¿De izquierda? ¿Socialista? Algunas precisiones. Farruco Sesto
Si hay en el mundo de hoy alguna palabra política devaluada, particularmente en Occidente, es la palabra socialismo. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que el partido de ultraderecha Voluntad Popular es miembro de la Internacional Socialista?
Con todo, nosotros seguimos reivindicándonos socialistas. Y nuestro partido es el Partido Socialista Unido de Venezuela. A mucha honra.
Chávez lo dijo: “Con mucho orgullo nos definimos socialistas, somos socialistas”. “Eso es fundamental, tener la ideología socialista conformada hasta en los huesos, en los nervios, en el alma, en el hígado, en las entrañas, somos socialistas, somos revolucionarios”
Lo mismo sucede con la palabra izquierda. Cuando se habla, por ejemplo, de las izquierdas europeas, allí cabe de todo. Y ese todo incluye a organizaciones que apoyan las políticas de la OTAN, así como la relación de dependencia de la Unión Europea con los EEUU. De manera que, por momentos, el concepto de izquierda pareciera tambalearse. Pero, no. Con todo, nosotros seguimos reivindicándonos de izquierda.
Y de nuevo en la voz del comandante Chávez: “aquí todos somos de izquierda, y cada día de izquierda más radical, cada día más a la izquierda, a la izquierda, a la izquierda”
Pero ¿cuál es la clave entonces, para que esas identificaciones tan generalizadas, el ser de izquierda y el ser socialista, tengan un valor real en vez de ser una falacia? A mi juicio, la clave está en el manejo sincero, teórico y práctico, de dos ideas políticas fundamentales.
La primera de ellas es que el protagonismo del poder popular es indispensable y, en consecuencia, debe ser el eje de todos los esfuerzos.
La segunda es que el sentido profundo de nuestro trabajo es la construcción de una sociedad de iguales, o dicho de otra manera, de una sociedad sin clases, para lo cual hay que colocar esa imagen en el horizonte de nuestras intenciones. Y, por supuesto, no hay que traicionarla nunca ni abandonarla, aunque el camino nos parezca largo y difícil.
Para completar el cuadro con algunas virtudes políticas, pudiéramos añadirle unas buenas dosis de antifascismo, anticolonialismo y antiimperialismo, tan necesarios en estos tiempos que corren, así como una triple ración de honestidad intelectual, bondad en el corazón y amor a la humanidad.
De esa manera estaríamos hablando de socialismo verdadero y de una auténtica izquierda, bien lejos de la engañosa máscara de las palabras.
(Publicado en Correo del Orinoco, el 22 de diciembre de 2022)