Anciano Trump. Las armas del juicio. Papamoscas Guaidó.
“Ellos nacen ancianos / Y van envejeciendo / A través de la vida / Los americanos / Y nacen convencidos / Que no hay nadie en el mundo / Que sea más importante / Que los americanos”.
Título: Los Americanos. Canción del gran Alberto Cortéz.
“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.
Título: Nuestra América. Autor, el Padre de la Patria Cubana, José Martí.
En buena parte de la literatura del XIX y del XX “los americanos”, los trumpistas de hoy, esa gente a la que se refiere Alberto Cortéz en su canción, esos viejos al nacer que creen que no hay nadie más importante en el mundo, esos que tienen reducido su pensamiento a su aldea, que odian al vecino y persiguen al diferente, esos que disponiendo de riquezas materiales (de otros) dan por bueno el orden, parece que no van a pensar nunca en un mundo diferente, su clase, su condición social, su espíritu aldeano les conduce por el estrecho camino del desprecio y la violencia. José Martí llamaba a tomar “las armas de almohada”, “las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”, pensar universalmente, en común: eso que el aldeano Trump y su legión de bárbaros, por su clase y aldeanismo, son incapaces de hacer.
No pueden aprender por qué la historia les niega y el mundo de humanidad les niega. Pero la historia y la humanidad si hacen un juicio de lo que ha significado y conlleva desde la implantación de la doctrina Monroe, con la consigna “América para los americanos”, al Acuerdo del Siglo para entregar Palestina a los sionazis.
Los cabezas brutas, esos de pensamiento reducido, quienes nacen pensando que no hay nadie más importante que ellos, producen ejemplares irrisorios como el “autoproclamado” en Venezuela, un tal Guaidó, tipo vano, se sube a un atril y grazna mirando al cielo que obedece a un mandato divino. Guaidó, es ajeno o de mente enajenada, como su amo “americano”, a las leyes del mundo, a la idea universal de la igualdad en derechos y obligaciones, en justicia social, en respeto a los bienes comunes de la nación. El “autoproclamado” ha manifestado su ansia enfermiza por el dinero del pueblo venezolano robando sus bienes, y en múltiples ocasiones ha expresado su deseo de causar muertes declarando que “son una inversión de futuro”.
El “autoproclamado” cree tan íntimamente en su autoproclamación porque así manifiesta su obediencia a la doctrina del “destino manifiesto”, ese encargo divino que se autootorgan los “americanos”, decía José Martí que “cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea”. Guaidó cree que no hay nadie en el mundo que sea más importante que los “americanos”, él, que no pasa de ser un aldeano cerrado al progreso, incapaz de emplear las armas del juicio, las armas que vencen a las otras. Me recuerda a la figura del “papa moscas”, el autómata que se encuentra instalado en la catedral de Burgos. El “autoproclamado” y el “papa moscas” tienen cierto parecido, los dos son autómatas articulados, sus rostros tienen rasgos de endemoniado, se asemejan mucho. El “autoproclamado” y el “papa moscas” para llamar la atención dan la hora tocando una campana, y entonces sueltan un grito estridente, hay quien dice que uno y otro lo que emiten cada hora es un graznido. Quienes les contemplan abren la boca como ellos dos, y ellos dos, el “autoproclamado” como el “papamoscas”, dice la leyenda, esperan que las moscas entren en su boca alguna vez.
9 de Agosto Día Internacional de los Crímenes de EEUU contra la Humanidad.