Comparaciones odiosas
El otro día, como consecuencia de unas detenciones realizadas por la policía militarizada española conocida como Guardia Civil entre el movimiento independentista en Catalunya, dije que es bastante curioso que los medios de propaganda habituales alaben las manifestaciones de Hong Kong y las alienten entrevistando a manifestantes diciendo que «las protestas pacíficas no sirven para nada» (un mensaje directo, nada subliminal de respaldo a los ataques contra el gobierno hongkonés y, por elevación, a China) y que, por el contrario, cualquier expresión cívica catalana es considerada violenta. Así pasa con los cortes de carreteras o de vías de tren pacíficas -consideradas sedición, rebelión y terrorismo por los propagandistas burgueses habituales y sus acólitos políticos, más o menos «progres»- en Catalunya, mientras que las tomas de aeropuertos, de estaciones de metro y de centros comerciales (estos sí, violentos) en Hong Kong no son otra cosa que «expresiones prodemocráticas».
Ved aquí a los «prodemocráticos» recibiendo el apoyo de los dos partidos estadounidenses, el Republicano y el Demócrata, en el momento de comprometerse a aprobar el Proyecto de Ley de Derechos Humanos y Democracia en Hong Kong que dará potestad al gobierno de EEUU para sancionar a cualquier funcionario de Hong Kong y/o de China por «no respetar el derecho de protesta» y por «suprimir la democracia, los derechos humanos o las libertades ciudadanas». Una ley que se presentó al mismo tiempo que comenzaron las protestas, el 13 de junio, -tomad nota- y que se aprobó ayer por unanimidad en el Congreso y pasa ahora al Senado de EEUU.
En Hong Kong no hay nada parecido a una protesta «democrática». Porque no hay nada parecido cuando las mafias económicas y financieras locales -con ramificaciones internacionales- controlan, por ley, el 50% de los asientos en el Parlamento, como ya os comenté hace un tiempo. Volved a echar un vistazo a este artículo porque es determinante para entender todo.
Así que me he puesto a investigar un poco y no, no voy a hablar de Catalunya sino de Francia, donde el movimiento de los «chalecos amarillos» se está acercando a un año (llevan ya 46 semanas) de protestas ininterrumpidas. Y lo que he encontrado es más que jugoso, así que voy a hacer unas cuantas comparaciones odiosas.
Según todos los medios de propaganda habituales de la burguesía, y algún otro que va de «progre» -esta gente nunca dejará de sorprenderme-, desde el comienzo de la revuelta en Hong Kong, en el mes de junio, se habrían producido un total de 811 detenciones, según el gobierno de Hong Kong, 1.400 según los «prodemocráticos» y 1.500 según Amnistía Internacional. El número de heridos estaría en un mínimo de 127 y un máximo de 146.
En Francia, por el contrario, que ya se sabe que es un país democrático, la represión a los «chalecos amarillos» es la siquiente:
Por supuesto que Amnistía Internacional no lleva la cuenta, o al menos yo no la he visto. Francia no es su objetivo, China sí. Tampoco llevan la cuenta los medios de propaganda de la burguesía, ni el propio gobierno francés. Así que la que he recogido es la de los propios «chalecos amarillos» e, incluso, de wikipedia aunque no suelo hacerlo y aquí la contabilidad termina en mayo. Se podrá discutir el número de detenidos y de heridos, pero no el de mutilados ni de muertos: estos son bien visibles. Como es visible que en Hong Kong no hay ni mutilados ni muertos.
Pero con ser impresionantes las cifras de una «democracia», en comparación con las de una «dictadura», lo es más el escarmiento que se está produciendo porque muchos de los detenidos son enviados a prisión por cosas como taparse la cara para evitar la identificación policial (ayer se produjo una condena por ello, dos meses en la cárcel sin posibilidad de evitarla pagando multas o similares, por ejemplo; fue en Lyon). Podéis ver la diferencia entre unos comportamientos sobre las caras tapadas en la «dictadura» china y en la «democracia» francesa solo con pinchar en el enlace primero, si es que no os ponéis a pensar en lo que ocurre aquí, por ejemplo, y por qué se aplica la Ley Mordaza con tanta profusión y por cosas banales.
Las cifras no dejan lugar a dudas de que se busca el escarmiento social y la criminalización de un movimiento que todavía, un año después, no decae a pesar de la represión.
Este es el número de condenas de cárcel por territorios y ciudades; aunque solo se reseñan las más numerosas son un total de 714 condenas a prisión. Y estas sí son cifras oficiales del gobierno francés.