El mundo de las maravillas. El lince
Que vivimos en el mundo de las maravillas, occidentales, por supuesto, es evidente. Alicia nos tendría mucha envidia. Aquí tenemos de todo: el sombrerero loco (Boris Johnson), el conejo blanco (los oligarcas), el gato de Cheshire (Biden), la liebre (OTAN), la oruga (las ilusiones de las bondades occidentales), la reina de corazones (Occidente en pleno), Tararí y Tarará (las revoluciones de colores). En esta ocasión, Alicia está en Kazajistán y lo que hemos visto allí es el mundo de las maravillas.
Unas maravillas en las que el sombrerero loco acoge a uno de los conejos blancos, le da asilo (al contrario que a Julian Assange) con el gato de Cheshire riendo hasta quedar solo la sonrisa mientras desaparece su cuerpo y la liebre se muestra loca de atar hablando de guerra inminente, antes de marzo, azuzando a las orugas que flipan (con drogas o sin drogas) sobre «vivir como en Suecia o Noruega» (sic) al son de Tararí y Tarará y sus coloreadas camisas ucranianas mientras la reina de corazones afila el hacha esperando cortar la cabeza rusa.
Presentados los personajes, hay que comenzar por el principio. La historia no es como nos la cuentan porque son muchos los vertores que se entrecruzan y que se pueden resumir en:
- Kazajistán ha repetido el mismo patrón de comportamiento que Bielorrusia, coqueteando con Occidente y con Rusia (y ahora China) casi por igual. Es lo que en ambos países se llamó (y utilizo el pasado de forma consciente) «política multivectorial». En los últimos años ha aparecido otro actor, Turquía, que centrándose en la cuestión económica ha afianzado su influencia según el patrón del imperio otomano y eso incluye un factor religioso.
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El papel de unos y otros ha sido radicalmente diferente: mientras los primeros nunca han ocultado su deseo de «democratizar» el país, los segundos se han centrado en los aspectos económicos sin importarles el gobierno.
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El país adquiere, como otros de Asia Central, un papel relevante a nivel geopolítico para Occidente tras la retidada de Afganistán.
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Como en muchos otros países de la ex URSS, hay tensiones recurrentes por motivos étnicos y religiosos en los que, en ocasiones, la minoría rusa juega un papel de mayor o menor importancia. En Kazajistán esta minoría es del 25%.
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Como en muchos otros países de la ex URSS (incluida Rusia) nunca hay que perder de vista a los oligarcas, casi siempre vinculados a clanes étnicos/religiosos diferentes.
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En consecuencia con el anterior, y como ocurre en otros países de la ex URSS, hay un aumento de la desigualdad social, lo que genera periódicas tensiones económicas y sociales.
Es aquí donde hay que colocar a los personajes para entender mejor la historia.
Érase una vez un sombrerero loco que en marzo de 2021 dio el visto bueno a una estrategia de seguridad que marca una siginficativa revisión de lo que había sido hasta entonces la política exterior británica. A partir de ese momento, dos países pasaron a convertirse, de forma oficial, en los enemigos de Gran Bretaña: Rusia y China. Por este orden. Rusia es considerada desde entonces «la principal amenaza para la seguridad británica» mientras que China es «un desafío sistémico». El documento en cuestión se llama «Gran Bretaña en la era de la competencia. Revisión integrada de seguridad, defensa, desarrollo y política exterior«. A parte de aumentar el presupuesto militar en un montón de pasta, ampliar el arsenal nuclear (iraníes, malos, no miréis lo que yo hago) en casi la mitad hay un aumento del presupuesto para las «operaciones especiales».
No debería ser un secreto que los británicos están en Ucrania y que han sido los más rápidos en apoyar a Polonia en la crisis de los refugiados con Bielorrusia. Tampoco lo debería ser que, con la retirada de Afganistán de EEUU, el sombrerero loco tiene problemas para ubicar a sus 4.000 soldados en el Asia Central. Por lo tanto, no sebería sorprender tampoco que sea aquí, en uno de estos países, donde esas operaciones especiales estén a pleno rendimiento. Si, además, se tiene en cuenta que en Gran Bretaña reside, con estatuto de refugiado -toma nota, Julián Assange, que mira que eres tonto al no haberte comportado así- el oligarca kazajo más corrupto de todos y que ahora encabeza las protestas por el «cambio de régimen», el puzzle estará un poco más completo.
Este tipo es el clásico oligarca de todos y cada uno de los países del Este y de las ex repúblicas de la URSS: empresario, ministro, empresario, ministro y así. Resumiendo: por la lucha de clanes, o de oligarcas, termina destituido, acusado de corrputo, abuso de poder, etc., y condenado. Pero como era un hombre de Occidente, rápidamente Occidente salió en su apoyo y logró que menos de un año de cárcel después fuese indultado. De nuevo la juerga, de nuevo la corrupción y de nuevo la condena. Pero no, ahora no llegó porque huyó. ¿A dónde? Exacto, a Gran Bretaña. Y se le concedió asilo político. Assange, tío, ¿te das cuenta cómo has hecho el pardillo?
Pero como cuando se tiene genio se tiene figura hasta la sepultura, este tipo volvió a hacer en Gran Bretaña lo mismo, y le pillaron. Y volvió a huir. ¿A dónde? A Francia. Pese a todo, pasmaos, Gran Bretaña no le ha retirado su carta de asilo porque formalmente no está condenado. Claro que Francia ayuda, por ejemplo, negando la reclamación de Rusia para que este tipo fuese extraditado. Ya sabéis, derechos humanos y eso. Conclusión, Francia le otorgó el estatuto de refugiado en septiembre de 2020. Dos cartas de refugiado, Assange, tío, mucho WikiLeaks y no te enteras que todos y cada uno de los países de la muy democrática Unión Europea podrían haberte dado el asilo a poco que te hubieses corrompido, estafado y enriquecido. Y tú por ahí publicando vídeos de masacres y documentos de embajadas occidentales. ¡Iluso!
Este tipo se llama Mujtar Abliazov y oiréis hablar de él sin duda. Es un perseguido, un hombre libre (aunque el sombrerero loco dijo que le iba a retirar el asilo cuando Francia se lo concedió) y no un oligarca corrupto ni nada parecido. Y oiréis hablar de él porque tiene un partido, faltaría más, democrático, faltaría más, cuyo cuartel general está… ¡en Ucrania!
En una sincronización perfecta, este tipo anunció con mucha antelación lo que se preparaba, aunque fue la embajada de EEUU en Kazajistán quien dio lugares, sitios, ciudades. No fue el 16, sí unos días después pero las mismas ciudades y sitios. Lo interesante es que esto ya no está en la página oficial de la embajada.
El gato de Cheshire ríe sabiendo lo que iba a pasar y haciendo alarde de ello. Aquí está el gato con uno de los conejos blancos, con uno de los protagonistas interno de todo el espectáculo.
Pero antes, hay otros que tal bailan. Todos los medios de propaganda están hablando ahora de que si Kazajistán es rico en petróleo, en uranio, en… Pero no de quién está explotando todo ello. Ejemplo: de las 13 empresas que explotan el uranio, 11 son extranjeras. De ellas las principales son dos británicas, y le siguen otras de Canadá y de EEUU. Vaya casualidad. En Kazajistán se dice que el país tiene dos capitales, y que una de ellas es Londres. No es extraño, o no debería serlo, que el inefable Tony Blair haya sido amigo, asesor y correveidile del anterior presidente kazajo, Nazarbayev, que ahora también está en el lío de los conejos blancos.
Y no debería serlo, tampoco, que en una de las ciudades broncas, Janaozen, donde se iniciaron las protestas ahora -y otras de años anteriores-, las orugas fumen y alucinen con vivir como «en Suecia o Noruega» (sic). Ya en 2011 hubo movilizaciones obreras en esta ciudad, reprimidas, con el aumento de los salarios -sobre todo en el sector petrolero- como principal reivindicación visible. Digo visible porque siempre hay cosas invisibles, como la lucha geopolítica y la lucha de clanes. Geopolítica porque la bronca comenzó cuando China y Kazajistán llegaron a un acuerdo de inversiones en el petróleo, precisamente y las huelgas empezaron en empresas petroleras chinas. Eso no quiere decir que los chinos no se comporten como cualquier otro capitalista, que lo hace. Pero la secuencia es, cuando menos, curiosa. Interna porque el tema de los clanes se ha multiplicado por mil desde la desaparición de la URSS en todas sus ex repúblicas. Entonces se aprovechó esta revuelta obrera para limpiar uno de esos clanes que estaba ligado al propio Nazarbayev porque era, ni más ni menos, que su yerno. Nazarbayev se cargó, figuradamente hablando, a su yerno por corrupto aprovechando la circunstancia. ¿Y dónde fue el yerno? Por supuesto que no a la cárcel, sino al exilio. A Gran Bretaña. Otro que tal baila. Cuando Nazarbayev dejó el poder en 2019, aparentemente, el yerno volvió a las andadas pero arropándose con un discurso que a ver si lo adivináis. Pues sí, el democrático, el de la libertad y esas cosas. Porque hay cosas que se venden muy bien en Occidente.
Ya tenemos a dos oligarcas peleando, aunque aparentemente con el mismo objetivo: la libertad.
Es por eso por lo que la revuelta kazaja prendió un poco más rápidamente y en varias ciudades a la vez. Pero ver en ello una coordinación es ver demasiado porque no es uno solo quien mueve los hilos, ni dentro ni fuera. Son varios los conejos blancos y cada uno con una estrategia diferente. Por eso esto me lleva a pensar que a lo que hemos asistido es más a una lucha de clanes que a otra cosa. Aunque hubo una renuncia de Nazarbayev como presidente en 2019, voluntaria, el poder real sigue en sus manos y su sucesor ha tenido pocas posibilidades de revertir la situación. Hasta ahora. Así, un motivo a aprentemente social y económico, como el aumento del precio del combustible, ha provocado una movilización si precedentes en el país. Si se tiene en cuenta que ya en 2011 hubo algo parecido y que se solucionó con purgas en los clanes, incluso dentro de un mismo clan, la pregunta que hay que hacerse es a quién beneficia.
Las demandas eran razonables y el gobierno de Tokayev, aunque reaccionó al principio como todos los gobiernos, a los pocos días cedió, planteando la dimisión de sus integrantes. Esto me recordó un poco a Ucrania antes del Maidán. Pero lo que pasó después me lo confirmó: fue otro Maidán. El mismo patrón porque en esas zonas el aparato de seguridad o se desintegró, o se pasó a los manifestantes o, simplemente, desapareció de escena. Pero los manifestantes aparecieron armados. Y parece que contaban con entrenamiento. Es por eso que se ha detenido al responsable de la seguridad bajo la acusación de «alta traición». Este tipo de llama Karim Massimov y sí, es quien a aparece en la foto anterior con el gato de Cheshire.
Igual soy un mal pensado, pero el paralelismo con Ucrania es más que evidente. Y es en Ucrania donde está el cuartel general de uno de los oligarcas exiliado. Que hubo orugas fumadas es obvio, ahí están los vídeos diciendo que la revuelta era para vivir «como en Suecia o Noruega». Que las 73 ONGs occidentales que hay operando en Kazajistán se sumaron, es obvio. Nunca ocultaron sus «apoyos a la sociedad civil y a los intentos de democratización». Un ejemplo de ello lo podéis ver aquí.
Tararí y Tarará, dos gemelos como Ucrania y Polonia, estaban aburridos tras el fracaso de Bielorrusia y ahora han encontrado un nuevo entretenimiento. Los mismos canales de internet y televisión que entonces apoyaron a Juanita Calamidad y los suyos lo están haciendo ahora en Kazajistán. Igual.
Pero siempre hay peros. Algunos clanes empezaron a mosquearse y a reposicionarse, sobre todo cuando el gobierno recurrió a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y Rusia entró en acción. Es entonces cuando todo se desmadra y la revuelta pasa a pogromo, especialmente en Almaty.
EEUU ya había avisado con antelación de lo que se preparaba, pero lo sorprendente fue Turquía agitando el discurso de «represión antiislamista». Con estos apoyos, la revuelta se fortaleció y se tomaron los edificios administrativos y demás. Pero ya la suerte estaba echada y la reina de corazones podía agitar el hacha (como en la reunión de hoy y de pasado mañana con Rusia sobre Ucrania), pero la cabeza rusa no se cortará.
La liebre, por su parte, ha visto que hay otra liebre corriendo por ahí y que se mueve mucho más rápido y con más efectividad. La inesperada entrada en escena de la OTSC ha sido determinante porque ninguno de los clanes en liza, excepto el que está en el poder, pensó siquiera que algo así podría producirse: no se hizo en Armenia ni en Bielorrusia, pero sí ahora. Mi pregunta es si esto fue consultado con China o no. Porque si China tuvo conocimiento de ello estamos en otra etapa de las relaciones geopolíticas, quiera o no Occidente. Ya no habrá más Ucranias, ni más golpes, ni revoluciones de colores, ni nada por el estilo en esa zona. Se está a un paso de la eliminación de Occidente de Asia Central. El zarpazo se ha oído en Bruselas. Seguro.
¿Los trabajadores? Kazajistán tiene una interesante historia de lucha obrera y que va más allá de la relatada de 2011, aunque es a partir de ahí cuando se multiplican y recorren todo este decenio llevando a la prohibición de sindicatos e, incluso, del Partido Comunista. Eso fue durante el mandato de Nazarbayev. Ya el año 2020 hubo huelgas en sectores industriales y petroleros, que se extendieron en el 2021 hasta las minas de oro. No obstante, la diferencia entre unas y otras es que en estas últimas hubo mucha menos represión, aunque la hubo.
¿Esos que querían vivir «como en Suecia o Noruega»? Es probable que el clan vencedor actúe dando una de cal y otra de arena, que rebaje precios en unas cosas y los suba en otras y ello acompañado con el paternalismo habitual (y ya se ha anunciado un fondo especial para apoyar a los niños) junto con un mayor control de los precios y una cierta apertura sindical. Y tal vez explique por la tele el auge de los neonazis en Suecia y Noruega, el racismo, la islamofobia y esas cosas.
Resumiendo: que ha habido una coordinación de fuerzas internas y externas es evidente. Que una lucha que puede haya tenido su origen en reivindicaciones populares y luchas obreras se ha desarrollado en un terreno muy diferente es real. Que en ese terreno los jugadores principales han sido los clanes es obvio, así como que cada clan ha buscado un apoyo diferente, en el Este o en el Oeste. No hay que olvidar, nunca, que las «revoluciones de colores» cuentan siempre, lo que se dice siempre, con cómplices locales. En estos momentos, mi gran pregunta es si se reconocerá o no, por su nombre, a los derrotados y si en ellos estará Nazarbayev o alguien vinculado con él.
Y, por cierto, Kazajistán dice que el laboratorio bioquímico que está financiado y co-gestinado por EEUU no ha sufrido daños ni se han producido fugas durante la revuelta. Excusatio non petita, accusatio manifesta. Imaginaos algo aprecido en China, la que se habría montado. O en Rusia. Por eso no me extrañaría que estos dos países hagan algo parecido acusando a EEUU de próximas epidemias.
(Publicado en el blog del autor, el 10 de enero de 2022)