El lenguaje mesiánico. El lince
Occidente está en las últimas y ya no tiene ninguna baza para retener su hegemonía: ni política, ni cultural, ni militar, ni económica. Nada. La paliza que está recibiendo en el país 404, antes conocido como Ucrania, es de las que hacen época y ahora acaba de saltar Palestina. Quienes piensen que el régimen sionista de Israel va a ganar harían bien en replanteárselo. No está nada claro. Supongo que sabéis que Biden interrumpió una conferencia de prensa para ir a la «sala de situación», y eso es por algo. Si esta foto no es un montaje, la cosa está mal, muy mal. Fijaos en las caras de los tres grandes popes de EEUU.
Esta es la razón por la que EEUU está haciendo cosas impensables: desde el discurso de hace diez días del gagá Biden reconociendo que Occidente ha llegado a un «punto de inflexión» y que el «actual orden mundial ha perdido fuerza» (sic), lógicamente refiriéndose a la hegemonía occidental, por lo que tanto el país 404 como el régimen sionista se convierten en existenciales para Occidente, al hecho de que intente normalizar las relaciones con China.
Occidente son EEUU y sus lacayos. Y conscientes de todo lo anterior, acaban de recurrir a la única baza que les queda: el mesianismo.
Estamos asistiendo a un lenguaje mesiánico con el que intentan cerrar filas y tapar grietas: «el bien contra el mal», «la luz contra las tinieblas», «civilización contra barbarie», «humanidad contra monstruos», «el jardín contra la jungla», «eje del mal»…
Esto da una idea del nivel «intelectual» del atajo de locos y descerebrados que gobierna estos países (y nosotros, sus cómplices). El psicópata Netanyahu habla de que «Israel lucha por toda la humanidad». Algo parecido dijo también el bufón Zelenski. Y los psicópatas y borregos occidentales se lo creen. Da igual que el mundo esté en su contra porque el mundo no existe: solo es Occidente, eso de «comunidad internacional».
A Occidente ya no le queda nada, ni siquiera un atisbo de razón. Solo recurrir como último extremo al mesianismo. Ya no puede controlar el mundo y lo que puede hacer es reordenar los jirones con lo escatológico y lo religioso.
Hace un año, Occidente intentó hacer de la ONU el todo contra Rusia. Ahora que la ONU ha abofeteado a Occidente (aunque no hay que hacerse ilusiones con esta organización) hay que destruirla. Occidente está no solo al borde del abismo, sino en pánico total. Ya no se apuesta por nada que no sea una especie de «solución final», al estilo nazi. En el caso de Palestina, una destrucción total de Hamás y de la resistencia palestina (en Cisjordania hay otra guerra encubierta, especialmente en Yenín, con la aquiescencia de los colaboracionistas de la mal llamada Autoridad Palestina). En el resto del mundo, un «orden basado en reglas».
Cuando se ve al estercolero occidental publicar que «Israel afirma que el jefe de la fuerza aérea de Hamás ha sido asesinado» -sin ningún tipo de pudor- indica el nivel al que se está llegando de ignorancia e ignominia. Porque unos pocos alas delta son una «fuerza aérea». Ni más ni menos. El poder destructivo de Hamás es tan elevado que hace ridículo cualquier otro poder. Y luego quieren enviar F-16 al país 404. Lo que deberían enviar son alas delta y parapentes para que el país 404 tenga una «fuerza aérea» adecuada.
Todo está perdido para Occidente. Rezuma colonialismo, odio hacia el otro que se atreve a cuestionar su orden y sus reglas. Y mentiras. Las de Saddam Hussein ocultando armas de destrucción masiva se llevan la palma. Ahora estamos en otra más. Otra de tantas. Porque la ira contra el régimen sionista es también contra quienes le apoyan. Frente a esa ira solo tiene una receta: el mesianismo, la religión. O sea, otra cruzada.
Frente a esto, aquí hay un ejemplo desde Cuba, a mucha distancia de Gaza, de lo que es la solidaridad. Otra muestra más de la clase de gente que hay en la isla. Desde niños.
(Publicado en el blog del autor, el 30 de octubre de 2023)