Tiempo de calma y olvido
Con pandemia o sin pandemia siempre es lo mismo: el verano es como una anestesia general. Todo pasa en verano: un rey ladrón que huye, el hijo del ladrón que se escaquea… Nada que ver con «Sueños de una noche de verano», la celebérrima obra de Shakespeare y mucho menos que ver con fantasías, sueños, magia y amores como en esta obra. El verano es siempre tiempo de calma y de olvido para la gente común y corriente. Y cuando volvemos, el golpe. Y no por el estrés post-vacacional precisamente.
Hace poco más de un mes y medio, el 21 de julio, todas las campanas de iglesias y catedrales propagandísticas tocaban a rebato por el acuerdo del Consejo Europeo sobre la «recuperación post-pandemia». Supongo que os acordáis, pese al verano. Todos los medios de propaganda hablaban de las buenas nuevas, del fondo de recuperación que, decían, iba a dar alivio a las economías más afectadas por la pandemia. Mentira, por supuesto, porque bajo el disfraz de oxígeno y sonrisas a corto plazo lo que subyacía eran medidas de austeridad, otra vez, en los años venideros. O sea, sangre, sudor y lágrimas de nuevo.
Pero al igual que los reyes ladrones no descansan en verano mientras la peña está anestesiada en verano, la plutocracia de Bruselas no descansa en verano aprovechando la anestesia de la peña en verano. El Tribunal de Cuentas Europeo acaba de publicar un informe en el que se vuelve a insistir en lo mismo de siempre: que los países que quieran dinero tienen que amoldarse a una serie de «recomendaciones específicas» diseñadas para cada país y que si no se cumplen a rajatabla, es decir, que si no aplican «de manera suficiente y adecuada» las reformas que se les proponen no habrá dinero. El informe no deja lugar a dudas de lo que hay dentro: «El Semestre Europeo: las recomendaciones específicas de cada país abordan cuestiones importantes, pero deben aplicarse mejor«. El subrayado es mío. Nota: no lo he podido encontrar en castellano, pero sí en italiano. Para que conste que lo que digo es cierto.
¿Y qué hay dentro? Pues la «invitación» a la Comisión Europea a subordinar el desembolso de los fondos a la implentación efectiva de las reformas que el Semestre Europeo indica a todos los países cada año. Os dejo que adivinéis cuales son esas reformas. Pista número uno: ¿por qué en todos los países se vuelve a hablar de un aumento de la edad de jubilación? Pista numero dos: ¿por qué se habla en todos los países de «recalcular» el número de años necesarios de cotización para cobrar el cien por cien de la pensión cuando una persona se jubila?
¿Y quién ha salido a hablar del dichoso informe? Pues la presidenta de la Comisión Europea, Ürsula von der Leyen, alemana, por supuesto, que ha dicho que «la intenvención europea es voluntaria, pero quien accede a ella debe alinearse con el Semetre Europeo y las recomendaciones a los países. Hasta ahora solo les correspondía a los países respetarlas, pero ahora las recomendaciones están vinculadas a subsidios y posibles préstamos«. Se puede decir más alto, pero no más claro. Antes cabía la posibilidad de hacer algún requiebro, hacerse algo el longuis, ahora no. O se cumple o no hay dinero.
En la jerga plutocrática eso es «mejorar el equilibrio entre ingresos y gastos». Y eso solo se puede hacer de una forma: volver a meter la mano en los servicios públicos como la educación, la salud o el transporte (pista número tres: ¿por qué en muchos países se habla de la privatización del ferrocarril, especialmente en España y Francia?)
Nada nuevo bajo el sol del verano. La crisis del capitalismo iniciada en 2008 sigue y la recesión va a ser mucho más duradera de lo que vendieron y, además, aplicada mucho más severamente. Esto es Europa. Pero nada, a seguir soñando con Europa. Y como somos tan incautos, y estamos tan adormecidos, no caemos en la cuenta que no son sueños de una noche de verano sino que lo que se muestra es un permanente invierno. Y sigue sin haber respuesta. Menos mal que la vanguardia, los «chalecos amarillos» de Francia, retoman las movilizaciones desde mañana sábado. La pandemia salvó al gobierno de Macron cuando los sindicatos comenzaron también a movilizarse en serio. A ver ahora.
(Publicado en el blog del autor, el 11 de septiembre de 2020)