El genocidio en Ruanda, una historia de desinformación. Entrevista con la analista internacional española, Rosa Moro. Geraldina Colotti
Treinta años después del genocidio en Ruanda, desencadenado por el derribo del avión privado en el que viajaban el presidente del país y su homólogo de Burundi, y hecho pasar por la explosión de un conflicto étnico entre hutus y tutsis, se siguen debatiendo los hechos que llevaron a la matanza de casi un millón de personas. Después de tres décadas, se destacan implicaciones que arrojan una luz menos simplificada sobre aquellos dramáticos acontecimientos: empezando por el papel de las grandes potencias y sus apetitos por competir por el rico pastel en la región de los Grandes Lagos tras la caída de la Unión Soviética.
Y aquí hay un punto en el que se centra el libro de Rosa Moro, titulado “El genocidio que no cesa”, publicado por Umoya. Moro, periodista española y analista internacional, retoma los análisis, investigaciones y documentos de numerosos estudiosos africanos antiimperialistas, definiendo, en palabras de Charles Onana, aquel genocidio como “una obra maestra de desinformación, una perfecta intoxicación”. Con Rosa comentamos el libro, el genocidio, y el África en aquel contexto y en lo de hoy.
¿Cual es tu interpretación del genocidio? ¿Por qué no salió a la luz claramente lo que ocurría en relación con las clases sociales?
Como tú bien sabes, las potencias coloniales europeas usaron en África la estrategia de divide y vencerás. También se aliaron con las elites locales “compradoras” para dominar a los pueblos africanos. Las etnias en Ruanda y Burundi, estaban muy mezcladas como en el resto del mundo, y fueron los belgas durante la colonización los que quisieron hacer la división “étnica” dando carnet de tutsis a los ricos y carnet de hutus a los pobres. La realidad es que lo que hicieron fue hacer una división de clases, no de etnias, y aliarse con los ricos. Business as usual.
Por este motivo, el investigador Patrick Mbeko afirma que la guerra de Ruanda no fue una guerra étnica, sino una guerra de clases.
¿Qué papel jugaron los imperialismos en aquellos acontecimientos?
El papel protagonista, o todos los papeles a la vez: Actor, director, guionista. Fue un enfrentamiento imperialista, teniendo en cuenta que las potencias imperialistas colonialistas de Europa son el padre y la madre del imperio estadounidense, hegemónico desde la caída del muro de Berlín.
Desde que las luchas de liberación de los pueblos africanos lograron desbloquear el proceso de las independencias en los años ‘60, Estados Unidos vio la ocasión perfecta para lograr el control de África y sus recursos de primera mano, no a través de sus socios europeos como venía haciendo desde hacía mucho. El imperio hegemónico tomó el control directo de todo el sur descolonizado, no solo de África.
En esta región desplazó el control de su socio belga (y británico en Uganda) y frenó la expansión de la influencia francesa hacia el sur. La colonia continental francesa más austral es el Congo Brazaville, el llamado Congo francés, no el Congo belga, o Zaire o RDC.
¿Qué está pasando ahora en Ruanda? Hemos visto que Ruanda y Chad están muy involucrados con otro genocidio que se está perpetrando hoy, el de Palestina.
Hoy Ruanda es un estado de terror que se vende al mundo como un estado ejemplar, con un gobierno ejemplar. Como Israel, parecen intocables. Los medios e instituciones internacionales los tratan con guantes de seda. No existe ni un ápice de reconciliación en Ruanda, es todo una narrativa inventada de cara al exterior. Las élites del FPR controlan y dominan no solo su pequeño país, sino toda la región, el gran Congo también, a través de la violencia más abyecta, del terror y de la protección de sus poderosos socios internacionales, las potencias anglosajonas. Paul Kagame, se considera hermano de Benjamin Netanyahu. Ambos explotan su carta blanca para cometer genocidios que es el papel de “víctimas de genocidio ellos mismos”.
Los judíos sufrieron el intento de exterminio por parte de los nazis, pero de esa terrible historia real los sionistas se han arrogado las cifras, los datos de los comunistas, gitanos, y otra mucha gente que ha quedado en el olvido, a pesar de haber engrosado mucho las cifras del exterminio nazi. Se han arrogado el papel de representar a todos los judíos, pero una gran parte de judíos exclama indignada que esos criminales no les representan.
Lo mismo pasa con las élite tutsis agrupadas en torno al FPR Inkotanyi, se han apropiado de las cifras. Antes, durante y después del único genocidio del que se habla, los 100 días de horror, el FPR mató a mucha más gente (hutus y tutsis pobres) que las milicias interahamwe. Murieron muchos más hutus que tutsis. El FPR decía y dice hoy representar los intereses de la minoría tutsi, pero eso no es cierto, son capaces de castigar a los tutsis que les critiquen, solo representan a las élites racistas que huyeron de Ruanda desde la revolución social de Ruanda de 1959 hasta los primeros años ‘60, porque se echó abajo el sistema medieval en el que los hutu eran sub-humanos al servicio de la realeza tutsi.
El contexto internacional muestra la redefinición de la correlación de fuerzas hacia un mundo multipolar, también en África. ¿Qué papel juega Ruanda?
Paul Kagame y Yoweri Museveni (de Uganda) son los grandes delegados de Estados Unidos en la región del África Central y en el continente. Son los amigos y hermanos del sionismo y el imperialismo anglosajón en el continente. Dominan por la fuerza y la enorme ayuda financiera y de “seguridad” recibida de las potencias occidentales. Siempre han tenido trato con Rusia o con China, (los dos misiles con los que el FPR cometió el atentado del 6 de abril, eran de fabricación rusa, comprados por el gobierno de Museveni en Uganda), pero ambos garantizan el control de los recursos a las grandes compañías occidentales y frenan todo lo posible la entrada de China a adquirir los recursos de la región.
China siempre ha acudido a Congo y otros países africanos para comprar materias primas necesarias para su crecimiento, desde Mobutu, los dos Kabilas, padre e hijo, y después con Tshisekedi, China ha comerciado a un coste muy alto impuesto por Estados Unidos a través de estos delegados.
Pero la potencia imperialista estadounidense y sus socios sionista y europeo están perdiendo fuerza a pasos agigantados. Los países africanos están aprovechando esta nueva tesitura para arrancar la soberanía que siempre han deseado, como los países del Sahel, pero el África central continúa fuertemente amarrada bajo el puño estadounidense. Aunque puedo estar escribiendo esto hoy y mañana producirse una cascada de acontecimientos que cambien las cosas.
¿Y cual es el papel de Rusia en la región?
Un ejemplo de este dominio USA, más fuerte que en el resto de África (precisamente por los poderosos delegados, Kagame y Museveni) es que en la web del gobierno de Rusia apareció una nota que decía que había alcanzado un acuerdo con el gobierno de la RDC. El pueblo congoleño, sobre todo el de la parte este, lo celebró con alegría y la noticia corrió como la pólvora. Llevaban mucho tiempo quemando banderas estadounidense y de la ONU y pidiendo que se solicite la ayuda a Rusia (visto el ejemplo de cómo en menos de dos meses acabaron con el terrorismo supuestamente yihadista de la República Centroafricana). Tras la euforia desatada, el portavoz del gobierno, se apresuró a declarar oficialmente que no, que no habían alcanzado acuerdo alguno con Rusia. Fue una señal impresionante de mediocridad del gobierno congoleño. Un gobierno doblegado a los intereses estadounidenses, dominados completamente por el FPR de Kagame y sus paramilitares, temeroso de que sus socios anglosajones se enteren de que andan haciendo tratos con Rusia para acabar con la violencia que el gobierno ruandés siembra en su país desde 1994. Lo harían. Rusia acabaría en un pis pas con esos supuestos grupos rebeldes congoleños (que son paramilitares ruandeses y ugandeses), porque lo ha demostrado en otros países. Cuando se le llama para el trabajo de combatir el terrorismo, cumple el trabajo con rapidez. Por eso no se permite a Congo contratar los servicios de Rusia para esa tarea. Puede hacer tratos con Rusia comprando armas y otras cosas, pero no para combatir el terrorismo del este, porque acabaría con los que mantienen por la fuerza el control del Congo.
Estados Unidos, el principal financiador de la misión Monusco en Kivu del Norte, ahora la están desmantelando. ¿Que puede pasar?
Ruanda y Uganda están en la cuerda floja en estos momentos de debilidad de sus grandes socios, pero son hábiles, están buscando nuevas alianzas y actúan con cautela. Aunque Museveni y Kagame sean mayores, estén enfermos, puedan morir, sus grupos cercanos, las élites compradoras seguirían la misma línea de explotación. Lo que tiene que pasar es que caigan los socios que los sostienen. Sin ese apoyo exterior no durarán mucho.
Otro ejemplo de esta debilidad y del momento delicado que están atravesando es cuando Kagame forzó la admisión de Israel como estado observador en la Unión Africana, durante la presidencia del congoleño Tshisekedi, al que como he dicho domina con fuerza, sin someterlo a votación de los 55 estados miembros, como es reglamentario. Pensó que nadie le iba a llevar la contraria. Pero Argelia y otros países se negaron y los sionistas y sus amigos africanos salieron humillados cuando la delegada de Israel fue expulsada de la sala.
La presencia de Rusia como socio en materia de seguridad y de China como socio económico es cada vez más fuerte en África y el imperialismo anglosajón ya no puede detenerlo, es como una cascada que ya no pueden contener. Unos países ven el ejemplo de otros, y se animan a asociarse con estos nuevos poderes que les respetan mucho más y no imponen brutales planes de ajustes estructurales que les obligan a seguir sumidos en la explotación, la pobreza y la humillación. Estas dos potencias no son condescendientes con ellos, cumplen sus partes de los tratos y no van dando hipócritas lecciones de moral.
¿ África está despertando?
No es que África esté despertando, siempre ha estado despierta, pero se le oprimía con violencia. África está aprovechando con inteligencia la tesitura internacional de debilidad de sus opresores, y tiende la mano a nuevos socios más respetuosos. Por lo general, los países africanos están posicionándose en esta tesitura de cambio global mucho más inteligentemente que la vieja Europa. Estamos viviendo tiempos excitantes y estoy ansiosa por ver qué viene ahora.
(Publicado en Resumen Latinoamericano, el 8 de abril de 2024)