“… Diles que la amistad es mi pasión…”
¿Qué es la amistad? Hay momentos en que los seres humanos precisamos reflexionar sobre ella, por más que conozcamos todos nosotros, sin necesidad de definirla, la naturaleza de ese sentimiento de unidad afectiva, que se nutre de la constancia, la convivencia a lo largo del tiempo y un cierto grado de familiaridad compartida. Es el sentimiento que nos relaciona con los “amigos de toda la vida”, que consideramos incondicionales.
Pero más más allá de estas amistades, digamos, tradicionales, ¿qué hay? Creo que la pregunta es pertinente cuando constatamos, como ahora y una vez más, la existencia de un cierto tipo de relación humana extraordinaria y muy valiosa, que sin ser propiamente amistad en el sentido convencional, la supera
en profundidad muchas veces.
Me refiero a ese afecto tan especial, que une a los camaradas y patriotas revolucionarios entre sí y con el pueblo. Que nos enlaza como si fuera la más sublime de las amistades. Y uno no puede dejar de preguntarse: ¿Qué
tipo de cariño es este que nos embarga cuando disfrutamos de la presencia activa de los compañeros, o cuando nos toca, como ahora, recordar a quienes se ausentaron?.
Se nos acaba de ir Jorge Luis García Carneiro. Como antes se fueron otros camaradas muy queridos. En el espacio de nueve meses nos dijeron adiós algunos de ellos, entre los cuales están Darío Vivas, José Vicente Rangel, Aristóbulo Istúriz y, ahora, nuestro General en Jefe y Gobernador de La Guaira. En todas estas ocasiones, una oleada de pesar inundó el país. Vimos brotar masivamente los sentimientos desde adentro del alma de la multitud, y los reconocimos como nuestros, porque también estaba en ellos nuestro corazón, sabiendo que perdíamos, tanto en lo personal como en lo colectivo en cada uno de los casos, a una de esas personas que nos hacen mejores y a las que consideramos imprescindibles.
De modo que el dolor llegó cargado con un sentimiento de orfandad y una arrechera casi infinita, ante la forzada ausencia de estos compañeros tan necesarios, a los que admiramos profundamente y a los que confiaríamos nuestra vida, sabiendo que jamás nos traicionarían.
“… Diles que la amistad es mi pasión…”, escribió en una carta el padre Bolívar. Y José Vicente confesó, hablando de Hugo Chávez, “nuestra
amistad se fundamentó en una lealtad plena”.
A la hora de recordar a estos camaradas, hay un dolor, es cierto, pero también hay un orgullo y una gratitud por haberlos tenido con nosotros. Hablo por mí. Pero creo que hablo por muchos
(Publicado en Correo del Orinoco, el 27 de mayo de 2021)