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Asunto urgente: Desfascistizar las FFAA españolas

Después de una serie de peripecias, casi incompresibles, muy burocráticas pero muy propias del carácter fascista de una mayoría aplastante de las Fuerzas Armadas españolas, se ha producido un hecho represivo que tiene una importancia extraordinaria, profesional, personal y colectiva. Sobre todo colectiva. Ejemplar, o ejemplarizante, para decirlo con más precisión.

Se trata de la expulsión del Ejército -por orden directa del JEME- del Cabo profesional y compañero Marcos Santos Soto. No me detendré mucho -los pueden adivinar ustedes- en los aspectos más dolorosos de una vida profesional rota, una supervivencia económica difícil y una desestabilización familiar indudable. No me olvido, desde luego, de la incidencia de dos faltas graves cuya razón ha sido la de identificarse con el pueblo, con las clases trabajadoras y los sectores populares, en un colectivo profesional en el que el golpe de estado -Monarquía al frente-, ha sido y es un “modo de ser” de las FFAA. La honra de Marcos Santos Soto también ha sido puesta a prueba. Por eso, yo afirmo que Marcos Santos es una persona verdaderamente honrada.

Él fue, con algunas decenas de militares más, varios de ellos en activo, un grano de arena1, contra ese grupo compacto que le dan ese carácter fascista colectivo a las Fuerzas Armadas. Él es el pueblo, el honor de servirlo, dentro de un colectivo que se pronuncia o calla.

Las fuerzas Armadas se pronuncian

Aunque pueda parecer lejano en nuestro tiempo y ser muy notables -abismales incluso-, las diferencias entre Hitler y Abascal; entre el grupo de generales que firmaron el Comunicado de adhesión al general Francisco Franco y las tropas del general Ludendorff, las SA de Roen y el propio Hitler, el primer golpe de estado nazi en Alemania fue realizado en 1923, a nivel de estado federado (Baviera), y tuvo apoyo de diversas autoridades locales. Fue el ejército también el que marcó la ruta en aquellos momentos. Las similitudes de fondo son verdaderamente notables.

El pronunciamiento de los cientos de militares franquistas retirados y el posible apoyo de una parte importante de la estructura orgánica de las FFAA -delatada por el crecimiento rápido de los firmantes incorporados a la Declaración, una vez entraban por edad, en la situación de retirados-, hacen de este hecho un acontecimiento político de primer orden. Me atrevería a decir que fue uno de los anuncios de la entrada del fascismo en el estado español y en una de las instituciones fundamentales.

El fascismo penetra en todas las instituciones estatales, políticas (a todos los niveles: municipales, autonómicas y estatales); y en todos los poderes del estado: legislativo, judicial o ejecutivo.

En el caso que nos ocupa el fascismo entra sin oposición alguna en un poder especial: el de las Fuerzas Armadas cuya cima es el Rey, como Jefe del Estado.

El miedo y el desconcierto ante lo innombrable

Aunque, en concierto mutuo, medios de comunicación, analistas políticos, encuestadores de opinión, partidos cómplices y colaboradores, conscientes o inconscientes, discuten sobre lo que ellos llaman “extrema derecha” o, con más cinismo, “populismo de derecha”; o sobre las distintas formas de aplicar líneas rojas para establecer barreras políticas o “cordones sanitarios” contra su crecimiento ya desbocado, el fascismo -así, con todas las letras-, ha metido medio cuerpo por la ventana antes de meterse de cuerpo entero y con clarines triunfales, por la puerta de entrada. No falta mucho para eso.

Esta mañana, en la SER, he oído, con una mezcla de asombro y tristeza, un debate “a muchos” y muy cualificados tertulianos, sobre la actuación de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, en relación con la violencia de género y también sobre la retirada de placas en el Monumento conmemorativo a las víctimas del franquismo en el Cementerio de la Almudena.

En el primero de los hechos debatidos, los invitados insistieron en que pese a la escandalosa intervención de Vox que se negaba a aceptar la existencia de “la violencia de género”, lo importante era debatir sobre el “bloqueo” o el “derecho” de Vox a plantear sus “opiniones”.

Finalmente, finalizadas las intervenciones en una discusión escolástica sin salida, los analistas descargaron su conciencia afirmando la derrota del grupo fascista ante una víctima de violencia de género: una inmigrante marroquí, maltratada y en silla de ruedas, que los dejó sin palabras ante la brutalidad del concejal Javier Ortega Smith.

En el segundo caso, su complacencia quedó satisfecha ante la comprobación de que una asociación de Memoria Histórica había demandado al actual grupo de gobierno en vía administrativa o penal por el delito de prevaricación.

El terror y la ignorancia histórica

En ambos casos advertí dos hechos muy preocupantes: el terror encubierto de los contertulios; y el desconocimiento escandaloso de lo que es, cómo crece y qué representa el fascismo, al que ya no se atreven a enfrentarse. Les desconcierta y les da miedo.

De hecho, no conocen del proceso económico, político y social del fascismo y de las tres premisas fundamentales de su aparición y crecimiento:

  • la primera es que el fascismo, como brazo armado del capitalismo en crisis, es repetible;
  • la segunda es que el fascismo es un proceso con un punto de “no retorno” a partir del cual no es reversible; en ese momento, habrá alcanzado a una parte importante de las clases medias y a un sector, también importante, de las clases populares;
  • la tercera es que los EEUU son el factor exterior propio del imperialismo (fascismo) de nuestro tiempo.

Los golpes de Estado de nuestro tiempo

Eso es muy visible en la serie de golpes de estado o intervenciones de todo tipo que han ejercido los Estados Unidos en casi todos los estados de América Latina. Siempre utilizando al fascismo clásico y las oligarquías locales como elemento interno de su política de injerencia y de guerra en todas sus variables, que es apoyada por los estados quisling en América Latina y en Europa.

Esos son los casos históricos y permanentes, como el de Cuba; y más tarde el del Chile de Pinochet. En los últimos tiempos, los países agredidos por el imperialismo han sido Venezuela, Ecuador, Bolivia, Honduras y algunos países más del continente. La pertenencia a la OTAN es el vínculo esencial del golpismo. Es también el lazo que ha implicado el reconocimiento inmediato y el apoyo político y mediático a la expansión, sin desdeñar los intereses subimperialistas del estado español y sus grandes empresas en todo el continente latinoamericano.

Es eso, sin duda, lo que explica la presencia de mandos importantes de la OTAN en el Manifiesto de exaltación de Franco, así como la impunidad absoluta de los firmantes, a los que no se les ha aplicado el delito de incitación al terrorismo o al golpe de estado.

En cuanto a la enumeración de los golpes militares que fueron ejecutados o que fracasaron en el nivel de preparación, a los que he denominado fracasados, consensuados o disuasivos, que se vienen realizando periódicamente, baste con citar las fechas (de todos conocidas) o los nombres con los que fueron bautizados.

Algunos de los “golpes disuasorios” no han sido mencionados como tales o han sido considerados como declaraciones no punibles, pese a que han removido el terror de la población o han constituido para ella una alerta y una amenaza, casi irresistible, en el que se señalaba claramente el camino político a seguir si se querían evitar males mayores.

Muchos de esos golpes han intentado romper el consenso y la relación constitucional de los militares democráticos con el pueblo.

Como ejemplos fácilmente verificables de todos estos procesos de rebelión militar puedo citar los siguientes:

  • Operación Galaxia (1978), que pretendía un asalto al Palacio de la Moncloa con dos unidades de la Policía Armada y de la Guardia Civil fuertemente armadas, al mando de Tejero e Ynestrillas. La intención no fue documentada ni investigada a fondo y las penas resultaron mínimas.
  • Golpe del 23 F (1981): el asalto al Congreso de los Diputados, cuando se votaba la investidura del nuevo Presidente del Gobierno, Señor Calvo Sotelo, después de la dimisión, a todas luces forzada, del entonces Presidente Suárez. Aparece nuevamente Tejero, además de los generales Milans del Bosch y Armada, ambos amigos del rey Juan Carlos.
  • Golpe de los Coroneles (1982): una intentona golpista en vísperas de las elecciones generales, mucho mejor preparada que la del 23F que incluía atentados que se atribuirían a ETA para justificarla. Su trascendencia fue deliberadamente minimizada y solo resultaron condenados dos coroneles del Ejército de Tierra.
  • Preparación de un golpe-pronunciamiento (1983) en la Armada, en la que se distribuyó una encuesta para evaluar cuál sería la respuesta a una intervención militar en el País Vasco entre sus mandos. Los datos fueron filtrados a la prensa y se abrió una investigación sobre la filtración, pero no sobre las responsabilidades en un acto de incitación golpista.
  • Atentado contra los poderes del Estado en la Coruña (1985), con ocasión del desfile del Día de las Fuerzas Armadas para provocar un vacío de poder que justificara la intervención del ejército. La intentona fue abortada por el CESID y no se le dio publicidad hasta transcurridos 15 años.
  • …//…
  • Tráfico y almacenamiento de armas de guerra (2015) por parte de miembros de la Guardia Civil vinculados a grupos neofascistas y la posible complicidad de mandos de las Fuerzas Armadas.
  • Golpe a través de un pronunciamiento (2018): Como guinda de todo este proceso, un grupo de militares de alta graduación publicó un Comunicado de apología del general Francisco Franco. Si bien la mayoría de los firmantes estaban en situación de retiro, a resguardo de posibles sanciones, da una idea del grado de pervivencia de las ideas franquistas entre sus altos mandos. Ni siquiera se tomaron medidas disciplinarias contra aquellos que firmaron estando en la situación de reserva.

Es en esta situación que el Cabo D. Marco Antonio Santos Soto firma un Manifiesto en respuesta al mencionado pronunciamiento, en el que apoya su contenido general e incluye una aportación complementaria. Tras ello hace una entrevista en un periódico nacional en el que confirma estos datos y expresa vehementemente su oposición a ellos. Además hace afirmaciones sobre el mal trato, la vigilancia y el desprecio que sufren los militares demócratas que, como él, son calificados de “rojillos”.

Marco Santos Soto

El Cabo profesional D. Marco Santos Soto ha sido expulsado de las Fuerzas Armadas por negarse a asumir, pese a su rango militar (al que le corresponde la obediencia y el silencio, según los códigos de conducta propios de la institución), una declaración pública de exaltación del dictador fascista y general genocida Francisco Franco Bahamonde. Las Fuerzas Armadas fascistas han ganado de nuevo otra batalla. Y no es la primera. Para mayor escarnio, esa batalla ha terminado con la expulsión de un profesional demócrata y de izquierda como tantas veces ha ocurrido bajo el mando político del Partido Socialista.

La aplicación sucesiva de dos faltas graves según el fuero militar y la interpretación de los mandos (una por oponerse públicamente a un acto de carácter fascista; la otra por reunir firmas, en su calidad de ciudadano, para conseguir la reincorporación a las FFAA del teniente Luis Gonzalo Segura, que había denunciado varios actos irregulares en la utilización económica de los fondos militares) han hecho saltar todas las alarmas.

Es evidente que este tema del fascismo y el golpismo militar es un asunto tabú en el estado español. Con seguridad es también un asunto de Estado, de los que “justifican” la política exterior y la política de solidaridad activa con el golpismo en América Latina. También condiciona las traiciones de Podemos y sus “pequeñas renuncias” a favor de una coalición de Gobierno.

Nuestro país ha vivido en un estado de golpe militar o amenaza de golpe militar durante la mal llamada Transición política: es lo que los análisis estratégicos denominan, incluso los españoles, “golpe de estado continuado o amenaza de golpe de estado mediante la coacción permanente a los ciudadanos”.

Ambas situaciones conducen a la sustitución de los ciudadanos, del pueblo español como agente soberano, por las Fuerzas Armadas o por los poderes oligárquicos que siempre están detrás de dichas Fuerzas Armadas.

Los expedientes disciplinarios contra el Cabo Marco Antonio Santos, son realizados porque él reacciona contra actos que pueden denominarse con propiedad como traición al pueblo y, en concreto, como delito de rebelión, sedición, o de conspiración para ambos delitos, ya que son realizados (secreta o públicamente) por militares organizados y armados, a los que corresponde precisamente la defensa de ese mismo pueblo.


  1. https://www.rebelion.org/noticia.php?id=246389 

2 Comments

  1. […] Asunto urgente: Desfascistizar las FFAA españolas […]

  2. Falta saber quién le pone el cascabel a ese gato; cómo depurar al ejército y demás fuerzas armadas. No veo cómo. Así que estamos jodidos, a merced de los politicastros y en constante peligro de golpe militar.

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