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Abril de 2022 en Siria: multiconfesionalidad en estado puro. Pablo Sapag

La coincidencia este año de Ramadán y las Pascuas, saca a relucir uno de los más básicos y esenciales pilares de Siria: su milenario y único carácter multiconfesional. Crónica exclusiva desde Damasco

Este mes de abril de 2022 está siendo especialmente festivo en Siria. No solo el día 17 se ha conmemorado el 76º aniversario del Día de la Evacuación, cuando el último soldado ocupante francés fue expulsado del territorio sirio lográndose así la ansiada Independencia. Este abril o nissán en árabe, además y por segundo año consecutivo, el Ramadán o mes de ayuno, con el que los musulmanes conmemoran la revelación del Corán al Profeta Mohammad, ha coincidido con las celebraciones de la Semana Santa cristiana.

Estas últimas se establecen de acuerdo a los diferentes calendarios utilizados por las distintas iglesias cristianas, no pocas de las cuales nacieron precisamente en Siria. Ello supone que, entre las celebraciones de una y otra iglesia el recuerdo de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, se extiende a lo largo de dos semanas.

Tal coincidencia temporal entre celebraciones mayores del Islam y del Cristianismo no sucede con frecuencia, a pesar de que tanto el período de ayuno por Ramadán como la Semana Santa se establecen de acuerdo a complejas observaciones de las fases lunares. En el primer caso corresponde con la aparición de la luna creciente en el mes de Ramadán, noveno de un calendario musulmán que al ser completamente lunar es mucho más fluctuante por lo que el período de ayuno oscila a lo largo de todo el calendario gregoriano, que fuera de los asuntos religiosos es el de uso más extendido en el mundo. Por su parte, la Pascua de Resurrección, es el domingo posterior a la primera luna llena astronómica tras el equinoccio de marzo, por lo que el desfase máximo entre un año y otro solo puede ser de un mes.

Semejante coincidencia de festividades religiosas, que se prolongan por varios días, en el caso de la Semana Santa cristiana, y por un mes completo, en el del Ramadán, adquiere un sentido único en sociedades multiconfesionales como la siria.

El respeto absoluto e incluso la participación activa en los rituales de los distintos credos es la norma en una sociedad que de manera natural ha interiorizado y hecho parte de su cultura cotidiana los ritos que expresan religiosidad. Por algo el Cristianismo nació en Siria y por algo también fue Siria la primera zona de proyección del Islam desde la Península Arábiga.

Ambas ramas religiosas, Cristianismo e Islam, así como sus numerosas manifestaciones particulares surgen del tronco monoteísta, ya que ambas veneran a Allah, que es el nombre de Dios en árabe, la lengua en la que fue revelado el Corán y en la que se expresan total o parcialmente las iglesias cristianas orientales. También comparten profetas y ritos, como el ayuno y la abstinencia, aunque su duración e intensidad fluctúa entre una y otra religión.

Consciente de esta realidad social única, desde su origen el Estado sirio se ha declarado aconfesional, para actuar como garante de esa multiconfesionalidad social que salta a la vista en cada rincón de Siria. No por nada el calendario laboral sirio incluye fiestas cristianas y musulmanas que disfruta toda la población. Por algo también en Siria no hay códigos de vestuario obligatorios relacionados con tradiciones religiosas, la producción, distribución, venta y consumo de alcohol es legal y se ejerce de acuerdo al respeto y al sentido común derivado de milenarios usos y costumbres sociales. En el mismo sentido, la construcción de templos islámicos y cristianos, no encuentra más limitación que las administrativas derivadas de los planes de urbanismo de pueblos y ciudades.

Ayuno y procesiones compartidos

En Siria estos días de abril la ingesta de alimentos y bebidas solo es ostensiblemente visible a partir del iftár o ruptura del ayuno musulmán, que coincide con el mághreb o puesta del sol, cuya hora exacta es anunciada por los muecines y por modernos relojes digitales que en las mezquitas marcan los cinco momentos de oración diarios. No pocos cristianos también ayunan, bien por solidaridad y respeto con sus compatriotas musulmanes, por convicción o por los beneficios que supone para la salud modificar la rutina digestiva una vez al año. De hecho los musulmanes invitan invariablemente a sus vecinos cristianos a unirse a la comida que marca la ruptura del ayuno.

Los musulmanes, mientras, asisten con entusiasmo a las procesiones de Semana Santa, que al rimo de tambores y trompetas protagonizan los cristianos tanto en la Ciudad Vieja de Damasco como en modernos barrios de la capital, así como en Alepo y todas y cada una de las ciudades del país. Esas procesiones las preside la cruz y la bandera de la República Árabe Siria, cuyas dos estrellas, que representaron en su día la unión de Siria y Egipto en la República Árabe Unida, hoy una simboliza al cristianismo y la otra al islam.

La gastronomía y el encuentro social

Las comidas para romper el ayuno y las de la Pascua de Resurrección se preparan a conciencia en todos los hogares sirios. Es en esas ocasiones cuando la rica gastronomía siria se expresa en todo su esplendor. La infinidad de mézze o entrantes dan paso a los platos de fondo con carne de cordero o vaca y arroces bien sazonados y enriquecidos con frutos secos y salsas. Después la fruta, siempre natural, y la infinidad de dulces fríos o calientes, con o sin almíbar, simples o rellenos, como el delicioso maamúl con crema de pistacho, tan típico de estas fechas y uno de los productos estrella de los tradicionales barrios de tradición dulcera, como los de Midan en Damasco y Homs, por no hablar de los alepinos.

Para terminar, café árabe, té, mate y, en su caso, narguile. En tiempos de COVID la narguíle o shísha se ofrece en cafés y restaurantes no solo con boquillas individuales de usar y botar. También con mangueras sanitarias que evitan el contagio.

Alimentos y mercado

Tanto tiempo como a cocinar y comer se dedica a la compra de los ingredientes y los productos que ya preparados van a la mesa. Los mercados sirios están abastecidos pero el impacto económico e inflacionario de las medidas coercitivas impuestas al pueblo sirio por Estados Unidos y la Unión Europea obligan a aguzar el ingenio para sacarle el máximo partido a una lira siria hoy estable en relación al dólar pero muy devaluada si se compara su valor actual con el que tenía hace tres años, por no hablar del de 2011, cuando un dólar eran 50 liras sirias. En el mercado informal hoy son 3800.

Consciente de esta situación, la distribuidora estatal Syria Trading o Comercial Siria redobla en estas fechas la oferta de productos subvencionados que se pueden adquirir en los cientos de locales estables o móviles que tiene por toda Siria. Algunos de esos productos, como el trigo búrgol o la harina de trigo, o bien escasean o son más caros por causa del conflicto entre Ucrania y Rusia y su impacto en los mercados cerealero y energético mundiales.

A su vez, el constante saqueo de una porción importante del petróleo y gas sirios, por parte de las milicias apoyadas por las fuerzas turcas y estadounidenses que ocupan el extremo norte del país, agravan la crisis energética y contribuyen a un alza de precios. Esta se combate con un sistema de distribución informatizado y el reparto de un número de litros de gasolina y diésel subvencionados, a los que los ciudadanos acceden a través de la llamada tarjeta inteligente, que evita aglomeraciones y esperas innecesarias y permite mantener un estricto control sobre un bien escaso. Al mismo tiempo de esa forma se intenta combatir los abusos de aquellos desaprensivos y aprovechados que tienen en las medidas coercitivas de EEUU y la UE a sus mejores aliados.

Este mes festivo las autoridades también han alentado la constitución de mercados temporales por Ramadán en el que oferta y demanda se encuentren sin intermediarios. De ahí que los precios puedan ser en esos mercados de ocasión hasta un 50% más baratos. El más importante es el que se levanta en el recinto de la antigua Feria Internacional de Damasco, en pleno centro de la capital siria y a orillas de un río Barada, este año bien surtido de agua después de una intensa temporada de lluvia y nieve.

Ello augura una cosecha abundante y necesaria para controlar los precios y aumentar la exportación de los internacionalmente muy demandados productos agrícolas sirios. Estos, ya sean naturales o procesados, transitan por el paso fronterizo de Nassib con Jordania hacia los mercados del Golfo Pérsico y muy especialmente hacia unos Emiratos Árabes Unidos que han redoblado sus relaciones con Siria en todos los capítulos y muy especialmente en el comercial.

En los mercados de Ramadán no falta de nada. Hasta la popular yerba mate argentina se oferta con importantes descuentos. La bebida energética fue introducida en Siria por los expatriados en América Latina que volvieron temporal o permanentemente a la Madre Patria Siria. Hoy la yerba mate es parte de la dieta popular siria y un imperdible en unas fiestas que juntas o separadas revelan como nunca en este mes de abril la esencia de Siria, su milenario y único carácter multiconfesional.

¡Ramadán Karím! ¡Fásah Mayíd!

(Publicado originalmente en Diario Sirio Libanés, el 25 de marzo de 2022)

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