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Palestina es humanidad. Cristóbal León Campos

La historia de Palestina es de humanidad y resistencia, un hecho que el sionismo israelí y el imperialismo estadounidense junto a las naciones europeas cómplices de sus mandatos han querido negar. Palestina es humanidad, su resistencia es ejemplo de dignidad y persistencia por defender su derecho a existir, y eso no se puede borrar con bombas ni con la ocupación ilegal del territorio palestino que realiza el ejército israelí.

El ejemplo palestino es el símbolo del siglo XXI que, poco a poco, va prendiendo la mecha de rebeldía, organización, conciencia, crítica, solidaridad, internacionalismo, lucha de clases, revolución y de unidad de los pueblos ante la atrocidad y el genocidio. Y sin importar el paso del tiempo la fuerza de la resistencia palestina se expande en el mundo. Por eso, al cumplir dos años del incremento del genocidio, es relevante considerar los siguientes puntos:

1. Palestina existe como pueblo y nación, con historia y cultura, que ha sabido desarrollar una permanente resistencia, y hoy, como ayer, tiene el absoluto derecho inalienable de defenderse ante los ataques continuos del sionismo y el imperialismo. La resistencia palestina es justicia y dignidad humana.

2. El genocidio contra el pueblo y la nación palestina no se inició el 7 de octubre de 2023, ni es culpa de Hamas, ni consecuencia de cualquier acto de resistencia. El genocidio, así como el despojo territorial y cultural contra Palestina, data de más de 77 años, siendo que, en 1948, al crearse por el imperialismo y las potencias europeas el Estado de Israel, se dio por oficializado el proceso de despojo y de colonización de Palestina por parte del sionismo israelí, teniendo en un principio a Gran Bretaña y los Estados Unidos como aliados principales, mismos que hoy siguen subsidiando las armas y los crímenes de lesa humanidad junto a naciones de la OTAN y de la Unión Europea, cuyos gobiernos siguen callando o simulando por sometimiento y complicidad. A la fecha, la devastación de Palestina es clara, la infraestructura de salud, educación, alimentación y trabajo está destruida en más de un 90 por ciento, la cifra de muertos rebasa los 65 mil según fuentes oficiales, aunque otros medios han hablado de que esa cifra podría ser, al menos, en realidad el triple de alta. El patrimonio cultural palestino ha sido arrasado con el objetivo de borrar su cultura e identidad, y las mujeres, infantes y personas de la tercera edad son objetivo directo del genocidio. Todo está muy claro, sólo no ve quién ha preferido el lado oscuro de la historia.

3. La narrativa sionista e imperialista ha intentado por todos los medios ocultar la verdad, distorsionar los hechos y silenciar a las voces críticas que denuncian el genocidio. En Palestina han muerto más periodistas que en toda la Segunda Guerra Mundial y demás conflictos bélicos que han marcado a la humanidad. Además, los medios de comunicación tradicionales, en su mayoría, se han mostrado serviles al discurso opresor, “justificando” la agresión y validando la narrativa colonialista al llamar terrorista a Hamas y a la resistencia palestina como parte de la estrategia sionista que, imitando a la propaganda nazi, divulga mentiras sobre Palestina para generar miedo y rechazo.

4. La resistencia palestina no sólo tiene el derecho a existir y actuar, esto con base en los propios acuerdos internacionales que rigen a las naciones que viven una ocupación por otro país, siendo que la propia ONU ha reconocido ese derecho al igual que otras instancias internacionales. Además, ni Hamas ni los otros grupos de resistencia palestina son terroristas, ese es un discurso falso y cínico, pues el terrorismo lo ejerce el Estado sionista de Israel y el imperialismo estadounidense que invade naciones, asesina a la población civil, despoja de territorio y riqueza natural a los pueblos en el mundo, tal y como viene realizando desde hace más de siete décadas en Palestina.

5. Los acuerdos de paz que no se han concretado pasan, sin duda, por la falta de voluntad real del Estado sionista, pues Benjamin Netanyahu ha declarado con impunidad que no habrá un Estado palestino y que los palestinos deben retirarse de sus hogares y de su tierra para sobrevivir, amenazas y acciones que la narrativa sionista e imperialista oculta en estos días cuando nuevamente se menciona la posibilidad de un acuerdo de cese al fuego, el cual es urgente pero no se debe olvidar que aunque representaría un poco de calma para la población palestina, la verdadera solución es la retirada total de las tropas de ocupación sionista, la devolución de los territorios despojados, el fin de las agresiones bélicas, simbólicas y de todo tipo contra Palestina, así como el castigo ejemplar a los criminales de lesa humanidad por el genocidio, como es Netanyahu y su camarilla de funcionarios inhumanos. La solicitud de desarme de Hamas como obligación para la paz, solo es una excusa para nunca alcanzar acuerdos, ya que significaría la rendición de la resistencia y la aceptación de la dominación neocolonial con rostro sionista, lo cual sabe muy bien Israel y Estados Unidos que no será aceptado por la resistencia palestina.

6. Donald Trump juega un doble juego: apoya sin reparo toda agresión bélica de Israel a Palestina con miles de millones del erario público de Estados Unidos, sin importarle que la sociedad estadounidense está hundiéndose cada vez más por la decadencia capitalista e imperialista. Pero, también, intenta aparentar algunas diferencias con Netanyahu y sus formas, y si bien alguna puede existir, éstas serían de forma, mas no de fondo. El fondo del asunto es claro, el imperialismo como fase superior capitalista y final de la hegemonía estadounidense, tiene como misión devastar naciones para imponer intereses económicos. No hay ni un poco de humanismo en Trump ni en Netanyahu, aunque el presidente de Estados Unidos sigue en estos días soñando con recibir, que no ganar, el Premio Nobel de la Paz, y si llegara a suceder, el mundo sabría que el Nobel se escribe con sangre.

7. El sionismo israelí, al igual que el imperialismo estadounidense, es expresión putrefacta del capitalismo global. Lo que hoy padecemos en el mundo es resultado de décadas de devastación socioeconómica y de un sistema que solo sabe despojar y destruir. El avance ultraconservador y neofascista que se vive, es sintomático de la degradación al interior de sociedades llamadas “desarrolladas”. Por eso no hay forma en que se pueda esperar un acto a favor de la humanidad de los entes terroristas como son, hoy en día, Israel y Estados Unidos.

8. La geopolítica está en juego, los intereses imperialistas de reacomodo ante su inminente perdida de hegemonía han llevado a los Estados Unidos a abrir frentes de batalla en diversas regiones del mundo. Su agresividad en Latinoamérica y el Caribe va subiendo, la movilización de buques y naves de guerras en aguas caribeñas y el asesinato de tripulantes de embarcaciones pesqueras acusándolos de narcotraficantes con la misión de generar un conflicto armado con Venezuela solo es un botón descosido de un ropaje imperial que se desvanece. El Medio Oriente está en conflicto y las piezas son movidas para evitar que el avance de China y Rusia siga debilitando a los Estados Unidos, la guerra es el negocio predilecto del imperio estadounidense. Palestina es un objetivo geoestratégico para Trump, quien sin pudor ha anunciado la construcción de un resort de lujo sobre los escombros de la Franja de Gaza y con la sangre de miles de palestinos.

9. Los pueblos del mundo se han expresado ya, Europa se estremece con marchas multitudinarias y con la resistencia de obreros y estudiantes que se niegan a ser parte cómplice del silencio de sus gobiernos. En América las voces se alzan a favor de Palestina y presionan a sus gobernantes para romper relaciones con Israel. En la pasada Asamblea General de la ONU los mandatarios de muchas naciones se posicionaron mayoritariamente a favor del Estado palestino y por el fin del genocidio, e iniciativas como la Global Sumud Flotilla han logrado con éxito dirigir la mirada a Gaza y Palestina, evidenciando, sin importar la represión y cerrazón sionista, lo que está aconteciendo en realidad. Nadie puede ya decir que no sabía, ahora toca seguir alzando la voz contra el Genocidio. Los pueblos del mundo saben que Palestina es Humanidad.

¡Palestina será libre!

 

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