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Ecuador: recuperar la democracia y romper con la dictadura de facto

Ecuador vivió en el periodo transcurrido entre 2007 y 2017 la época de mayor modernización y avances sociales de su historia reciente. Esto sucedió de la mano de tres actores: el presidente Rafael Correa, Alianza PAÍS y una amplísima mayoría popular volcada con el proyecto político de la Revolución Ciudadana.

A lo largo de su trayectoria personal y política, Rafael Correa siempre ha demostrado una enorme sensibilidad por las necesidades de las clases populares de su país y de toda América Latina. Aunque lejano, aún queda en el recuerdo de las familias trabajadoras ecuatorianas cuando, tras ponerse al frente del Ministerio de economía y finanzas y en tan solo algo más de tres meses en el cargo, tomó la valiente decisión de que las rentas que obtenía el Estado por la venta de petróleo fueran invertidas en salud y educación públicas, negándose a que continuasen siendo destinadas al pago de una deuda externa que tiempo después se demostraría abusiva e ilegítima. Era el año 2005. Posteriormente, de la mano de la formación Alianza PAÍS, ganó las elecciones presidenciales en 2006 dando inicio a la antedicha Revolución Ciudadana. A partir de ahí, este nuevo proyecto político con vocación marcadamente social fue logrando progresivamente ensanchar su apoyo popular. De hecho, las dos últimas victorias electorales de Correa (en 2009 y 2013) fueron tan contundentes que ni siquiera fue necesaria la realización de una segunda vuelta.

Pero sobre todo, en el periodo en que ostentó la presidencia del país, el “correísmo” se caracterizó por lograr una amplísima mejora en todos los indicadores de bienestar social del país: reducción de la desigualdad económica, mejora de la educación pública, ampliación de la cobertura del sistema de protección social, mayor inversión en salud pública, etc. Entre todo ello, destaca que la tasa de pobreza se redujo en nada menos que 14 puntos entre 2007 y 2014 (según datos del propio Banco Mundial), es decir, más de un millón de ecuatorianos salieron de la pobreza en ese periodo.

En 2017, Rafael Correa cedió el testigo a Lenín Moreno y éste pudo contar con su apoyo decidido durante la campaña electoral en la que Moreno se postuló para asumir la presidencia de Ecuador. Lenín, antes de ser elegido, se presentó ante toda la ciudadanía como el candidato dispuesto a dar plena continuidad al proyecto político de la Revolución Ciudadana y al trabajo liderado por Correa al frente de Alianza PAÍS. No dudó en utilizar esto como su principal aval ante el electorado. No en vano, en el posterior discurso de su toma de posesión como presidente, no escatimó en elogios a la gestión del gobierno de este último.

Pero, lamentablemente, no transcurrió mucho tiempo hasta que se demostrara que todo era un engaño. Sólo unos meses después, el nuevo presidente se reunió con la oposición de derecha conservadora para repudiar por completo las políticas económicas y sociales desarrolladas hasta ese momento por Alianza PAÍS. Acto seguido, asumió la agenda neoliberal de organismos como el Banco Mundial o el FMI.

Lenín Moreno esperó a hacerse con el control del gobierno de Ecuador para dar un giro ideológico de 180o y poner su política al servicio de la oligarquía empresarial y la banca. Moreno ha sido el “caballo de Troya” que ha permitido que, una derecha ultraliberal incapaz de ganar unas elecciones limpiamente, alcance el poder a través de un fraude democrático y de la traición a la Revolución Ciudadana.

Hasta tal punto ha llegado el afán destructivo de Lenín, que no dudó en copar la dirección de Alianza PAÍS con personas afines y serviles, forzando la salida de multitud de militantes que asistían a la adulteración de esta organización y a la pérdida de su vocación de transformación social.

Los resultados de ello ya son palpables, pues la calidad de vida de la población trabajadora, campesina, empleados públicos y estudiantes se ha visto muy deteriorada en sólo un par de años. Así mismo, la deuda pública de Ecuador ya alcanza el 52% de su PIB, quedando endeudado el país durante las próximas tres décadas como mínimo. Además, las nuevas recetas económicas de Moreno conllevan la imposición de los llamados “paquetazos”, una serie de medidas de ajustes severas que empobrecen a las clases populares.

De todos ellos, destaca el anunciado por Lenín el pasado 1 de octubre mostrando su absoluta disposición a plegarse a los dictados del Fondo Monetario Internacional. Esta medida provocó una amplísima contestación social, la cual fue reprimida duramente por el gobierno dejando una estela de centenares de heridos y muchas decenas de fallecidos, sin olvidar las detenciones desorbitadas no solo de manifestantes, sino también de periodistas y de opositores al gobierno de Moreno. A día de hoy, aún resulta incomprensible que, después de condonar 4.200 millones de dólares a las grandes empresas del país, el gobierno de Lenín justificara la imposición de ese “paquetazo” de recortes desorbitados a la ciudadanía bajo el pretexto de la supuesta necesidad de obtener del FMI una cantidad similar a la que había renunciado a recaudar de la oligarquía económica poco tiempo antes.

Y, lamentablemente, esta represión policial y política no fue un caso aislado en este gobierno. No en vano, desde poco después de llegar al poder, Moreno persigue y reprime política y judicialmente a los líderes defensores de la Revolución Ciudadana. Tanto es así que se ha llegado a encarcelar a su propio vicepresidente electo, Jorge Glas, por su afinidad al “correismo”.

A raíz de esta persecución, la Revolución Ciudadana se vio duramente obstaculizada para participar en las pasadas elecciones seccionales de 2019, pudiendo presentarse en sólo un 30% de las jurisdicciones con la candidatura de Fuerza Compromiso Social. Sin embargo, eso no le impidió lograr ser la primera fuerza política y electoral.

Ahora, como colofón a todo lo anterior, Moreno y sus afines están utilizando todos los resortes del Estado para impedir que Fuerza Compromiso Social, con Correa como candidato a vicepresidente, pueda participar en las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2021. Lo último que ha tenido lugar es la suspensión de esta formación electoral junto a la puesta en marcha de un lawfare contra Correa que le haga ser inhabilitado judicialmente. De esta forma se revela que, quienes gobiernan Ecuador, no dudan en recurrir a la manipulación de la justicia y las instituciones para subvertir el funcionamiento democrático del país en su propio beneficio.

Por ello desde el CRC Eloy Alfaro Murcia – España, denunciamos este atentado flagrante contra la democracia, y exigimos que se respete el derecho a elegir libremente al Partido Político por el que nos sentimos representados.

Queremos recuperar la Patria y su dignidad, que la década ganada no sea en vano, que lo primordial vuelva a ser la justicia social, el bienestar de los ciudadanos, contra este neoliberalismo salvaje que nos han impuesto.

Sólo el pueblo salva al pueblo, así que la unidad es fundamental cuando se vulneran nuestros derechos. Hasta la victoria siempre!!!

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