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Disculpa: Es contigo, camarada

A ti, camarada, que en este tiempo aspiras a un cargo de poder. O por mejor decirlo, que aspiras a ejercer un cargo regional o municipal del poder popular en Venezuela. E incluso, para precisarlo un poco más todavía: a ti, compañero, compañera, que buscas ser postulado por el PSUV a uno de los cargos públicos que se disputan en las megaelecciones de noviembre. Permíteme que te pregunte: ¿qué es lo que te motiva?

 

¿Qué te impulsa? ¿Qué persigues con ello? ¿Dónde está tu interés en ofrecer tu nombre para el cargo? ¿Cómo fue que decidiste que eso era lo mejor para los demás? Insisto: no para ti, sino para los demás. ¿Tienes clara conciencia de la responsabilidad que estás echando sobre tus hombros?

Tengo la confianza revolucionaria en que, cuando le pides al pueblo que te dé su voto, lo has meditado suficientemente, puesto que ya eso, en sí mismo, es un asunto delicado. Pero más lo será todavía si tu petición surte efecto y consigues que la gente te respalde y te lleve al ejercicio de ese cargo.

De manera que se me ocurre reflexionar contigo, o para ti, en voz alta sobre algo que va implícito en el ejercicio del poder en revolución.  Y es la seguridad que todos debemos tener contigo de que ese poder lo va a ejercer el pueblo verdaderamente, en forma directa y sin subterfugios.

El comandante Chávez de vez en cuando nos recordaba a los miembros de su equipo de gobierno, que nuestra tarea no era otra sino la de transferirle el poder al pueblo. Dárselo, devolvérselo, puesto que sólo al pueblo soberano le pertenece.

Para un bolivariano verdadero, tal es la única razón válida posible para aspirar a un cargo del poder popular. La de gobernar, no en representación del pueblo, sino con el pueblo, siendo pueblo, no un momento sino todos los momentos, no en un determinado espacio sino en todos los espacios.  Sin ningún otro beneficio personal que no sea el orgullo íntimo de sentirse útil. Sin ninguna otra ambición que no sea la de disolverse en la marea popular para contribuir a hacerla más fuerte.

De tal manera que lo que te deseo no es suerte, compañero, compañera, sino compromiso. Conciencia de la buena. Amor del bueno por tu gente. Y que la diosa de la lealtad guíe tus pasos. Es mi mayor deseo para ti y para quienes te acompañen. Nosotros venceremos.

(Publicado en Correo del Orinoco, el 29 de julio de 2021)

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