Campaña OTAN no, bases fueraCECOBDeclaracionesDestacadosImperialismo e InternacionalismoQue no nos arrastren a la guerra

Que no nos arrastren a la guerra. Revisión del diagnóstico.

Este documento es la síntesis que hace la Asamblea Contra las Guerras de la OTAN y el Genocidio en Palestina (de la que participa el FAI), dentro de su campaña «Que no nos arrastren a la guerra» como complemento al Llamamiento a la campaña.

Resulta la síntesis de los tres documentos publicados en los últimos días:

  1. Belicismo
  2. Guerra Cognitiva
  3. OTAN

A continuación, abrimos un nuevo ciclo de revisión, que esperamos ofrezca resultados similares en un breve periodo.


REVISIÓN DEL DIAGNÓSTICO

La Asamblea Contra las Guerras de la OTAN y el Genocidio en Palestina, dentro de su campaña «Que no nos arrastren a la guerra», ha iniciado un proceso de revisión periódica del análisis que acompañaba al Llamamiento a la campaña. Este documento representa la síntesis de los debates y análisis realizados a lo largo de todo el verano.

En el desarrollo de un diagnóstico de la compleja y amenazante situación internacional que estamos viviendo, nos proponemos indicar aquí un resumen de los principales vectores o líneas de análisis que estamos considerando como determinantes:

  • En Europa, la OTAN, en su voluntad de expansionismo e insaciable dominio, está luchando de facto contra la Federación Rusa por intermediación de Ucrania, que es quien pone el escenario bélico y la ‘mano de obra’. Pretende debilitar y fragmentar al país más extenso del mundo, rico en recursos, que es una superpotencia nuclear y que no se somete al ‘orden basado en reglas’ de la hegemonía occidental liderada por EE.UU. Mientras, el Estado de Israel, esa pieza clave del orden mundial nacido de la II Guerra Mundial, se ha propuesto incendiar Oriente Próximo mediante una extremada violencia mesiánica, funcional al poderío sionista, cuando asoman las grietas en dicho orden y corre peligro de ser alterado. Ambas guerras están cambiando el mundo a pasos agigantados y ensombrecen el futuro, que además está teñido de preparativos para la guerra en Irán, el Sahel, el Mar de China y otros lugares.
  • Los últimos acontecimientos en Oriente Próximo señalan el oscuro camino que nos toca recorrer. Las acciones de exterminio en el Líbano ya han comenzado, atacando a la base social de Hizbulá en primer lugar y llegando después hasta su cúpula de mando; operaciones que han ocasionado centenares de víctimas civiles entre fallecidos y heridos. La entidad sionista se abre paso hacia Irán, ruta obligada para estrechar el cerco sobre la Federación Rusa. Irán es un enemigo temible pero el ente sionista tiene armamento nuclear y nadie duda de que lo utilizará. En su lógica: o yo o nadie.
  • El conflicto ucraniano, las acciones bélicas del ente sionista de Israel en Oriente Próximo y las provocaciones prebélicas contra China, junto a diversas formas de guerra en otras partes del mundo, tienen como protagonista directo o indirecto, según conveniencia, a EE.UU., [el país que sólo ha conocido 16 años de paz en su más de 240 años de historia, que ostenta la responsabilidad del 80% aproximado de los conflictos armados posteriores a la II Guerra Mundial y que es el país belicista nº 1 del mundo (Wang Wenbin)]. Un país que, paradójicamente, no ha conocido una guerra en su propio suelo desde el final de la Guerra de Secesión, en 1865, a excepción de Pearl Harbor en 1941.
  • En estos momentos en que las voces belicistas dominan el presente, se alude al peligro de que estalle una III Guerra Mundial. Sin embargo, hablar en estos términos supone aplicar un mimetismo teórico a la situación actual que esconde contenidos, más que ayudar a revelarlos. Tanto la I Guerra Mundial, también llamada la “Gran Guerra”, como la II Guerra Mundial (“Gran Guerra Patria” en Rusia) fueron conflictos desatados por las potencias imperialistas europeas en pugna por la hegemonía entre ellas, cuando la guerra estaba asociada a la fuerza militar y se dirimía como guerra convencional casi exclusivamente; antes de que se desarrollaran de manera ostensible diversas formas de guerra no convencionales: guerra económica, guerras híbridas, guerra cognitiva…; y, de manera determinante, antes de que existiera esa Espada de Damocles que es la guerra nuclear y, con ella, el riesgo de autodestrucción de la especie humana.
  • El nuevo escenario que emerge de la II Guerra Mundial supone la hegemonía de EE.UU. sobre las antiguas potencias coloniales e imperiales de Europa occidental, disciplinadas bajo su mando en la OTAN, y disciplinando con ellas al resto del mundo tras su pretendida fachada de organización defensiva. Al igual que el Estado de Israel, la OTAN es otra pieza clave del orden mundial posterior a 1945. Es una organización que se desempeña como fuerza militar, pero no sólo. Valgan como ejemplos las acciones clandestinas desarrolladas junto con la CIA en la Operación Gladio en Europa; o la creciente importancia que concede a la guerra cognitiva en tanto que medio de colonización de las mentes, teniendo por finalidad que aquellos considerados como objetos receptores de propaganda se conviertan en sujetos emisores de ella.
  • Creemos que una consciencia lo más objetiva posible de la situación bélica que se extiende por el mundo actualmente implica reconocer las distintas formas de guerra que nos afectan y de las que somos víctimas, más allá de un entorno de trincheras o de bombardeos en alfombra. Guerra es asfixiar económicamente un país para doblegarlo. Guerra es el ejercicio del terrorismo para crear caos e inseguridad en las poblaciones afectadas. Guerra es el imponer narrativas favorables a las fuerzas hegemónicas y fomentar su propagación sin que lleguen a ser cuestionadas masivamente.
  • No sólo existe el Complejo Militar Industrial sino también el Complejo Comunicacional. Y es forzoso reconocer la existencia de ambos para comprender mejor el mundo que nos rodea. En el caso de EE.UU., han llegado a ser extremadamente influyentes desde la II Guerra Mundial, si bien muestran ya síntomas de decadencia. La supremacía militar de EE.UU. está en entredicho, pese a la existencia de su poderoso Complejo Militar Industrial. Y la exitosa infiltración de su ‘poder blando’ por las poblaciones del mundo va acumulando cada vez más resistencias, pese a los poderosos respaldos de las agencias de inteligencia, así como económicos, que reúne el Complejo Comunicacional. EE.UU. y sus aliados ya no poseen su poderío de antaño, aunque todavía intenten vanagloriarse de él. El emperador está desnudo, con el riesgo de que recurra cada vez más al ejercicio de la violencia sin límites, en cualquier lugar y por cualquier medio físico y mental, para manifestar su poder.
  • Ser conscientes de la extrema peligrosidad del momento en que vivimos implica asimismo tener en cuenta que confluyen en él varias crisis: crisis del orden mundial nacido de la II Guerra Mundial; crisis de la hegemonía de EE.UU., de su modelo económico desarrollado tras la década de los 70, del dólar como moneda de referencia en el mundo; de sus representantes políticos, presos de sus servidumbres al Complejo Militar Industrial y al lobby sionista… Más aún, crisis del colonialismo ejercido durante cinco siglos por las potencias imperialistas del Occidente europeo tras su dominio sobre los mares. La periferia mundial, que fue principal víctima del colonialismo y del belicismo occidental, hoy más que nunca, pretende liberarse de ese yugo, y lo hace en una nueva dirección, que no es revolucionaria pero que ofrece respuestas a amplias mayorías de la población, construyendo un nuevo tipo de relaciones, los BRICS, y defendiendo este nuevo modelo en alianza con el potencial militar de la Federación Rusa y el poder económico de la República Popular de China -junto con otros aliados importantes como Irán y la República Popular de Corea-, para crear un nuevo orden mundial: el llamado Orden Multipolar.
  • Un tránsito difícil y complejo, en el que la guerra ya está presente y cuya mejor opción es que sea largo, aunque sea lleno de riesgos e incertidumbres.

 

Asamblea Contra las Guerras de la OTAN y el Genocidio en Palestina

7 de octubre de 2024

(Contacto: [email protected])


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