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Cuba, la sorprendente. Farruco Sesto

De Cuba es imposible no enamorarse para siempre. Y esto lo afirmo desde el sentimiento, pero también desde la razón, a partir de mi propia experiencia. Pues lo mío con ella comenzó hace ya mucho tiempo, cuando apenas tenía quince años, como un amor de juventud de los que permanecen vivos y jamás se olvidan.

Desde entonces, y ya es toda una vida la que tengo invertida en este asunto de amor, jamás me ha defraudado. Ni un solo instante me ha hecho dudar ni de ella, ni de mí mismo, ni de los lazos con los que voluntariamente he amarrado a ella mi espíritu rebelde, que es mi posesión más valiosa.

Ni un solo momento me he desencantado de sus dirigentes, ni de su pueblo, ni de su revolución que llegó para quedarse.

Porque Cuba es muy especial. Siempre excepcionalmente hermosa, con esa hermosura de la auténtico, de lo singular. ¿Saben? Cuba me llena el alma. O ¿por qué no decirlo de otra manera, en colectivo?: Cuba nos llena el alma. Y a cada momento nos sorprende.

Sería, me parece, una buena manera de llamarla, digo, si hubiera que ponerle un adjetivo para calificarla: Cuba, la sorprendente. Porque después de más de sesenta años de bloqueo imperialista, nos sigue emocionando, conmoviendo, cautivando, maravillando, con su imaginación desbordada de humanidad, su capacidad de resistencia insobornable, y un ejercicio permanente del decoro, poco menos que insólito, con el que escribe la historia paso a paso desde la cotidianidad.

Confieso todo esto, desde el amor que le profeso, que no es un amor ciego sino en constante puesta a prueba y reafirmación, para destacar el efecto de admiración y complacencia que me produce ahora una lectura rápida del CÓDIGO DE LAS FAMILAS, sometido a consulta especializada en el año 21, así como a una amplia consulta popular entre febrero y abril de este año, y que después de ser respaldado mayoritariamente en referéndum nacional, fue aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.

Se encuentra completo en la edición ordinaria de la Gaceta Oficial de la República de Cuba, N.º 87, del 17 de agosto de 2022, que logré bajar por internet.

Por favor, léanlo, no se lo pierdan, aunque sea en una lectura rápida como la mía. Y a quienes tengan un interés especializado en el tema, tómenlo como documento de estudio y aprendizaje. Es algo extraordinariamente valioso, a mi juicio. Un gran aporte sustancial a la cultura humana, desde esta isla mágica y siempre sorprendente, elaborado desde su propia realidad, “a partir de la dignidad y el humanismo como valores supremos”, que debe ser tomado referencia y ejemplo.

Aprendí de mis maestros que toda revolución verdadera no es, en el fondo, sino un cambio profundo e irreversible de las relaciones humanas. La sociedad cubana lo demuestra una vez más.

(Publicado en Correo del Orinoco)

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