Parodia, muy seria, de Antonio Blinken. Ramón Pedregal Casanova.
LA SEÑÁ EVA: ¿Qué hay de bueno? ¿Se ha hecho algo? / EL URBANO: ¿Trae usté algunas noticias? / CUESTA – ARRIBA: Na más que por lo mediano: los pañuelos de Manila creo que se quedará con ellos una corista porque se los paga un primo de esos de primera fila;el remontoir lo he dejado pa que lo lleven a vistas y he vendido los pendientes, la cadena y las sortijas.
EL URBANO:¡Usté es un hombre! / CUESTA ARRIBA:¡Mil gracias! / LA SEÑA EVA: ¿Y cuánto? / CUESTA ARRIBA: ¡Una porquería! (A LA SEÑA EVA) Pero como usté me dijo que lo largara enseguida … / LA SEÑA EVA: ¡Claro! … Como que hace falta. / CUESTA ARRIBA: Pues nada, aquí está la guita.
Electroterapia. Humorada en un acto y tres cuadros. Autor: Gabriel Merino.
Antonio Blinken ha declarado que todos menos él, (EEUU), socavan “las instituciones democráticas”. Es cierto, ha añadido con aire reflexivo, las “instituciones democráticas” son las estadounidenses, por eso hacemos poca cosa con el Derecho Internacional. Ya saben ustedes que la misión de los EEUU es corromper gobiernos, llevar la guerra a los países que no se dejan dominar, dar golpes de Estado, Bolton es una estrella en eso, bloquear a los pueblos, ¡cuánto podríamos añadir aquí!, una labor que sale muy económica. Para que vean que tratamos igual a todo el que se deja les puedo informar que, con nuestro propio esfuerzo, mantenemos totalmente libres, en la miseria, a 53 millones de estadounidenses, en la más pura hambre, y además hemos conseguido que un 43% de la población no pueda llegar a final de mes. ¡Democrático! ¡Claro! … Como que hace falta que las instituciones democráticas les den su libertad. Para que el mercado enriquezca a la sociedad hemos privatizado la mayor parte de las prisiones y hemos instituido campos de concentración para emigrantes. En las bellas prisiones están cómodamente instalados más presos que en todo el mundo reunido, y para que vean que nuestras instituciones son democráticas los presos, adultos y niños, son en su gran mayoría afroamericanos y latinos. Como tiene que ser. Pero quiero añadir a ustedes unas palabras más de sensibilidad democrática, hemos acordado sesudamente en el régimen democrático imperial que ningún miembro del gobierno de Nicaragua pueda entrar en nuestra casa. Para que alguno de los representantes de Nicaragua pueda venir debe darse la primera condición que ponemos a los demás: debe entregar el oro del pueblo nicaragüense para que nuestros senadores y congresistas, nuestros financieros y empresarios del complejo militar industrial puedan hacerse collares, pulseras, anillos , … y pongan de oro los grifos de su casa y las tazas de los váteres.
(No acaba de hablar cuando José Biden, que se encuentra en el otro micrófono ha querido aplaudir mirando y sonriendo ante las cámaras de tv, pero no acertaba a dar palmadas y preguntó qué tenía que hacer. De los que le guardan las espaldas salió uno con gafas de ciego, un institucionalista democrático, le cogió las dos manos que no acertaban a encontrarse, y andando de espaldas al resto del mundo lo sacó del escenario).
Blinquen se puso en el lugar de José Biden y, algo más crecido, arrancó la segunda parte de su actuación:
Con Nicaragua vamos a emplear herramientas diplomáticas y económicas, claro que sí, nuestras instituciones democráticas le han pedido el oro, eso para empezar. ¡Que somos democráticos!
Entonces el de las gafas de ciego se fue hasta él y le pasó un papel mientras se escuchó que le decía:
Usté me dijo que lo largara enseguida … / BLINKEN: ¡Claro! … Como que hace falta. / EL QUE HACE DE CIEGO: Pues nada, aquí está la guita (señalando la nota). Blinken parpadeó rápidamente, se quedó un segundo con la boca abierta, y gritó al cielo:
¡No puede ser! Daniel Ortega y Rosario Murillo me dicen que ¡NO!
Después de un momento se quiso coger las manos ante los micrófonos y no se encontraban la una a la otra. Otro con gafas de ciego fue hasta él y cogiéndole de las manos se lo llevó del escenario de espaldas al mundo, y ese mismo, se iba queriendo dar la última palabra, pero se caía el escenario bajo sus pies, se partían los pilares y tan solo se le oyó emitir un ruido de ahogo, la lengua se le quedó bloqueada, bloqueada, bloqueada).