Palestina Prisionera también es prisionera de los medios de comunicación. Ramón Pedregal Casanova
Párate / párate … / ¡¿Qué hay en los periódicos de hoy?! / Nixon lanza un discurso en el Congreso / Las declaraciones del Papa Pablo / Un banco que se arruina / Una danza en las plazas de ejecución./ Pero el mundo, en los periódicos de hoy, / habla de bien y paz, / de pastillas para dormir / para los muertos de Vietnam, / para los muertos de Jerusalén. / Un niño lee … Dame una pastilla / Un hombre lee … Dame una pas … / Una niña lee … Una pastilla … una pastilla / …
Y se duerme la calle. / Son algo formidable … formidable, / las pastillas para dormir.
Versos del poema Pastillas para dormir. Autor el poeta palestino Bland Al-Haydari.
- Cualquiera de nosotros puede preguntarse: ¿para qué sirve el periodismo?, ¿qué pensamiento transmite?, ¿a quién pertenece lo que proclama su escritura? Lo que denominamos “medios de comunicación” tiene dueño, y el 99% de la población no es dueña de ellos. Usted sabe la respuesta a la pregunta: para quién trabajan.
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En lo que se refiere a los prisioneros y prisioneras, los “medios” permanecen en silencio excepto cuando los prisioneros desarrollan su lucha al más alto nivel, la huelga de estómagos vacíos hasta sus últimas consecuencias, hasta el momento en que el borde de la muerte aparece.
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Lo que llamamos “medios de comunicación” se sostiene con la financiación de corporaciones del gran capital cuyas ramificaciones, porque el sistema de producción que los alimenta es contrario a valores como la ética y la justicia, ponen empeño en campañas de normalización de la ocupación, limpieza étnica, invasión, asentamientos, muros, bloqueos, atentando contra la legalidad internacional, a la que procura oscurecer: que no se vea al causante de los asesinatos diarios y los secuestros/detenciones en las calles, en los domicilios, en los hospitales y lugares de trabajo, y anulando esto no se sabrá de torturas que la mitad de la población palestina ha sufrido ya en cuarteles y prisiones.
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Todas las familias en Palestina tienen prisioneros y prisioneras entre sus miembros, de todas las edades, desde infantes a ancianos, dando como resultado el mayor porcentaje de prisioneros del mundo.
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El objetivo de esos aparatos que se conocen como “medios de comunicación” es fomentar la indiferencia entre la población, por eso a la guerra sionazi contra Palestina le llaman “enfrentamiento”, como si fuese igualmente respetable la organización que roba un país que el pueblo que es robado; el que agrede y hace prisioneros, como el que se defiende del ejército que ocupa su país.
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Aun con los “medios de comunicación” encubriendo al sionazismo, la solidaridad internacional con el pueblo palestino alza la voz de país en país, y por lo que respecta a los prisioneros personaliza en ellos y ellas gran parte del sufrimiento causado al pueblo de cuyo territorio salió el imperio británico para que se aposentase otro invasor.
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La solidaridad internacional con Palestina prisionera trabaja a marchas forzadas contra la indiferencia, rechaza la disertación de “dos partes iguales”, de la “neutralidad”, denuncia la asepsia en que permanecen los gobiernos que se denominan democráticos. La solidaridad internacional con Palestina prisionera levanta el compromiso político, moral, ético, el compromiso por la justicia, de ahí que los prisioneros y prisioneras palestinos cuenten en su defensa con voces que destacan noblemente, gentes intachables a las que el sionazismo no puede anular, Mandela, Desmond Tutu, y tantos otros.
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Sin embargo los “medios de comunicación” lo que vierten sobre el conjunto social es la frivolidad, la ligereza, la anécdota que tapa la raíz de la que extraer la razón para el conocimiento, entregan un producto caracterizado por la falta de rigor y lo más grave resulta inocuo, además de colocarlo entre asuntos banales, de usar y tirar, así contribuyen a la indiferencia, y no hay nada peor que la indiferencia en el caso de los prisioneros palestinos.
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Sobre los indiferentes, Antonio Gramsci dijo lo siguiente: Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no debe dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.
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Los prisioneros palestinos son el ejemplo de quienes quieren ser ciudadanos, son partisanos, luchan para vivir con dignidad, no son indiferentes a lo que sucede a los suyos, a su patria, y su lucha es en si misma la lucha por todos los pueblos.
Ahora bien, si hay algo sumamente importante para acometer la tarea es que el campo de la política palestina tiene que buscar la superación de sus diferencias, poner la importancia en la conjunción de las estrategias bajo un mando único, actuar y sostener un único discurso, apoyar masivamente, de forma unificada cada paso que se plantee dar; de este modo también hay que buscar medios de difusión propios, compartir y crear con los gobiernos y organizaciones aliados para difundir sostenidamente la lucha de los prisioneros, y de la misma manera dar a conocer todas las luchas del pueblo palestino. Arreglar por dentro revertirá en la respuesta unida desde el exterior, unir las palabras y las acciones también revertirá en la atención que pongan los “medios”; con los cambios, los “medios” se verán confrontados y aparecerá la lucha palestina por encima de la ocultación.
Siguiendo el mismo camino de unidad, dirección de acciones y discurso, las comunidades palestinas de todo el mundo y la solidaridad internacional tendrán/tienen que agitar unidas rompiendo el silencio de los “medios” y el ideario neocolonial-imperialista.
- La experiencia demuestra que el mejor camino para que se conozca la resistencia, la desobediencia, es el levantamiento organizado. La unidad suma, la división resta.
Hay que ensanchar los canales e incidir con medios propios, ganar aliados, ser razonadores, ser creíbles, confiables, generar empatía, hacer ver que los intereses del pueblo palestino son los intereses de la justicia, la paz, la dignidad, son los intereses de todos.
- La solidaridad es nuestro principio, ese principio que tanto ocultan los “medios de comunicación”.
Con todo mi corazón, con toda mi conciencia, con toda mi vida: ¡Viva Palestina libre!