El coronavirus y los efectos secundarios
La pandemia del coronavirus (COVID-19) va dejando a su paso algunos escenarios en términos políticos, sociales y económicos muy singulares que nos permiten desarrollar algunas conjeturas, pues desde su aparición púbica, además del temor natural que infunde en la población global un virus cuya vacuna apenas pareciera estarse descubriendo, otros efectos acompañan a los difundidos en diversos medios referentes a la salud, por ejemplo, el hecho de que la Unión Europea y los Estados Unidos, países que perjuran constantemente ser defensores del bienestar, hasta la fecha no han enviado apoyo a una de las naciones más afectadas por la propagación del virus como lo es Italia, dejándola casi condenada a su suerte, si no fuera por el apoyo internacionalista y humanista que Cuba esta desplegando para el país latino, además del que ya ha efectuado en China, hecho que le ha valido recibir decenas de solicitudes de soporte de otros países latinoamericanos y del mundo, entre ellos, ni más ni menos, que el Brasil de Jair Bolsonaro, quien al asumir el poder retiró bajo calumnias y ataques a la delegación cubana de médicos que durante buen tiempo realizaron grandes aportaciones en materia de salud, algo muy similar, a lo realizado por los golpistas bolivianos que hoy detentan el poder en clave fascista. La calidad moral de Cuba sobresale por encima de cualquier crítica recibida y cualquier ataque en su contra, pues el principio revolucionario fidelista internacionalista, faculta al país caribeño para brindar ayuda a quien la necesite sin importar las diferencias de ningún tipo.
En el seno de los países golpeados por años de neoliberalismo la realidad es muy fuerte, el desmembramiento del sector salud como un derecho social, afecta los cuidados a la población en general, pues no se trata únicamente de que no se cuenta con la infraestructura adecuada por la falta de recursos destinados a la salud pública, sino que también la precarización en términos laborales agudiza el grado de afectación de la población, pues quienes hoy no gozan de derechos laborales o de trabajos fijos, se ven obligados a incumplir la cuarentena solicitada como medida preventiva, quien no trabaja un día en los sectores marginados ve golpeada su supervivencia por la pandemia mayor que ha sido a lo largo de los años el capitalismo, la exclusión y la explotación ubican a millones de seres humanos desde hace mucho, en condiciones de verdadero peligro para sus vidas y las del colectivo social. Al interior de los países gravemente afectados por la pandemia y obligados a parar, la falta de cumplimiento en las garantías necesarias para el trabajador y su salud van propiciando brotes de inconformidad como sucede en Italia y los llamados al paro y la huelga que comienzan a escucharse. Junto a esto, hay que recordar también, a los cientos de miles que perderán el trabajo sin ningún respaldo a su bienestar por empresas o gobiernos, pues los empleados temporales o por contrato de servicios, comercios e industrias obligados a la cuarentena serán desechados tras el impacto económico que tendrá la pandemia, y como siempre, serán los trabajadores y trabajadoras quienes a cuestas llevaran el peso de los efectos referidos, algo que la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha reconocido y advertido.
Es también importante señalar casos aberrantes de aprovechamiento político, tal y como sucede en México, los grupos ultraconservadores y opositores al actual gobierno, emiten más desinformación que críticas, tergiversando los datos, llamando a la psicosis social, su intención es propagar un síntoma de inconformidad manipulando las emociones naturales de miedo que generan estas situaciones, los medios de comunicación y sus opinólogos al servicio del viejo régimen, están deseosos de que los daños sean grandes, sin importarles realmente el sufrimiento de la gente, rabiosos cuestionan toda acción gubernamental (que si bien es cierto, ha contribuido por momentos a ese sentir de confusión y miedo por no siempre emitir la información de manera que propicie tranquilidad y confianza) y desenmascaran su deseo de fracaso para el gobierno aunque esto se refleje en el pesar social, ciertamente esto no ocurre nada más en México ni con los pseudointelectuales de cuarta, eminencias de la reacción global y propagadores del sentir ultraconservador, como Mario Vargas Llosa, han aprovechado la palestra para salir a descalificar a gobiernos como el chino y lanzar sus acostumbradas alabanzas (simuladas o no) a la lógica maniquea del imperialismo, que dicho de paso, evidencia también su decadencia.
Lo cierto es que, en medio del temor, la desinformación y la manipulación abierta por grupos reaccionarios, las sociedades van reaccionando pasado el primer impacto, pues a las muestras de psicosis y paranoia que condujeron a compras de pánico, la solidaridad surge como el aliciente para garantizar la sobrevivencia humana, el ejemplo cubano es puntal en este contexto, pues no se trata únicamente de grupos conscientes: se trata de toda una nación comprometida con el mundo a pesar de sus propias carencias, agresiones sufridas y descalificaciones, la puesta en marcha del internacionalismo regresa como la bandera que ubica a la revolución en el primer plano en favor de los desposeídos del planeta. Tomemos de ese ejemplo conciencia y extendamos la solidaridad a cada rincón afectado del mundo.