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Un Premio Nobel de la Paz para declarar la guerra. Declaración del FAI

Un Premio Nobel de la Paz para declarar

la guerra

Declaración del FAI

El nueve de octubre, el Comité Noruego del premio Nobel comunicó la decisión de otorgar el premio Nobel de la Paz a la “opositora” venezolana María Corina Machado, una venezolana que lleva tiempo declarando la necesidad de una invasión militar extranjera para derrocar al presidente de su país, Nicolas Maduro. Una vez más se escenifica la farsa y se entrega este galardón a connotados belicistas, en muchos casos responsables de muertes y destrucción al servicio de las estrategias imperiales de los EE. UU.

Así fue cuando en 1973 se entregó el premio a Henry Kissinger, Secretario de Estado de los EE. UU. y responsable directo del golpe de estado militar en Chile en 1973, que supuso la muerte de su presidente Salvador Allende, la destrucción del Estado, decenas de miles de muertos y 17 años de una dictadura militar plagada de asesinatos, desapariciones, torturas y la más absoluta falta de derechos y libertades. La negación total del concepto de paz. No fue un hecho aislado: Kissinger trabajó desde 1970 en la promoción de dictaduras militares en la región latinoamericana, la más importante de ellas, la operación Cóndor, dirigida y organizada por los EE.UU., en la que siete dictaduras militares sudamericanas participaron para ldetener, intercambiar y eliminar opositores.

Otro caso también paradigmático fue la concesión del nobel a Barack Obama. En esta ocasión el premio tuvo un carácter preventivo, ya que se le concedió al poco tiempo de iniciado su mandato. En la entrega del premio, Obama reconoció: “mis logros son escasos”. El educado y afable presidente norteamericano no rebajó el carácter belicista del imperialismo USA sino que, por el contrario, envió tropas a Afganistán, Pakistán, Irak y Ucrania. Devastó totalmente Libia y permitió el asesinato de su presidente, creando un caos del que no saldrá este país en un tiempo indefinido. También envió tropas al estrecho de Ormuz, sancionó a Irán y, en 2015, declaró a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional” sin aportar ninguna prueba.

El premio Nobel de la paz hace tiempo que se convirtió en un instrumento político para justificar y encubrir las políticas imperiales de los EE.UU. Sin embargo, no podemos escandalizarnos por a quien se premia, sino que deberíamos preguntarnos para qué se otorga y a qué estrategia sirve.

En este caso, durante un tiempo, Donald Trump ha hecho una fuerte campaña auto proponiéndose y, dadas las singularidades de T Straw hair, hay que preguntarse por qué para los EE.UU. ha sido importante anteponer a una desconocida como Machado, prácticamente inédita internacionalmente y con un currículo contrario a la paz, a su propio presidente.

Para responder a esta pregunta habría que reflexionar por qué es tan prioritario para Estados Unidos retomar el frente venezolano, cuando ya tiene abiertos otros frentes en Europa, en Oriente Próximo, en Asia Central, o en el Indo-pacífico.

Atilio Boron, hace ya algunos años, planteó que EE.UU. podía mantener su modo de vida si recolonizara América Latina y si dispusiera libremente de todos sus recursos y dominara su comercio. Cabe preguntarse si se está iniciando ese camino.

La derrota de la OTAN en Ucrania, la constatación de la superioridad militar rusa, su resiliencia y la afirmación de su alianza estratégica con China y la República Popular de Corea, indica que, al menos en los próximos 3 o 5 años, tiempo mínimo del rearme europeo, la guerra convencional en Europa no la puede ganar la OTAN.

La Administración Trump está actuando con más pragmatismo que la Administración demócrata, valorando la correlación de fuerzas en cada escenario y eligiendo la estrategia en cada caso en tiempo real, sin importar que las decisiones vayan en dirección contraria a las tomadas previamente. Es evidente que el escenario europeo quedará en manos de los europeos y que los EE.UU. serán proveedores de armas y tecnologías y que tratará de no intervenir directamente. Eso ya está en marcha con el Rearme Europeo, la prevista retirada del grueso del contingente norteamericano y la contención en el uso de sus misiles de largo alcance.

La histeria desatada en Europa corrobora su incapacidad y de ahí que trate por todos los medios de involucrar a los EE.UU. provocando incidentes que arrastren a una respuesta Rusa y fuercen la réplica norteamericana, involucrándola de nuevo en el escenario europeo. Europa ha cedido ante todas las demandas: los “acuerdos” de Washington fueron una capitulación con la que esperaban conseguir mantener a los EE.UU. en el escenario europeo. Pero no ha sido así, por tanto, y hay que pasar a la acción.

Dejar a los europeos empantanados desgastando a Rusia y liberar fuerzas hacia otro escenario como el Latinoamericano, menos comprometido, parece más rentable y seguro para los EE.UU. En ese territorio no hay fuerzas equivalentes y Luiz Lula da Silva negó a Venezuela que encontrara algún refugio en los BRICs. En estas circunstancias, la estrategia y los objetivos estadounidenses permanecen, pero cambian sus prioridades y por tanto los escenarios.

En este cambio de escenarios está la prioridad de América Latina y el Caribe que están muy lejos del Sur Global y muy cerca de “los gringos”. La posibilidad de meter tropas en México, bajo la coartada del narco, hace tiempo que estaba sobre la mesa. A finales de agosto, el despliegue del comando sur en el Caribe, frente a las costas de Venezuela, no tiene precedentes ni cuando se invadió Granada ni cuando se invadió Panamá.

Como tantas veces, surge el pretexto de que Venezuela es el epicentro del narco y su presidente, el capo del “cartel de los soles”, una organización a quien nadie conoce. El informe Mundial Sobre Drogas de Naciones Unidas señala que “solo el 5% de la droga hacia EE.UU. transita por Venezuela, mientras que el 85% lo hace por el Pacifico colombiano y Ecuatoriano” a lo que el secretario de Estado de los EE.UU. Marco Rubio contesto: “¡no me importa lo que diga la ONU!” “¡Maduro está acusado por un Gran Jurado del distrito sur de N Y!” Supremacismo imperial en estado puro. Es la propaganda habitual para consumo interno en EE.UU. y el alimento para el creciente nazismo en Occidente.

Poco importa que organismos internacionales lo desmientan o que las propias instituciones de los EE.UU desconozcan cualquier dato que apoye la afirmación de Marcos Rubio. Sin embargo, conocemos la efectividad y letalidad de esa propaganda que podemos despreciar por elemental, burda e inconsistente, pero que supone una declaración de guerra en toda regla. Que no tenga la más mínima veracidad y legitimidad no quiere decir que no sea una eficaz e imprescindible arma de guerra. La criminalización es el primer paso de una intervención y, como en toda estrategia imperialista, sus víctimas son los primeros y más profundamente criminalizados. No está de más recordar cómo era de burda y elemental la falacia de las armas de destrucción masiva en Irak y hasta qué punto funcionó.

Que el escenario de América Latina comience por Venezuela es “lo más razonable” para la Administración Trump. Tiene las mayores reservas de petróleo y gas acreditadas del mundo, oro, diamantes, coltán, tierras raras, agua dulce, bosques y ríos que permiten instalaciones hidroeléctricas. Sin duda se trata de la “joya de la corona“ latinoamericana. Además es el epicentro del movimiento bolivariano. Uno de los mayores ejes de resistencia antiimperialista de América.

El control y subordinación de Venezuela es prioritario para EEUU. y por tanto, para el Occidente global, y además es paso obligado para el control continental. Por otro lado, priorizar a Corina Machado sobre Trump y que éste lo acepte sin montar un escándalo, solo es posible si el Estado profundo así lo decide. Esa es la importancia del grotesco premio nobel de la paz 2025.

Premiar a Corina Machado es un insulto a los que defienden la paz; hacerlo al tiempo que se acosa militarmente a Venezuela es un acto de guerra, esa guerra que ella reclama en sus campañas.

Frente Antiimperialista Internacionalista, 14 de octubre de 2025

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