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Amenaza existencial. El lince

La rebelión se extiende en Europa mientras la plutocracia sigue a lo suyo, rindiendo pleitesía a EEUU y apoyando a los nazis ucranianos. Hasta aquí todo bien. La gente está en las calles, que para eso hay democracia, y el poder pasa de la gente, que para eso hay democracia. Ya votaron en su momento, así que lo que piensen ahora les da igual, como muy bien expresó la ministra de Exteriores alemana.

Y lo que piensan es lo que hay que pensar cuando se tiene cabeza, a pesar de los medios de propaganda. Ejemplos.

  • En Alemania, el 77% pide negociaciones con Rusia para poner fin a la crisis de Ucrania; el 62% se opone a proporcionar más armas pesadas a Ucrania y el 43% dice que como lo está haciendo Alemania está bien, es «adecuado» el apoyo a Ucrania. No en vano la ministra sabía de lo que hablaba cuando dijo que le daba igual lo que dijesen los votantes: el rechazo empieza a ser masivo.

  • En Austria, el 50% está en contra «absolutamente» de enviar armas a Ucrania y el 25% «más bien en contra». El 40% está en contra de las sanciones a Rusia. Lo curioso es que el 49% está en contra de la OTAN y el 21% «más bien en contra», algo muy similar al porcentaje de quienes se oponen al envío de armas.

  • En Francia, al 40% les gustaría la vuelta de los «chalecos amarillos«; el 75% apoya los impuestos a las «ganancias inesperadas» de las empresas de energía y el 73% considera que las sanciones contra Rusia «no son eficaces» aunque las siguen apoyando, con matices.

  • En Gran Bretaña, el 57% está muy preocupado por la posibilidad de disturbios sociales y el 85% respalda el recorte del IVA, el poner precios máximos en las facturas de energía y un abaratamiento y/o gratuidad total del transporte público.

  • En Alemania, Francia, Gran Bretaña y Polonia para el 70% el costo de la vida es más importante que Ucrania.

Como bien dijo la niñata ministra alemana, nada de esto les importa lo más mínimo: tú puedes protestar, faltaría más; yo puedo no hacerte ni caso, faltaría más. Para eso estamos en democracia, plena, además, como dicen en el Estado español.

Sin embargo hay alguien que protesta sin salir a la calle y a quien se va a hacer caso sí o sí. Porque son los que mandan realmente, y no los fantoches de los gobiernos. Son los que importan; tú y yo, no.

La cosa empieza aquí: desde el martes pasado 15 plantas europeas de acero han suspendido su producción por los altos costes de la energía, especialmente las vinculadas al gigante alemán ArcelorMittal.

 

A eso se suma que la producción de acero ha descendido un 18’9% solo en los meses de junio y julio. La débil demanda y los precios de la energía están en las causas de ello.

Son las primeras grandes empresas, pero no van a ser las últimas. Y como están viendo las orejas al lobo, la Asociación Europea de la Industria Metalúrgica (Eurometaux) ha enviado una carta a los principales mandamases de la UE

«para dar la alarma sobre el empeoramiento de la crisis energética de Europa y su amenaza existencial para nuestro futuro».

En la carta dicen que «hasta el 50% de la capacidad de aluminio y zinc de la UE ya se ha desconectado debido a la crisis energética», junto a «reducciones significativas en la producción de silicio y ferroaleaciones» (en un 27%) y que los sectores siguientes en caer serán los del cobre y el níquel. 

Por ello escriben que «estamos profundamente preocupados de que el invierno que se avecina pueda dar un golpe a muchas de nuestras operaciones» dado que «sabemos por experiencia que una vez que cierra una planta, muy a menudo se convierte en una situación permanente, ya que la reapertura implica una incertidumbre y un costo significativos».

Estas son algunas de las empresas que firman esta carta

Son las empresas alemanas quienes llevan la voz cantante. La Asociación de Cámaras de Industria y Comercio de Alemania y la Federación de Industrias Alemanas dice que el 34% de las empresas están en una «crisis de supervivencia, enfrentando el riesgo de cierre por la crisis energética».

En Gran Bretaña la cosa va mucho más adelantada: el 7% del total de las empresas ha cerrado y el 13% del total ha reducido el horario laboral (con la consiguiente reducción de los salarios).

En el Estado español, la gran industria (Acerinox, Pamesa, Ferroatlántica, la sucursal de ArcelorMittal) ha iniciado el mes de septiembre con más de 1.500 trabajadores bajo un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), y advierte sobre una debacle industrial por los altos precios de la energía en el mercado y el aumento de los costes de las materias primas. 

 Recordad que la inflación industrial está en el 37’8% en Europa.

No dudéis que a este gente sí se la va a escuchar, y que se la va a ayudar a nuestra costa. La nueva subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo va en esta línea porque encarece las hipotecas que tiene la gente. Así que a la factura de la luz y el gas hay que añadir ahora la de la vivienda, es decir, una pérdida generalizada del poder adquisitivo. Y los sindicatos, mirando.

Europa está muy herida por su vasallaje a EEUU y su seguidismo irracional a los nazis ucranianos. Puede que la amenaza existencial de la que hablan las empresas que protestan en la carta no sea solo de ellas, sino de la propia Europa.

La buena noticia es que en Italia ha surgido un movimiento igual al británico, el «No pagues«, y con el mismo objetivo: un millón de decididos a no pagar las facturas de luz y gas el 30 de noviembre. Por el momento, son 3.000 las personas que ya están dispuestas a hacerlo.

(Publicado en el blog del autor, el 9 de septiembre de 2022)

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