas que exigen su fin en las Naciones Unidas y otros foros internacionales”. Sí, así de descarado, para quienes aún dudan, este párrafo es significativo, ya que muestra cómo el propio imperio reconoce que abiertamente sabotea e impide que organismos como la ONU realicen acciones concretas contra el bloqueo. No hay retorica acá, es claro, el imperio se burla y se muestra soberbio.

Todas estas medias, y otras contenidas en el memorándum, deben ser denunciadas y combatidas con la solidaridad proletaria internacional, así como por la demanda de gobiernos progresistas y/o de izquierda, junto a los sectores revolucionarios que apoyamos a la Revolución Cubana.

 

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