7 de febrero un día crucial Haití y Ecuador; a renovar la esperanza
En pocas horas se cumplirá el plazo para la renovación del mandato presidencial en dos países latinoamericanos, cuyo significado y resultado repercutirá en los procesos de liberación futuros, los pueblos de Ecuador y Haití saldrán a las calles con la esperanza de dar un giro diametral a sus realidades y encauzarse en un nuevo proceso que pueda permitirles aspirar a superar las condiciones apremiantes de vida que han padecido en los últimos años, y que en el caso de Haití, responde a un largo proceso de neocolonización iniciado desde el mismo momento de su liberación a principios del siglo XIX. Los dos presidentes, Lenín Moreno de Ecuador y Jovenel Moïse de Haití, gozan del desprestigio generalizado y el rechazo mayoritario, aunque ambos cuentan con el apoyo del imperialismo estadounidense, la OEA, la ONU y de las potencias europeas que simulan con un silencio cómplice ante la larga lista de injusticias cometidas por estos gobernantes.
En Ecuador, los obreros, campesinos e indígenas junto a los sectores populares darán muestra de su fuerza acumulada tras las jornadas de lucha de octubre 2019, en las que la represión gubernamental se hizo presente y las que tuvieron como resultado algunos acuerdos que pretendieron frenar el paquetazo económico neoliberal del gobierno. Esta nación celebrará elecciones para renovar Presidente, Vicepresidente, 137 miembros de la Asamblea Nacional, 5 representantes del Parlamento Andino, 15 Asambleístas Nacionales, 116 Asambleístas Provinciales y 6 Asambleístas de la circunscripción del exterior, siendo necesario que los candidatos alcancen el 50% de los votos o el 40% con una ventaja de diez puntos sobre el segundo, o será necesaria una segunda vuelta el próximo 11 de abril, la votación estará marcada por los nuevo protocolos que con justificación de la pandemia de Covid-19 el gobierno ha dispuesto. La reunión de urgencia celebrada por Lenín Moreno en Washington en los últimos días, hace suponer una serie de pactos para procurar un fraude y/o la derrota de sus opositores del ala progresista del correísmo representada por Andrés Arauz, que mantiene elevadas expectativas de victoria por el desprestigio social del represor Lenín Moreno, que dicho de paso, ha demostrado ineficacia e insensibilidad en el manejo de la pandemia con efectos devastadores para la población ecuatoriana.
Por su parte, Haití viene viviendo desde años atrás, protestas, movilizaciones y una cruel represión avalada por el imperialismo y las potencias neocoloniales que mantienen interés y presencia. El rechazo a Jovenel Moïse se ha incrementado y los sectores proletarios-populares establecen alianzas con el fin de terminar con su mandato opresivo y abiertamente represivo, cuya fecha de finalización constitucional es este 7 de febrero, no habiéndose celebrado elecciones intermedias y con la clara intención de aferrarse al poder por el desprestigiado presidente, pues como ya se ha denunciado, busca reformar la constitución para extender su periodo al menos un año más y así establecer una nueva dictadura de las que tanto ha padecido la nación caribeña. En estos días la fuerza proletaria-popular ha lanzado convocatorias para la huelga general con el fin de exigir la salida inmediata de Jovenel Moïse y el establecimiento de procesos de transición que permitan poner fin a la condición neocolonial que les oprime, Moïse tramposamente convocó a elecciones presidenciales y legislativas para septiembre próximo y simula la elaboración de una nueva constitución que sometería a referéndum en abril venidero, pero a toda luces, lo que prepara es la continuidad de la sumisión haitiana a los intereses capitalistas-imperialistas más exacerbados y lacerantes de todo el Caribe.
Para ambos países el 7 de febrero es una fecha crucial, en Ecuador puede significar el golpe final a un periodo de reacomodo conservador que con el gobierno actual tuvo las facilidades necesarias y pudo evidenciar su rostro represivo, inhumano y entreguista al FMI y al imperialismo apostando por el retorno agudo del neoliberalismo, el resultado en una o dos vueltas de las elecciones será de suma relevancia para la posibilidad de un reacomodo y reordenamiento de las fuerzas progresistas en la región, esperamos que la voluntad del pueblo sea respetada y ponga fin al oscuro periodo que ha significado el gobierno de Lenín Moreno. En Haití esta fecha revitaliza la resistencia contra la opresión, los grupos conservadores han contribuido a la represión organizando cuerpos paramilitares llamados G9, así como han generado pandillas con actos militares, la oligarquía no desea perder su poder y ganancias que le propicia la pobreza generalizada en el país y el saqueo imperialista del cual son cómplices, en Haití se han cometido y se cometen crimínenos de lesa humanidad que permanecen impunes por el silencio cómplice de medios de comunicación y de la hipócrita comunidad internacional plegada al imperio y sus intereses.
Serán jornadas intensas de lucha en diversos campos, el electoral y la protesta social, la intención burguesa-oligarca es mantenerse y seguir explotando y saqueando ambas naciones, pero, el deseo proletario-popular es poner fin a tantos años de injusticia. Los sectores progresistas, de izquierda y revolucionarios de nuestra América y el mundo, deben permanecer atentos y profundizar el apoyo internacionalista para que la voluntad de los pueblos sea escuchada y respetada, como el primer paso para poner fin a la opresión mayor ejercida por el capitalismo-imperialista y a favor de la liberación real con la construcción del socialismo en Latinoamérica y el mundo.