Chile por la Asamblea Constituyente
La resistencia del pueblo chileno se va transformando; tras semanas de movilizaciones masivas, represión brutal y genocida, la demanda inicial se ha transformado, pasando de la inconformidad y el rechazo al aumento del precio del pasaje del metro y demás insumos básicos, a la abierta exigencia de transformaciones estructurales del sistema político-social mediante la instauración de una Asamblea Constituyente. Las violaciones a los derechos humanos han sido denunciadas por la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) que difundió un comunicado condenando el uso excesivo de la violencia gubernamental; el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ha registrado al menos 2500 denuncias, la persecución sobre los manifestantes se agudiza, los estudiantes son atacados en sus centros escolares y detenidos en sus casas al más puro estilo de las dictaduras, se contabilizan más de una veintena de personas asesinadas por la represión, los heridos son miles según informa la Cruz Roja de Chile, se han documentado diversos casos de violencia sexual ejercida por la policía y los militares en contra de manifestantes, la tortura se ejerce en centros de detención y en varios casos en plena calle ante la mirada de todos; por si todo esto fuera poco, la brutal represión ejercida por el gobierno de Sebastián Piñera tiene ahora el vergonzoso récord mundial de lesionados en los ojos por balas de goma. Las muestras del carácter antihumano del régimen neoliberal-capitalista que en Chile se aferra en continuar en el poder son notorias; en los últimos días, el presidente anunció un proyecto de ley que criminaliza la protesta y convocó al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), el único idioma que habla Piñera es la violencia genocida. El pueblo chileno sin importar el incremento de la represión, da muestras de heroísmo y continúa extendiendo la resistencia, con la organización popular y el incremento de la conciencia revolucionaria va preparando el terreno para la exigencia de una transformación radical en Chile.
La demanda popular ahora se acerca a tomar la ofensiva, la exigencia de una Asamblea Constituyente es el deseo mayoritario; ante ella, el gobierno quiere efectuar reformas insustanciales para maquillar su carácter opresor. La Asamblea Constituyente organizada con base popular puede ser el camino para una radical transformación en la vida política, social y económica de Chile, superando lastres legales y estructurales que vienen desde tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. La base de la desigualdad se sustenta en el orden político-económico que condiciona a la sociedad; el capitalismo chileno se enraíza en viejas formas de dominación que se conjugaron con la desnacionalización de todos los bienes; no por nada fue justamente en Chile donde la era neoliberal inició con la implementación del modelo planeado por los llamados “Chicago Boys”, quienes dicho de paso, hasta la fecha sienten orgullo por los resultados obtenidos, sin importarles lo más mínimo el daño causado a las condiciones de vida de la gran mayoría de la población. La imagen propagandista generada alrededor del supuesto “milagro chileno” se ha derrumbado como naipes ante el viento: la instauración dictatorial de la reconfiguración económica, solo puede ser superada con la exigencia y participación mayoritaria de los sectores productivos, la toma de calles, las marchas, el continuo movimiento de los trabajadores y trabajadoras junto a los sectores populares, es lo que ahora ha abierto la posibilidad de revertir al fin más de tres décadas de ignominia; la Asamblea Constituyente puede ser el mecanismo que revolucione la realidad chilena dando paso al establecimiento de un orden social más justo, democrático y libre.
La edificación de la Asamblea Constituyente que garantice la participación popular, con la representación mayoritaria del pueblo, de los sectores de obreros y campesinos, de los pueblos originarios y demás sectores sociales, sería el gran paso para la elaboración de una nueva Constitución que genere el camino a la reestructuración nacional. El propio carácter de nación deberá ser cuestionado y discutido, sus ordenaciones desiguales e injustas, el Estado y su función, el replanteamiento del pacto social que ha dado sentido a Chile también debe ser puesto en juicio, la Asamblea Constituyente respaldada por el poder popular que garantice su diseño y edificación democrática, con el voto popular y la ratificación de cada uno de los acuerdos por parte de las clases y sectores sociales en resistencia. La representación soberana de las demandas y necesidades de los oprimidos es el camino por donde la nueva sociedad puede surgir, esto, sin olvidar que la reestructuración de las formas neoliberales no significa la destrucción del capitalismo, sino únicamente su reforma. Chile, como toda Nuestra América, esta urgida del replanteamiento socialista, de la conformación de un nuevo pacto social que eche para abajo todas las barreras y muros de la desigualdad, explotación y marginación que por tantos años han impuesto a la sociedad una realidad inhumana. La huelga general ha mostrado su fuerza, el poder obrero-campesino-indígena-juvenil-popular dibuja el camino de la esperanza, en el horizonte del pueblo chileno se avizora la conformación de la Asamblea Constituyente conformada por y para el bienestar de las masas oprimidas. El pueblo en resistencia tiene la palabra.
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